Hecha la trampa, desmontada la trampa

En un país en que los problemas se conocen tarde, como en Reficar, y en el que los pirómanos de la corrupción se camuflan ahora de bomberos, es grato informar que mediante el uso de la ley sí se pueden evitar incendios a tiempo.

Presionados por la demanda por nulidad contra el acuerdo 015 de 2014, aprobado por el Consejo Municipal de La Calera (Cundinamarca), este cabildo desmontó su autorización dada al alcalde para contratar un perjudicial “crédito con proveedores” por valor de $26.754 millones y que hubiera empeñando el impuesto de industria y comercio de los próximos veinte años, cuando el total de los ingresos corrientes del municipio apenas llegó a $19.000 millones el año pasado, tal y como se describió en este columna el 26 de junio de 2015.

Aunque este conato de incendio fiscal local se apagó a tiempo, en otros varios municipios se puede prender el fuego ya que, ante el desplome de las regalías, acudirán a maniobras de endeudamiento tramposas para evadir la Ley 359 de 1997, que limitó la irresponsable práctica de gastarse hoy el dinero de vigencias fiscales futuras que superan el período del gobernante de turno, práctica que en los años noventa desembocó en quiebras regionales y problemas en la banca privada, que terminó sufriendo por el no pago de estos créditos.

En el caso de La Calera, llama la atención que el Ministerio de Hacienda expidiera certificación de cumplimiento de la Ley 359 antes del endeudamiento, pero no certificó cómo quedarían los indicadores de solvencia después de contratado el crédito, evidenciando mal manejo técnico o hasta corrupción.

En momentos como el actual, donde soplan vientos de recesión mundial y en el que Colombia se encamina a una crisis fiscal sin comparación en nuestra historia, no podemos quedarnos en las fantasías oficiales de orden nacional, descuidando lo que pasa en cada una de las regiones por cuenta de sus cabildos y asambleas.

Propuestas tramposas como la que se logró ahogar en La Calera se multiplicarán en todo el país y es necesario detectarlas y frenarlas, para que, como en el caso de Reficar, no lloremos sobre la leche derramada, o en las obras de 4G este desfalco no se repita.

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