Referendo sí, plebiscito no

En el muy querido pueblo de San Jerónimo, tierra de Alejandro Sierra y don Emiliano Suescún, hubo un alcalde, producto de una de tantas intentonas por hacer la paz en las que después de “echarse bala con los bandidos” el gobierno decidía recibir un par de escopetas viejas y perdonarles a los guerrilleros. De paso les encimaba uno que otro nombramiento. El alcalde era un señor Rodríguez, que era más conocido como “Arracacho” y había perseguido conservadores bajo las órdenes del Capitán Franco, famoso guerrillero liberal de Urrao.

En cierta ocasión fui con Alberto Velásquez Martínez a San Jerónimo y en la casa de nuestro amigo Joaquín Villa Jiménez, gran poeta sopetranero, se nos apareció “Arracacho”, que supo de la presencia de Alberto para saludarlo, pues Velásquez era el gerente de Coomunicipios.

–Señor alcalde, dijo Alberto, lo invito a que nos acompañe a nuestra Asamblea General de la Cooperativa de Municipalidades, la semana entrante.

–“No dotor, yo no puedo ir porque tengo el carriel rompido”. Fue la respuesta de “Arracacho”.

¡Qué esperanzas! La tierra de Óscar Aguirre, de Eduardo Álvarez Suescún, Juan Manuel del Corral y con un alcalde maltratando el idioma de esa manera. Pero ya sabemos lo que le pasó a Bogotá con los cuatro años de Petro. Otro guerrillero, que si bien no maltrata tanto el español, a Bogotá la dejó acabada.

En el cuento ceremonial y saboreado de “Rafinche”, en Quebrada Seca, Sopetrán, “Santo Sabe más que el Rey”, nos decía el narrador que “palabra de Rey no puede faltar”. Por eso teníamos la creencia de que por haberlo dicho el señor presidente, que todo lo que se pactara en las conversaciones de La Habana sería “consultado con el pueblo y sometido a su aprobación”. Entendemos que una consulta con el pueblo consiste en que “el pueblo se entere de qué es lo que se está negociando en La Habana para saber qué es lo que va a aprobar”. Hasta ahora no sabemos cuántos puntos han discutido y cuántos se han aprobado, pues las versiones del gobierno son bien distintas a las que dicen los representantes de las Farc. Ni las fechas que se han fijado para la aprobación de los acuerdos son iguales, pues cuando el presidente Santos habla de marzo del 2016, “Timochenco”, “Santrich”, “Álape” o cualquiera otro de sus secuaces, opinan que las fechas no se han definido. Coincidimos con el gobierno en que no se puede convocar una “constituyente”, porque con la que tuvimos en 1991, casi nos cambian la lengua por un alpargate. Mire que cambiar “En el nombre de Dios, fuente de toda autoridad”, porque la autoridad es del pueblo y ahora los Cantinflas colombianos, señores Roy Barreras y Benedetti le quieren “mamar gallo” al pueblo, poniéndolo a responder que si quiere la paz o no la quiere, aprobando con un sí, lo que se han demorado tres años, entre tabaco y ron, discutiendo gobierno y bandidos y con el umbral que les dio la gana. Apoyamos un referendo. Plebiscito, nunca. Se los hundimos.

ÑAPA. El aguinaldo 2015 para Antioquia de Fajardo fue dejarnos en el puesto 16 en educación, en el 18 en Calidad de Vida y con los licores vendidos hasta el mes de octubre del 2016. Esperemos que la Procuraduría nos traiga en enero el regalo de reyes. La semana entrante no habrá Jus Gentium. Me quedé en Miami en el Black Friday.

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