En el largo plazo estaremos muertos

En una famosa expresión crítica a la economía neoclásica, John Maynard Keynes, uno de los más representativos líderes de la economía en la humanidad, afirmó que en el “largo plazo todos estaremos muertos”. Hoy sabemos que el largo plazo se construye en economía si y solo si adecuadamente administramos la política macroeconómica de la coyuntura.

En el caso de la economía colombiana son ya varios los mensajes de alerta de la administración de ese corto plazo. No es solo la cascada de revisiones a la baja de la tasa de crecimiento al PIB en cabeza de varios expertos, agencias, organismos internacionales o banqueros. Se trata también de la frecuencia con que aparecen mensajes y expresiones sobre el PIB como desaceleración, ralentización, aterrizaje, moderación del crecimiento o bombillos amarillos. Todos estos mensajes hablan de un crecimiento que bordeará el 3% y para muchos empieza a estar más probablemente por debajo de dicho valor.

Sin embargo, hechos más recientes dejan preocupaciones adicionales no sólo para el presente, sino para el futuro próximo. Es muy preocupante que compañías tan tradicionales como Mondelez (que produce marcas conocidas como Chiclets Adams, Trident, Sparkies, Certs, entre otras), Bayer, Mazda, y otras del sector minero y de hidrocarburos, entre muchas más, tomen la decisión de abandonar el país. El impacto de esto en las regiones, en el empleo local, en la generación de ingresos fiscales nacionales y territoriales, aparte de otros impactos, es importante y además un mal mensaje de lo que estamos haciendo en materia de desarrollo empresarial, aparte de algunas de las medidas económicas que hemos ido adoptando. En solo cuatro de estas compañías podemos estar perdiendo más de 3.000 empleos directos, aparte de miles indirectos y de poder estar dejando familias enteras en momentos difíciles.

Algunos, como en el caso de las que se han trasladado a México, les achacan el problema a los TLC, en el sentido de que, aprovechando los beneficios arancelarios, algunas empresas están produciendo desde dicho país y exportando al nuestro. Otros preferirán decir que estos casos son menores, que no tienen mayor efecto en la economía y que al final de cuentas estamos creciendo por encima de muchos otros países de la región.

Y de pronto ambos pueden tener una razón parcial, pero ninguno está llegando al meollo del problema. Si para un empresario está siendo más atractivo producir desde otra nación y exportar a Colombia en lugar de hacerlo aquí, es porque seguimos acumulando fuentes gigantescas de baja competitividad. Seguimos teniendo costos logísticos, de infraestructura y de energía que son de los más altos del mundo. Seguimos presentando problemas de capacitación y formación en competencias técnicas y tecnológicas que hacen que más de un 50% de los empresarios no le encuentren valor agregado al talento humano de nivel técnico que reciben, y seguimos teniendo una mala infraestructura.

Pero peor aún, en la incoherencia de políticas, adoptamos la estrategia de volver más gravosa la dinámica productiva en el país al inventarnos impuestos tan absurdos y antitécnicos como el de patrimonio, o el cuatro por mil, o al elevar sin medida los impuestos locales o territoriales.

Todo esto me hace pensar que da la sensación de que la política productiva del país parece orientada a “patear la lonchera”, es decir, como si fuese propósito ahuyentar empresarios e inversión extranjera del país, por la vía de más costos y más impuestos. Esto no es nada distinto que la explicación al indigno honor de ser una de las naciones con la tasa efectiva de tributación más alta de América Latina, y con una proporción de tributos pagados en relación con el PIB de los más bajos de la región. Como quien dice, los poquitos que pagan, que paguen hasta que se vayan o se aburran.

Al paso que vamos, en el largo plazo todos vamos a estar muertos, a punta de los desaciertos fiscales y de excesos de costos no competitivos (y falta de acciones eficaces para reducirlos) al sector productivo en el corto plazo.

¿Será posible que nos demos cuenta a tiempo que sin un sector productivo fortalecido es imposible generar más empleo, más crecimiento y más desarrollo?

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