Cambiar de estrategia

No paran las malas noticias para el país.

La improvisación y la falta de planeación del displicente equipo de gobierno, le están pasando una cuenta de cobro muy alta a la gestión del presidente Juan Manuel Santos.

En Palacio, en vez de admitir los errores, aceptar las criticas y acoger los consejos de quienes durante estos cinco años hemos deseado que a este gobierno le vaya bien, se han dedicado al chisme, las intrigas y a la persecución. La terquedad y soberbia impregnada en esas funcionarias, le están causado mucho daño al gobierno y al país.

No hay mañana que despertemos sin una mala noticia o una desacertada decisión por parte de nuestros funcionarios públicos. Obviamente, esta racha de hechos le ocurren al presidente Santos, por andar mal rodeado y muy mal aconsejado. Como van las cosas, puede terminar peor que Petro, el fiscal Montealegre o Electricaribe. Los campeones del desprestigio en Colombia.

Este es el único país del mundo donde los malos resultados de los funcionarios públicos y los actos de corrupción son premiados. Hemos llegado a un grado de descomposición pública tan alto, que hasta los juicios de responsabilidad fiscal y disciplinario son cuestionados por el gobierno.

Ni que hablar del Congreso de la República. En ese recinto la mermelada acabó con los debates de control político. En las Altas Cortes, las sentencias siguen generando muchas polémicas y desconcierto en la sociedad. Esta semana, por ejemplo, a los violadores de niños se les aprobó reducción de sus condenas y a los “jíbaros”, la legalización de las ventas de drogas en cualquier sitio público. Por poco -gracias al Procurador Alejandro Ordoñez-, aprueban la disparatada idea de la ministra de Educación, de enseñarle a los niños de preescolar y primaria, clases de sexo.

Dios quiera, que en esta Semana Santa, tanto el presidente Santos, como los Congresistas y Magistrados de las Altas Cortes, se tomen un tiempo para reflexionar sobre este mal ambiente que está viviendo el país por culpa de estas decisiones y la guerra de egos y poder que se está dando entre ellos. El país no aguanta más funcionarios públicos investidos de poder, abusando de él. Es hora de encontrar una salida jurídica que ataje estas extralimitaciones. La paciencia de los colombianos se esta agotando y seria lamentable que el país vuelva a las tenebrosas épocas del pasado.

Que bueno seria para esta Nación, tener a sus tres líneas de poderes (Ejecutivo, Legislativo y Judicial) trabajando unidos en una política de fortalecimiento de nuestras instituciones democráticas, en un sistema de justicia severo contra la corrupción y en una nueva Ley de equilibrio de poderes. El proceso de meritocracia que el presidente Santos ha anunciado para escoger el próximo fiscal, no resuelve el problema del abuso de poder. El Fiscal, Montealegre, tiene todos los méritos profesionales para dicho cargo, el tema es de honestidad e integridad. Otro descache de sus concejeros. Cuando las cosas no están saliendo bien, es mejor cambiar de estrategia…Y de coequiperos.

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