El parto de la paz asistido por el pesimismo, la criptonita de Gallup y el efecto supermán

La realidad planteada en el título de este escrito, me ha llevado a considerar UNA REORIENTACIÓN DEL PROCESO DE PAZ EN CUANTO A SU METODOLOGÍA DE SUPERVISIÓN Y DIVULGACIÓN por los siguientes motivos. No hay garantía de que quienes nos informan sobre el proceso tengan la capacidad de transmitir una verdad creíble de lo que acontece, pues el proceso se basa en una gratuita confianza en los negociadores, MAS NO EN UNA VERIFICACIÓN OPORTUNA DE LO QUE NEGOCIAN. Me referiré a uno de los muchos ejemplos POR LOS SUPUESTOS IMPLÍCITOS QUE DESFIGURAN LA VERDAD DE CÓMO VIVIMOS ESE PROCESO. En La Habana no hay un proceso de negociación, sino una confusión de palabreros que otros llaman payasada Y YO EQUIPARO A UN PARTO DIFÍCIL, con comadrona desgastada. Veamos.

Una negociación de paz sería, supuestamente, una acción COLABORATIVA , como lo es un parto, que buscaría lograr el bienestar tanto de combatientes como de la sociedad civil y el niño que está por nacer. Pero no ha sido así, porque las Farc han planteado desde un comienzo una negociación COMPETITIVA en la que pretenden lograr sus objetivos a expensas de los intereses esenciales del país; o sea, la madre parturienta. A su vez, el Gobierno y el Presidente han mantenido un tono SUBORDINADO (como lo comprobó personalmente en la entrevista con Claudia Gurisatti en RCN del mediodía el 07.15.15) con el propósito de evitar confrontaciones en la mesa de parto; pero si lo que dice el dicho es verdad, en el sentido de que ‘el tono hace la canción,’ se percibe entonces que el tal TONO CORRESPONDE EN REALIDAD AL TIPO de negociación, o intervención, que se está llevando a cabo. Mala cosa.

Por ese motivo, la falta de una política o ACTITUD adecuada por parte del gobierno, o un instrumento para que juzguemos lo que en realidad ocurre, más las acciones delirantes de las Farc, han producido el resultado conocido: una inmensa mayoría no respalda el proceso. Para que lo contrario se produzca debe haber PRUEBAS POSITIVAS en una permanente comunicación dialógica entre las Farc y su base, o el gobierno y la comunidad nacional; comunicación CONOCIDA POR TODOS buscando así relacionar a los miembros de la sociedad con los alzados que se ven afectados, contribuyendo al posible y futuro bien común de asociados e insertados mediante pruebas claras de fines legítimos, no mediante descalificaciones, ocultamientos, agendas secretas de la toma del poder, etc. De esa forma la integración y el perdón se darían desde un conocimiento real de parte de todos, como un proceso natural de conocimiento mutuo, y no mediante discursos y propaganda que nadie cree. Pero, por otra parte, deberíamos preguntarnos si es eso también lo que quieren las Farc.

En este momento el proceso se va a continuar porque Santos CREE en la voluntad de paz de las Farc, pero una inmensa mayoría piensa lo contrario. Pero si múltiples expertos pudieran estudiar el contenido ideológico de lo que proponen de manera espontánea en la mesa, SU RÉCORD CRIMINAL Y JUDICIAL, el lenguaje corporal, verbal, actitudinal, de los negociadores farianos y sus actuaciones, en los términos profesionales de la PSIQUIATRÍA FORENSE, Santos y la opinión pública tendrían certezas de si mienten o no, SU CAPACIDAD DELICTÓGENA Y PELIGROSIDAD, ADEMÁS DEL PRONÓSTICO DE CUMPLIMIENTO DE CONDUCTAS NORMALES EN UN NUEVO ESCENARIO LLAMADO POSTCONFLICTO. ¿Qué método podría facilitar los elementos de juicio correcto o bien informado, tanto a legos como expertos, para producir un resultado deseable en cuanto a DECISIÓN POLÍTICA informada? El Instituto de Medicina Legal podría orientarnos.

Por otra parte, en el Comunicado Conjunto N° 55 de julio 12 de 2015 leemos: “El Gobierno Nacional y las FARC-EP intensificarán, sobre la base de un cronograma, la implementación de medidas de construcción de confianza.” Si eso es verdad, La transmisión directa por TV como parte de un OBSERVATORIO PARA LOS DIÁLOGOS COMO ORIENTADOR DE LA OPINIÓN, BASADO EN EL CONOCIMIENTO DE EXPERTOS, REDUNDARÍA EN LA CONSTRUCCIÓN DE CONFIANZA. Hago esta pregunta: ¿Por qué en La Habana se ha pactado “el acceso a mecanismos de difusión para hacer visible la labor y la opinión de las organizaciones y movimientos sociales, que incluyan espacios en los canales y emisoras de interés público,” pero un pacto con un grupo terrorista no se considera de interés público negándosele a la opinión del país la visibilización de los diálogos, visibilización que sí se le daría a los intereses de las Farc? ¿A quién le tendrían que responder los participantes? Tanto a sus patrocinadores políticos o grupos de interés como al inmenso público quienes tendrían la oportunidad de estudiar y analizar lo que ven. Con ese conocimiento abierto y analizado ¿sería Santos penalmente responsable de continuar con una política irreal sin tener en cuenta los posibles dictámenes forenses sobre el proceso? No habría cuentos. Las críticas e interpretaciones podrían ser confrontadas con los actos reales. Habría claridad y por lo tanto credibilidad para tomar decisiones difíciles. Con esa supervisión permanente de los afectados, con exigencias de rendición de cuentas diarias, SE APRESURARÍAN los implicados a prepararse para encontrar soluciones; sabríamos con certeza quiénes son los negociadores, qué se negocia y cómo; tendríamos oportunidad de intervenir a tiempo como sociedad, etc. Lo triste es que la autoimportancia de los negociadores, los esquemas internacionales, los temores infundados, les impide ver que se invierten más elementos de coherencia y evaluación en el arbitraje real de un partido de fútbol, EN CUALQUIER DEBATE POLÍTICO, o en la normal administración de justicia, que en el arbitraje que definiría el futuro de la sociedad porque se escogió negociar en secreto, en medio de un conflicto, sin supervisión pública por TV que costaría menos, cuyos resultados serían garantizados por la falta de engaños y suspicacias, al tiempo que sería más corto el proceso y la sociedad tendría VOCEROS no INTÉRPRETES de su destino. No habría excusa para la indiferencia, ni componendas del presidente o las Farc; habría confrontación y pruebas entre lo discutido y lo finalmente escrito, etc. En este momento dependemos de la ‘buena voluntad’ de lo que quieran difundir los principales medios, y de la acuciosa investigación de algunos blogueros, ignorando todos la complejidad de los intercambios entre diferentes reuniones, subcomisiones, discusión en la mesa, agenda explícita o discreta, etc. y sin ninguna CAPACIDAD PARA FORMARNOS UN JUICIO CRÍTICO, INFORMADO, MADURO de lo que realmente sucede.

Si comparamos escenarios similares vemos que para la garantía de la imparcialidad y justicia en la decisión judicial que define el destino de un individuo se cuenta con un sistema estructurado de verificaciones, pruebas, oportunidades. Pero para la decisión del destino de un país sólo se cuenta con el supuesto leal saber y entender de los negociadores. Creo que la tecnología podría suplir esa falencia y Santos no tendría que restregarnos el sacrificio de su supuesto costo político, ni Hochschild pretender fungir como garante, cuando se le ven otras intenciones, porque los únicos responsables del éxito o fracaso del Proceso serían los miembros de una sociedad indiferente o comprometida, no la ONU, ni la sociedad internacional, o las cajas de resonancia.

En el escenario anterior, Fabricio Hochschild quien es el Coordinador Residente de Naciones Unidas en Colombia publicó el 7 de julio de 2015 en El Tiempo su columna “El pesimismo es la ‘criptonita’ del proceso”, que es obviamente una burla a nuestro derecho informado de ser pesimistas, emulando algún comentario de Santos en un foro sobre economía. Confunde Hochschild ficción con realidad porque el pesimismo es una programación genética de una variante del gen ADRA2b, por lo que, los que la tienen, viven los momentos que suponen una carga emocional negativa CON MÁS INTENSIDAD QUE EL RESTO. Eso no quiere decir que nieguen la realidad como lo hace nuestro hombre de la ONU.

No sé si Santos y Hochschild sean extraterrestres camuflados procedentes de la patria de Supermán para que sientan los efectos de una radioactividad verde que no existe en la tabla periódica de nuestro pobre planeta, sino en las filas del Polo; o si son hijos desconocidos de Supermán, que sería buenísimo, pues éstos sólo pueden usar los superpoderes cuando están asustados o amenazados. Ya Santos empezó a utilizar el superpoder del twíter, y Hochschild se tendrá que esmerar por presentar una verdad más creíble en sus columnas de acuerdo con la complejidad de lo que ocurre en La Habana y el país.

En ese escenario nos piden que perdonemos. Yo puedo hacerlo si mi agresor no tiene arma blanca, roja, de tiros, lenguaraz o diplomática. ¿Pero cómo puedo hacerlo si me deja sin agua, contamina, mata a mi gente, y nada le pasa a ese agresor? Esa contradicción de mis líderes moralistas, comentaristas de ocasión, o dirigente presidencial que lo admite como normal, me tira de cabeza al pesimismo; entonces lo mío no es de genética, sino de lógica de supervivencia, pues a uno le provoca salir corriendo con semejante disparate.

El señor Hochschild no se ha dado cuenta que los acuerdos logrados son como una bicicleta estática, que pedalean con la lengua, pero cuyo capacidad real de ‘avanzar’ está por verse; son un diseño, un sueño, una esperanza, que algunos perciben, con razón, como pesadilla porque todos los días, el edificio real del país es destruido, confundido, manipulado. Por otra parte, la disminución significativa de secuestros, el desplazamiento, los muertos y heridos, que él le atribuye ingenua o maliciosamente a los diálogos, no serían consecuencia del innegable esfuerzo habanero, ni de una mejor conciencia de las Farc, sino de la eficacia de la policía y la pilera del ejército; además, hay estadísticas y testimonios que lo desmienten, comenzando por él mismo cuando dice: “Sabemos que es difícil tener esperanza cuando el proceso NO PRODUCE AVANCES SUFICIENTES para nutrir la confianza…” Entonces ¿avanza o no avanza, señor Hochschild? Ahora miremos los diferentes tipos de ‘criptonita’ que manejan Gallup y Napoleón Franco que pueden leerse como optimismo o pesimismo; sufrimiento o dolor.

ESTADO DE ÁNIMO DEL PAÍS. Nos pregunta Gallup: En general, ¿cree usted que las cosas en Colombia están mejorando o empeorando? La criptonita roja (indicación negativa del estado de ánimo del país según la encuesta) se mantuvo por encima de la verde (indicación positiva) a lo largo de los gobiernos de Gaviria, Samper, Pastrana y se disparó la diáspora colombiana cuando el pico negativo de percepción más alto fue del 84%; después empezó a descender con el rompimiento de conversaciones en El Caguán. Con Uribe se cambiaron los papeles y el ESTADO DE ÁNIMO POSITIVO del país se mantuvo dominante durante sus dos períodos, siendo el pico más alto durante la Operación Jaque con un 79%. Solo el 14% pensaba que el país estaba mal. Esa tendencia positiva se mantuvo hasta septiembre del 2010 (comienzos del Gobierno Santos), viene descendiendo, y no ha vuelto a levantar cabeza. Si los diálogos comenzaron en Octubre de 2012 y el negativismo comenzó en el 2010, el negativismo no está relacionado con el acontecer habanero, sino con algo más: el accionar de la guerrilla y EL ESPÍRITU Y ESTILO del Gobierno Santos como se puede ver en la tabla respectiva de la encuesta. Entonces, la pregunta es: ¿Por qué se dio ese incremento de la actividad guerrillra, si estaban casi derrotadas y a qué se debió ese cambio de ánimo, señor Hochschild? Lo mismo ocurre con el narcotráfico. En el gobierno Uribe la tendencia positiva de combatirlo y obtener resultados se mantuvo permanentemente, pero esa realidad se reversa con el gobierno Santos.

LA IMAGEN DE LOS PRESIDENTES QUE INCIDE EN EL ESTADO DE ÁNIMO DEL PAÍS. Uribe comenzó con un 58 % de favorabilidad y salió con un 75%. Montado en los hombros de Uribe, Santos comenzó con un 82% de favorabilidad, nunca sobrepasó ese punto por su cuenta, y ha ido descendiendo. Hoy está en el 21%. Lo anterior causa dolor y sufrimiento que son el corazón del pesimismo.

LA ESTRUCTURA DEL DOLOR Y EL SUFRIMIENTO. Napoleón Franco nos orienta sobre la paciencia, el escapismo y contradicciones de los colombianos en su encuesta publicada por la Revista Credencial de julio, edición 344. Los grupos ilegales han afectado a uno de cada 10 encuestados quien ha sufrido daño emocional, físico, laboral, político, al patrimonio, ante lo cual el 82% sintió mucha rabia. El 62% ha querido OLVIDAR Y DEJAR PASAR LAS COSAS, pero según los sicólogos no es la mejor forma de solucionar la ofensa o compensar el daño. La prueba es que al 55% le sería muy difícil volver a establecer relaciones con esa persona, si no hay arrepentimiento, pide perdón, compensa el daño hecho, económica y emocionalmente, pagando una pena proporcional (62%), con garantías de que no volverá a ocurrir para lo cual no se ha inventado un modelo de verificación, que sepamos, como sí se va a emplear en el acuerdo iraní. Y aquí está lo preocupante: El 55% favorecería que se firmara CUALQUIER acuerdo con tal de que haya paz, es decir, sería un ACUERDO DESESPERADO , en contravía de cómo deben ser los verdaderos acuerdos de paz: ESPERANZADORES, porque el 63% no respaldaría una Constituyente para que las Farc propusieran cambios al Estado, NI EL 71% LE DARÍA AL PRESIDENTE PODERES PARA QUE DECIDIERA QUÉ HACER CON LAS FARC. Por esas razones y las arriba expuestas, el 60% cree que el proceso debería acabarse, señor Hochschild.

CONCLUSIÓN. No son los de la derecha los que quieren acabar el proceso; es la ESTRUCTURA DEL DOLOR Y LA HUMILLACIÓN la que lo hace, por lo que la gente prefiere la EUTANASIA LENTA de la guerra ante la IMPOSIBILIDAD de curar la enfermedad de las Farc, a las buenas. ¿Cuál es la diagnosis de esa enfermedad? La inmensa mayoría de los colombianos desconocen que los negociadores de las Farc están entrenados en la dura escuela de negociación soviética que con ciertas variaciones es la misma que utilizan los sindicalistas de izquierda, pero que al final fracasa.

Miremos ahora estos factores claves para desentrañar el lío de La Habana. A las Farc les hubiera ido mejor negociar la paz con Uribe. Ya pasó esa oportunidad y el próximo presidente no creo que sea tan idiota. Veamos.

Ante la pregunta: ¿Está usted de acuerdo / o en desacuerdo con sacrificar parte de la justicia para tratar de negociar la paz? Desde septiembre del 2006 hasta febrero del 2009 la gente favoreció la idea. ¿Por qué? Por la buena imagen de Uribe que inspiraba confianza POR SU FORTALEZA COMO DIRIGENTE , lo que también era garantía para las Farc en cuanto a honrar los compromisos. Hoy las Farc desconfían de la burguesía que les puede hacer conejo, dicen; pero no reconocen que la causa es el daño y el dolor que continúan generando, como corresponde a la esperada conducta sociopática. La tendencia se mantuvo oscilando hasta febrero de 2012 cuando la gente se empezó a oponer ANTES DE QUE SE DIERA A CONOCER EL INCIO DE DIÁLOGOS, PERO CUANDO LA GUERRILLA HABÍA ARRECIADO ACCIONES TERRORISTAS y la imagen de Santos estaba a la baja.

Veamos entonces la contradicción: la gente quiere la paz, pero el socio de mentalidad soviética y terrorista no es confiable. Sin embargo, tenemos la posibilidad muy real, si presionamos en los lugares adecuados, y asumimos el poner a ese socio peligroso en cintura, o eliminarlo. Recordemos que la amenaza real es parte de su manera de negociar, de ver la vida. ¿Cómo se le pone en cintura porque la aniquilación no es moralmente aceptable para nosotros, pero para ellos sí? Si vemos la paradoja, 99% que rechazan a las Farc hemos sido divididos por el Presidente Santos con la manipulación de una promesa sobre la paz, y mediante el motete de ‘enemigos’ de la paz, en remplazo de críticos, censores, comentaristas duros, fiscalizadores, árbitros, etc. Podríamos neutralizar a las Farc con unidad nacional alrededor de una justicia limpia y operante, dispuesta a perseguir al terrorismo y un respaldo total a la mano dura del ejército y la policía, sin persecución judicial para los que combaten, y denunciando o eliminando los focos de corrupción dentro de las FF AA, los organismos judiciales e institucionales que le puedan dar apoyo a la guerrilla. Y, desde luego, combatiendo la fuente de financiación: el narcotráfico. Es decir, que no tenemos que esperar 25 años para acabar con la guerrilla como dice Santos sin presentar pruebas.

Prueba de la unidad propuesta es que algo debió ocurrir con las bombas a Porvenir para que en una semana capturaran a 15 terroristas y ahora el Fiscal diga que prepara un dossier contra el Secretariado y las Farc por sus crímenes de lesa humanidad que sumados llegarían a 110.400 expedientes, que se conozcan. Es decir, que la ‘farcpolítca’ ofrece un amplio menú que el Fiscal General se tenía guardadito, según lo reporta: ‘En aras de la paz no es posible pactar un modelo de impunidad.’ (El Tiempo, Julio 12/15) lo cual está en abierta contradicción cuando el mismo Montealegre dijo: “si el precio de la paz que debemos pagar los colombianos es que los insurgentes no paguen con cárcel sus crímenes, habrá que pagarlo” y “la Constitución actual permite penas alternativas diferentes a privación de la libertad, aun para los casos de graves violaciones a derechos humanos. “ según Rafael Nieto Loaiza El Colombiano, Medellín 17 de mayo de 2015, declaración que desmintió Santos en entrevista radial con la W el 13 de julio de 2015, a las 7:15 a.m., pues el Tratado de Roma no lo permitiría al ser Colombia signataria. Por lo anterior, soy un ‘pesimista’ sobre la paz porque estoy bien informado; es decir, soy realista; no por cuestiones genéticas. ¿O será que las Farc, como Santos, están afectadas por el Efecto Supermán?

Veamos de qué se trata. Un grupo de psicólogos que afirman que las poses de poder como las de Supermán, no expresan solamente poder, sino que inducen la sensación de confianza en quienes las realizan, eligieron personas para hacerlas aullar como orangutanes, rugir y mostrar los dientes como King Kong, o emular la pose de algún héroe griego, como Apolo Márquez. Posteriormente, los investigadores tomaron muestras de saliva de los participantes para medir sus niveles de testosterona y cortisol. Ambas hormonas aumentaron luego de las poses de poder, y los participantes se sintieron más “confiados” y “poderosos”. Pero esa vaina no puede neutralizar las bombas de criptonita de la FAC, ni los secuestros, extorsiones, asesinatos selectivos, o el terrorismo.

Ese es el lío de conducir una guerra insurgente o convencional, o un proceso de paz con las Farc, el ELN, el gobierno o las BACRIM dependiendo de cómo se siente el responsable de la decisión, o cómo interpreta las leyes y la Constitución, pero desconociendo cómo y por qué se sienten como se sienten los otros por esos actos, que forman parte de un contexto realista que puede requerir un liderazgo excepcional, no necesariamente diplomático, gerencial, guerrerista o insurgente, sino uno que inspire a un país, o a los seguidores; un liderazgo en el que se debe hacer y decir lo justo y efectivo, en el momento adecuado, para el bien mayor, incluyendo la expresión ‘me equivoqué’ para tener el respaldo incondicional en las buenas y en las malas. Es decir se necesita un liderazgo patriótico, de humildad, agallas y sabiduría, respaldado por una política de comunicación eficaz.

No creo que las Farc tengan ese liderazgo y el de Santos, Jaramillo o De la Calle no ha producido los resultados esperados. ¿Hora de barajar de nuevo o apague y vámonos dentro de cuatro meses porque esto no se arregla con GESTOS?

En vista de lo anterior y contrario a lo que dice Hochschild, necesitamos UNA REORIENTACIÓN DEL PROCESO CON VERIFICACIÓN OPORTUNA DE LO QUE SE NEGOCIA, como se expone en el quinto párrafo de este escrito, para acabar con la desconfianza. Santos se equivocó con Mandela cuando le aceptó el concejo de pararle bolas solamente a lo que se dijera en la mesa, según lo afirmó en la entrevista radial. Y también se equivocó cuando no evaluó por qué tendría un alto costo político para él y de posible desesperanza para el país, como se lo dijeron los empresarios y asesores. ¿Por qué?

Santos generó desconfianza al haberle negado al país que en secreto negociaba con las Farc; porque CUANDO UN PROCESO SE LLEVA A CABO EN SECRETO, se producen cuatro situaciones o riesgos ineludibles, ya que esas realidades no siempre van a coincidir, produciendo un costo político y el respectivo desencanto para el país. Las situaciones o imágenes que no cuadran son: lo que tanto las Farc como el gobierno desean dar a entender, el efecto que desean producir o lo que quieren creer (efecto Supermán) que en este caso ha sido contradictorio; la imagen real del proceso que sólo Santos y los de la mesa conocen; la imagen percibida o manipulada y el resultado real o verdadero. En esa situación, para producir un resultado deseable, se habría requerido una buena política de comunicación del proceso que hubiera buscado la armonía entre las tres realidades causales procurando que se identificaran, mediante un esfuerzo de comunicación unificado desde la mesa, evitando así que la imagen que se comunica no corresponda con la realidad o que el Proceso sea percibido de un modo equívoco y que la percepción no coincida con la realidad, lo que iría en contra de los dos negociadores.

Esa es la situación presente. ¿Tendrán la capacidad, como Don Quijote, de desfacer los entuertos que han causado y explicárselo al señor Hochschild? ¿O será que los entuertos de la paz se sufren antes, durante y después del parto? De ser así la comadrona valiente que es el pueblo colombiano se está volviendo vieja, y ese habanero feto díscolo pretende que saque fuerzas la madre, estando enferma de tanto pujar, recibiendo además agravios, mentiras y sandeces que duelen más que pegarle a la madre parturienta o parir un hijo que se esfuerza por llegar al mundo… al revés.Como para dar alaridos.

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