Sobre pájaros y cocodrilos

Estación Sequía (o sertao, o desierto provocado), pero no a consecuencia del clima ni de la regularidad del caudal de aguas sino de la destrucción permanente que hacen del ambiente los negocios multinacionales y nacionales de la minería, la hotelería de turismo, el encarecimiento de tierras por paso de infraestructura, la pesca indebida en los ríos, la tala desmesurada de los bosques y los ministerios a cargo de gente que no se sabe qué entienden por la tarea que ejecutan y así firman cada permiso sin enterarse (o sabiendo) del daño que permiten. Y esto que pasa no es una invención de ecologistas, término que algunos quieren igualar con locura, sino una evidencia cada vez mayor y la razón que no queremos ver la dan las aves, los peces, los pequeños animales y otros como los cocodrilos, caimanes (si todavía existen, pues la babilla ya es un plato gourmet), culebras y demás seres que han ido desapareciendo a consecuencia de la destrucción de su hábitat, que también es el nuestro.

Desde los tiempos antiguos, los animales le han enseñado al hombre sobre los peligros que se avecinan. Basta ver las crónicas de Plinio el Viejo en Roma y los Bestiarios medievales para tener un recuento del aprendizaje a partir de abejas, lombrices, cuervos, caballos, gallinas, arañas, perros y gatos. Estos, que son organismos vivos y que requieren de las mismas proteínas y vitaminas que nosotros, que beben agua para existir y necesitan del aire como elemento vital (además de prestar servicios como la polinización, fertilización, uso del tiempo y búsqueda de humedales), cada vez que actúan están dando una señal, sea de tiempos buenos que se aproximan o de enrarecimientos del ambiente. Buena parte de la sabiduría de los campesinos ha sido entender a los animales, no para amaestrarlos sino para aprenderles.

En muchas partes de la tierra, donde las explotaciones del territorio son desmesuradas, los pájaros y las abejas comienzan a desaparecer. Los primeros porque el agua y sus alimentos han sido contaminados o ya no existen, y las segundas porque han detectado radiaciones dañinas (cosa que también perciben las lombrices) y entonces emigran o se suicidan, igual que sucedió en Chernóbil antes de que explotara el reactor nuclear. Y se podrá decir que esto que digo es producto de tanta lectura de ciencia ficción y pseudo-ciencia (este siempre es el argumento de los que dañan el hábitat), pero la certeza son los índices de desaparición de especies necesarias en la cadena de la vida: aves, saurios (cocodrilos), insectos polinizadores, crustáceos. Y si desaparecen, son el prólogo a nuestra desaparición, así soñemos que no.

Acotación: Dice la leyenda que cuando Rómulo y Remo fundaron a Roma, fueron los pájaros quienes les indicaron el sitio. Los egipcios usaban el cocodrilo como buscador de aguas mansas, limpias y propicias a una buena vegetación que diera techo, producción de herramientas de madera y verduras. Y nosotros, que supuestamente sabemos más, ni idea de que si hay animales hay vida….

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