El elefante desapercibido de Unasur

El elefante es el animal terrestre de mayor tamaño. Su hábitat natural es el África al sur del Sahara, Loxodonta Africana, y el Asia, Elephas Maximus. Un elefante africano puede alcanzar una altura de 4 metros y un peso de 6350 kilogramos. El gran tamaño constituye uno de sus rasgos predominantes. Por esa razón, resulta poco verosímil pretender que se ignora la presencia de un elefante al interior de un recinto. Ése fue el reproche que el Arzobispo Primado de Colombia le hizo a un político inescrupuloso que sostenía que el ingreso de dineros del narcotráfico para financiar su campaña electoral había ocurrido a sus espaldas.

El paquidermo inadvertido en la sede de Unasur es la demolición del Estado de Derecho que el régimen bolivariano adelanta en Venezuela. En forma sistemática, se están eliminando los fundamentos de la democracia liberal: separación de poderes; alternabilidad en el gobierno; rendición de cuentas; justicia independiente; propiedad privada; libertad de prensa; y economía de mercado. A los dirigentes políticos disidentes, se les encarcela. A los periódicos de oposición, se les restringe la disponibilidad de papel. A las manifestaciones populares de inconformidad, se les reprime con despliegues inusitados de violencia.

El régimen ha producido un caos económico que ha puesto al país al borde de la insolvencia y la disolución social. La exasperación causada por la mayor inflación del mundo y el desabastecimiento, se está manifestando en saqueos de la población a los supermercados. Por lo demás, hay indicios de que esta situación empieza a ser insostenible. Si bien la fecha de un eventual colapso es impredecible, las apuestas por la longevidad de la revolución bolivariana son cada vez más escasas.

No sería razonable suponer que los miembros de Unasur desconocen una realidad que ha sido denunciada por la Unión Europea, la Internacional Socialista y numerosos expresidentes democráticos. El hecho de que los atropellos a las libertades individuales en Venezuela pasen inadvertidos por los voceros de Unasur tiene otra explicación. La denominada revolución bolivariana cuenta con la solidaridad ideológica de los gobiernos de Argentina, Bolivia, Brasil, Ecuador y Uruguay. Al parecer, tienen un acuerdo tácito para legitimar el autoritarismo cuando éste se ejerce en nombre de un proyecto revolucionario.

Esta constelación de fuerzas políticas tiene un carácter transitorio. Depende de lo que Hugo Chávez denominaba el eje Caracas-Brasilia- Buenos Aires. La política exterior de Argentina puede cambiar en el próximo gobierno. La complicidad de Brasil se explica por una anomalía. Los gobiernos del PT le delegaron a Marco Aurelio García, compañero de viaje de las FARC, las relaciones con América Latina. Este esquema diplomático es inapropiado para una nación que desea ser percibida como una gran potencia.

Los acontecimientos se encargarán de relegar a la noche del olvido las vacilaciones de Unasur. Pero una entidad regional que guarda silencio mientras el régimen venezolano atenta contra los valores democráticos proclama su propia irrelevancia a la vez que coloca en tela de juicio su razón de ser.

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