Si a mí me dicen

Si a mí me dicen que en Colombia hay un grupo subversivo desde hace más de cincuenta años y que con él se está negociando para conseguir la paz, yo apoyaría ese proceso.

Si a mí me dicen que ese grupo guerrillero, terrorista, reclutador de niños, narcotraficante, sembrador de minas antipersonal suspendió esas actividades desde hace varios meses como una muestra de voluntad de paz, con todo mi entusiasmo apoyo esas conversaciones y hasta sería capaz de darle un abrazo al presidente.

Hasta ahí les han informado a los mandatarios de todos los países del mundo y con mayor razón a quienes hicieron parte de la cumbre de Panamá. Por eso el apoyo, no tan fuerte como se esperaba, pero al fin y al cabo apoyo.

Pero si me dicen por fuera de Colombia y no soy colombiano, que quedan otros grupos subversivos, narcotraficantes, destructores de pueblos, secuestradores como son las bandas criminales, el Eln y otros grupos que no participan en las conversaciones de paz, mi entusiasmo rebaja, ya mi abrazo se debilita.

Si me agregan que la tregua se mezcla con asalto a los pueblos, con asesinatos de soldados en el departamento del Cauca, en el departamento del Huila, en Ituango, Antioquia, donde asesinaron dos soldados y dejaron otros heridos, cae mucho más mi entusiasmo inicial. Ahora diez soldados asesinados en el Cauca y más de veinte heridos.

Si me informan mejor, por ejemplo, que encontraron un barco con material de guerra para los que decretaron la tregua y estos siguen matando campesinos, policías y soldados, mi apoyo a las conversaciones se va al suelo y señalo a quien me hizo caer en el ridículo del apoyo y lo tildo de falso.

Si a lo anterior le agregan que Juanpa (como le gusta que le digamos) suspendió los bombardeos a los campamentos de todos los guerrilleros, inicialmente por un mes, para ver cómo se comportaban, y a pesar de los asaltos, de los asesinatos, de las bombas antipersonal, prorrogó la orden de no bombardear por un mes más, lo llamaría traidor a la patria.

Si a lo anterior me agregan que los insurgentes no entregarán las armas, que no pagarán un solo día de cárcel, que no habrá reparación a las víctimas, que les asignarán unos territorios donde podrán cultivar lo que quieran, que el ejército será disminuido y dedicado a cuidar las fronteras y que participarán en el Congreso sin someterse a una votación democrática, pienso que a Colombia no hay nada que la salve.

Me llamó la atención el ensayo que hizo Juanpa (como le gusta que le digamos) cuando posaban para la foto de los participantes en la Cumbre de Panamá. Miró a su vecino Raúl Castro que hacía el saludo del comunismo, con la mano izquierda y el puño cerrado, nuestro presidente hizo lo mismo, con algo de timidez sí, pero lo hizo como para mostrarnos hacia dónde nos lleva.

Maradona vino para participar en el juego por la paz y terminó con violencia, dando patadas a todo el que se le arrimaba, como para advertirnos de lo que ocurrirá después del juego por la paz en La Habana.

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