Las formas de la política

Hay que preguntarse si el resurgimiento de algunos partidos se debe a sus postulados y doctrina o a los mecanismos del Estado clientelista. Gobierno habla de paz, y guerrilla responde matando.

Así como para los colombianos es un rito acudir a las urnas para elegir sus gobernantes, también es un rito escuchar al día siguiente de los comicios los cantos de victoria de los partidos políticos.

Ayer al finalizar la tarde, quien entonó el parte de victoria fue el propio presidente de la República. Para Juan Manuel Santos, las elecciones del domingo fueron un espaldarazo a la paz y a la Unidad Nacional, que agrupa a los partidos que lo apoyan en el Congreso. Dijo el presidente que sus mayorías no solo se consolidaron, sino que crecieron.

Era completamente previsible tal lectura. De hecho, casi todos los resultados posibles darían pie para que el gobierno lo tomara como un espaldarazo a sus propósitos de llevar adelante su agenda de diálogos incluso por el camino de los atajos constitucionales que muy pronto le aprobarán esos mismos partidos ganadores de las elecciones regionales. Y máxime cuando los resultados del opositor Centro Democrático quedaron lejos de lo que eran sus metas.

El partido Liberal asegura que se convirtió en la primera fuerza electoral de Colombia. Ganaron 10 gobernaciones (de 32) y en otras ocho integran la coalición triunfante.

Cambio Radical, el partido de Germán Vargas Lleras, aunque hoy dirigido con fluctuaciones por Rodrigo Lara, obtuvo resultados electorales favorables a las aspiraciones presidenciales del primero. Su actividad como vicepresidente y como ministro de facto de Transporte y Vivienda, el grato papel político de aparecer solo entregando obras, le ha dado resultados tangibles en votos. Y, como decía el candidato a gobernador del Cesar, Francisco Ovalle, ser “amigo del dueño de la chequera” en un país como el nuestro es tener el camino pavimentado hacia el poder político.

Precisamente de allí surge una de las preguntas de estos comicios: si el fortalecimientos de partidos como el liberal o Cambio Radical se debe a la adhesión a unos postulados, a una forma de gobierno o a una identificación con principios, o surge (o resurge, en el caso liberal) por la mejor utilización de los mecanismos del Estado clientelista.

Un elemento para dar la respuesta lo dio Antioquia, precisamente: ni en uno solo de los municipios donde se han construido parques educativos, programa bandera del gobernador Sergio Fajardo, ganó el candidato de “Antioquia la más educada”. ¿Qué alimenta las preferencias electorales de nuestros municipios y de sus líderes cívicos? El debate queda abierto, en el que hay que mirar el contraste entre el voto independiente de las grandes capitales y el de los departamentos.

Finalmente, no podríamos dejar de lado la necesaria condena a la nueva masacre de ayer contra 11 soldados y un policía, en Boyacá. Mientras el país habla de política y los partidos se frotan las manos pensando en puestos públicos, las Fuerzas Armadas siguen poniendo su cuota de sangre. El gobierno atribuye la matanza al Eln. Habitantes de la zona (Güicán de la Sierra) dijeron a este diario que allá siempre ha delinquido el frente 38 de las Farc. Los uniformados custodiaban los votos y material electoral de la jornada del domingo. Es decir, uno de los pilares del Estado de Derecho custodiaba una manifestación de la democracia (el voto), mientras que quienes hoy son buscados con ansia por el Gobierno para que se dignen aceptar el diálogo responden con balas y muerte. ¿Dónde quedará el recuerdo de estos muchachos cuando sus verdugos muten su feroz ropaje y nos sean presentados oficialmente como adalides de la paz?.

Share on facebook
Facebook
Share on google
Google+
Share on twitter
Twitter
Share on linkedin
LinkedIn

Buscar

Facebook

Ingresar