El caos de la salud en Colombia

El señor Jaime Arias, exministro de salud y actual presidente de la Asociación Colombiana de Empresas de Medicina Integral –Acemi- alertó al país en la entrevista que le concedió al señor Fernando Londoño en su programa radial, La Hora de la Verdad, el pasado 9 de julio, sobre la parálisis que ya se está presentando en el sector de la salud, ocasionando el cierre de numerosos hospitales por la falta de recursos. Espero no tergiversar sus declaraciones al respecto.

La historia comienza, para Arias, por allá en 1993, cuando se expidió la Ley 100 de tal año para crear el sistema de seguridad social de Colombia. En ese momento tan solo el 20% de los colombianos se beneficiaba del ISS, hoy contribuye o se subsidia el 96%. El sistema funcionó en forma aceptable para una lista de enfermedades sencillas, hasta cuando en 2004 convirtió, una Corte Constitucional inconsecuente la salud en un derecho fundamental.

Hace poco, las mayorías de Santos en el Congreso, también sin consultar con la realidad económica del país, declararon la salud como un derecho absoluto y sin limitaciones para demandar fondos del erario público. Esta ley estatutaria, de exuberante tropicalismo, se aprobó en febrero pasado, y estableció un POS casi infinito, con pretensiones de país rico.

De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud –OMS- sumaron 530 dólares corrientes en 2014 los gastos en salud y por cabeza de un colombiano, gastos tanto públicos como privados. Los de un inglés, el país reconocido por poseer el mejor sistema de salud del mundo, alcanzaron los 3.600 dólares/año. Un chileno, 1.200 dólares por cabeza/año. Un mexicano, 670 dólares/año. Un estadounidense 9.200 dólares/año. Un peruano, 360 dólares/año.

Estos mismos gastos en salud como porcentaje del PIB fueron para: Colombia 6,8%; Reino Unido 9,1%; Chile 7,7%; México 6,2%; Estados Unidos 17,1%; Perú 5,3%. Conclusión: no debimos instaurar un derecho fundamental y absoluto sin dinero para garantizarlo, en un mundo donde los costos de la tecnología médica avanzada se tornan inalcanzables para los países pobres.

El Fosyga -explicó Arias- es una bolsa común donde se concentran todos los escasos recursos de la salud. El Fosyga les paga a las EPS y estas a su vez les pagan directamente a los hospitales –IPS- o por intermedio de algunos municipios. Pero como se han elevado tanto los costos de los tratamientos NO POS y de las tutelas administradas por abogados ignorantes en los temas médicos, casi todas las EPS y los hospitales están al borde de una quiebra sin precedentes.

Cuando le preguntó Londoño a Arias sobre el monto del déficit, contestó el segundo que no se sabía exactamente, que se hablaba de 5 a 14 billones de pesos por año. Que estudios serios de Fedesarrollo lo estimaban entre el 1 y el 1,5% del PIB, es decir, entre 8 y 12 billones de pesos por año. El déficit de Colombia en 2016 se avecinará a los $30 billones de los de doce ceros.

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