El plan de Occidente para formar terroristas

Además de sostener el fanatismo islámico, Arabia Saudí no solo financia mezquitas funcionando en todo el mundo sino que es uno de los principales financistas del terrorismo.

Coincidiendo con EuroPol, cuyas investigaciones afirman que el terrorismo islámico suele reclutar jóvenes marginados muchas veces no musulmanes, el historiador David Rieff, nacido en Boston y especialista en terrorismo, asegura que en Europa los “jóvenes (inmigrantes y descendientes de inmigrantes) están muy enfadados y algunos son susceptibles de caer en las redes del Daesh (el Estado Islámico)… Se sienten impotentes porque no tienen poder económico ni cultural. Su única arma es la brutalidad”.

Así, los Estados occidentales crean el caldo de cultivo necesario para el terrorismo. Cuando el trabajo naturalmente sobre adunda -tantas viviendas, escuelas, etc., por hacer- crean desocupación imponiendo -vía el monopolio de la violencia- leyes laborales, como el salario mínimo que deja fuera del mercado “legal” a los que ganarían menos, y crean miseria con impuestos que son derivados hacía abajo por los empresarios, por ejemplo, bajando salarios o aumentando precios.

El proceso de formación de terroristas diseñado por Occidente incluye, además, el respaldo a gobiernos árabes -dando una pésima imagen moral al cambiar principios por dinero- que son los principales sostenedores ideológicos y materiales del extremismo. El régimen de Arabia Saudita rivaliza con el Estado Islámico salvo que no decapitan ni queman por TV. Según The Independent el recientemente fallecido “rey” saudí emitió el decreto número 44. "…estas recientes leyes convierten casi cualquier expresión crítica o asociación independiente en delitos de terrorismo", según Human Rights Watch.

Para el régimen guardián de los lugares santos de La Meca y Medina -único gobierno árabe sin relaciones con el Vaticano- y por ello paradigma para los 1.300 millones de musulmanes, es un “mandato de Dios” que no se permita la presencia de ninguna otra religión -ni sus símbolos- en la tierra donde nació el islam. La policía religiosa (la mutawa) suele hacer redadas en domicilios privados buscando crucifijos y biblias. Las mujeres son auténticas esclavas que no pueden ni conducir. Cuentan que la reina de Inglaterra en 1987, deliberadamente, llevó al entonces príncipe saudí a recorrer Balmoral en un auto ¡conducido por ella misma! Para escándalo del oligarca.

Además de ser el principal sostenedor del fanatismo islámico, Arabia Saudí no solo financia mezquitas funcionando en todo el mundo sino que es uno de los principales financistas del terrorismo. Wikileaks reveló un cable de Hillary Clinton donde asegura que "Aunque los saudíes se toman muy en serio la amenaza del terrorismo interno, ha sido un continuo reto convencer a sus funcionarios para que aborden la financiación terrorista que emana de Arabia Saudí". Luego aprobaron una “ley antiterrorista” que, por cierto, no se cumple.

Pero Occidente, por petróleo y armas, ha enviado a sus jefes de Estado, empezando por Obama, para ofrecer sus condolencias por la muerte del tirano Abdalá Bin Abdelaziz al Saud y presentar sus respetos al nuevo “monarca”, Salmanpara. En lugar de dejar caer a esta tiranía inmoral y más débil que nunca por la baja en el precio del barril. El último presupuesto prevé altos niveles de gastos y un déficit de US$ 38.600 millones, el mayor de su historia, para intentar aplacar posibles revueltas con prebendas a los jóvenes que requieren empleo y están acostumbrados a recibir subsidios.

Miembro del Consejo Asesor del Center on Global Prosperity, de Oakland, California.

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