Ajuste muy doloroso

La subida del precio del dólar a más de $3.100 pesos, al cierre del viernes pasado, es, en otras razones, una consecuencia del déficit de cuenta corriente de la balanza de pagos (un 7 por ciento del PIB) cifra que es percibida por el mercado como insostenible y que, por lo tanto, requiere un ajuste.

Para explorar las opciones de política que tienen nuestras autoridades, entonces, es crucial comprender qué significa dicho déficit. Como tantas otras cosas en la vida, un hecho particular es reflejo y consecuencia de múltiples determinaciones. Así, un déficit en la cuenta corriente se puede expresar o definir en cuatro formas diferentes. En primer lugar, es igual a balanza comercial (exportaciones menos importaciones) más transferencias netas de utilidades y pagos de intereses por parte de las empresas y del Gobierno; segundo, es también igual a la diferencia del gasto total de la economía sobre su ingreso; tercero, es equivalente al exceso de la inversión sobre el ahorro nacional. Y cuarto, es igual a la suma del déficit público más el déficit del sector privado.

Hasta ahora, la discusión de política pública se ha centrado básicamente en dos áreas. Primero, en el efecto auto correctivo que la devaluación tendrá en el mismo déficit al estimular mayores exportaciones y hacer más caras las importaciones. Esto es cierto, pero el ajuste no será automático y tomará tiempo porque las decisiones de inversión de los sectores transables no dependen solo de la tasa de cambio sino de muchas otras variables, como las tasas de impuestos, que han subido a los mayores niveles de América Latina. Por otro lado, el estímulo neto de la devaluación sobre los sectores transables se disipa en alguna medida por el componente importando de los bienes de capital e insumos de muchos sectores.

La segunda área de argumentación por parte de las autoridades ha sido la regla fiscal con la tesis que ella permite que el déficit del Gobierno suba hasta un 4 % del PIB. Infortunadamente, esta característica de la regla fiscal, que puede ser una bondad en otras circunstancias, no ayuda en la actual coyuntura. Porque, según la cuarta definición arriba expuesta, un mayor déficit fiscal no mejora, sino, por el contrario, deteriora el déficit en cuenta corriente de la balanza de pagos.

Si estamos de acuerdo que un déficit tan grande de cuenta corriente es insostenible en el tiempo, entonces el Gobierno debería reducir su gasto o incrementar su ahorro, o las dos cosas, de acuerdo a las definiciones arriba presentadas. Porque, si, por el contrario, lo que va a hacer es incrementar su déficit, lo que realmente está diciendo es que va a forzar a que el ajuste lo haga el sector privado. Para poner un ejemplo, digamos que el déficit en cuenta corriente hay que reducirlo en 4 puntos, para que quede en un 3 % del PIB, nivel que podría ser sostenible en el tiempo. Si el déficit delGobierno va a subir en un punto, esto querría decir que el resto de la economía tendrá que ajustarse en unos 5 puntos del PIB, incrementado su ahorro o reduciendo su inversión, o las dos cosas.

Un ajuste de estas dimensiones sería realmente devastador para el crecimiento y el empleo. Por estas razones, el Gobierno debería disminuir su déficit reduciendo el gasto y ayudar, así, al inevitable ajuste macroeconómico.

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