Primero el mercado del Fiscal

Esta es una farsa judicial que no cambia nada en el país, y solo ahondará la desproporción de penas.

Condenaron a 7 años al exsecretario Bernardo Moreno y a la ex-DAS María del Pilar Hurtado, a 14, por la acción criminal de hostigamiento, persecución y montajes.

Conducta muy grave. No comparable con los crímenes de lesa humanidad de ‘Timochenko’, ‘Iván Márquez’, ‘Pablo Catatumbo’ y demás, quienes en poco tiempo se estarán abanicando en sus colonias agrícolas.

Es evidente el propósito de cercar a Álvaro Uribe. Ya está el Fiscal, coadyuvado increíblemente por el ministro de Justicia, Yesid Reyes, de quien esperaba más personalidad, proponiendo en el Congreso rebajar la pena a personas ya condenadas si aceptan colaborar con la Fiscalía. Es decir, si Hurtado denigra contra Uribe, se irá para su casa. Eso empeorará en el país la fábrica de testigos, ya no para colaborar con la justicia, sino para reducir su condena efectiva.

En cambio, debo confesar que me impresionan la situación del médico y exministro Diego Palacio, al que no le dieron casa por cárcel porque seguramente no habló contra Uribe, y la de sus compañeros Sabas y Velásquez, condenados a siete años de reclusión por haber cedido al chantaje de Yidis a cambio de dádivas burocráticas.

Todo esto es una hipocresía. No va a cambiar la estructura del poder en Colombia, basada en el clientelismo. El Congreso desde hace un siglo funciona con el chantaje. Y la gobernabilidad de un presidente depende de su generosidad burocrática.

Gobierno que no ha utilizado esa estructura de poder miente y se habría caído. Pero por la persecución a Uribe, tratándose de su reelección, lo elevaron a rango de cárcel. Y por razones políticas y no jurídicas, terminó siendo mucho más grave que pasar cualquier otra reforma de la Constitución de antes (incluidos derechos fundamentales), con condenas aterradoras por lo desproporcionadas.

A veces, ese que se ha dado por llamar “computador de Palacio” lo maneja el Secretario del Presidente, o se lo entregan al Ministro del Interior o al de Hacienda. Por eso le he pedido públicamente al de turno, Mauricio Cárdenas, que me envíe la lista del DPS, del Fondo de Adaptación, de Coldeportes, de Invías, congresista por congresista a los que les han entregado cupos indicativos (‘mermelada’), no por cariño, sino para que funcionen. Sigo esperando su respuesta. Semejantes penas por una conducta que se ha tolerado siempre y que, todo parece indicar, se seguirá tolerando, porque así está estructurado el sistema político colombiano, es una farsa judicial que no va a cambiar nada en el país. Solo ahondará en la desproporción de las penas contra la gravedad de los delitos.

Pero quizás el mejor ejemplo de estos argumentos es el incidente de esta semana de la “funcionaria de enlace” dela Fiscalía en el Congreso, una Olga Claros, que logró cambiar a última hora el voto de varios congresistas a punta de pedirles auxilio para el mercado de su jefe.

Aquí, el asunto es más grave. Sabas trabajó en la reelección del presidente Uribe con el arma de la seducción. A nombre del Fiscal, la señora Claros usó no solo la seducción de Sabas con la nómina de casi 30.000 cargos de la Fiscalía, sino implícitamente la coacción de la entidad que penaliza las conductas en Colombia. El objetivo era no permitir que en la reforma del equilibrio de poderes se consagrara la inhabilidad que impediría que durante cinco años luego de dejar su cargo de Fiscal, el ciudadano Eduardo Montealegre Lynett (igual para los ciudadanos exmagistrados de las cortes) pueda ganarse la vida litigando frente a la poderosa institución que hoy dirige. Eso es sano. Resulta repugnante ver a algunos exfiscales y exmagistrados contratados hoy para la defensa de los peores hampones que persiguieron, como el exfiscal Iguarán moviendo los lazos que dejaron en la institución.

Por eso digo que todo es hipócrita. Ni qué decir de la aprobación de una reforma dizque de “saneamiento” de poderes, que lleva incluida la condición de que le quede al Fiscal… plata para el mercado.

Entre tanto… Pardo debería sentarse con Peñalosa a discutir cuál de los dos se va a sacrificar a favor de Bogotá.

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