La Habana: punto seguido

¿Por qué hay muy baja confianza en el resultado de los diálogos con las Farc, no obstante la enorme cantidad de propaganda oficial en la TV y en los discursos del Presidente? Porque existen puntos cenagosos en el borrador y misterios en el conocimiento de los resultados. Nos van a sorprender pronto con el decreto del cese bilateral del fuego, que ya rige en la práctica, y con la dejación de las armas (algunas armas) y la concentración de tropas, pero luego de la firma del acuerdo.

La opinión pública, sin embargo, debe saber que tenemos temas semiolvidados que han quedado en el camino y están debajo de las piedras.

1. El delito político. Lo contempla nuestra legislación todavía y cubre el acto de rebelión y otros que le son concomitantes como el porte de armas. Las Farc y la señora Clara López, hoy Ministra de Trabajo, dicen que el delito político se extiende a “CASI” todas violaciones de las normas del Código Penal colombiano, por lo tanto va desde el homicidio, pasando por el secuestro hasta el narcotráfico.
2. La condición de víctimas de la guerrilla. Según las Farc ellas son víctimas del sistema, del régimen democrático, por lo tanto son iguales a quienes los han padecido y en vez de reparar a los afectados por sus crímenes, los guerrilleros deben ser reparados por el Estado.
3. Las Farc y la justicia. Como el gobierno de Santos los ha calificado como un interlocutor igual al Estado, con países amigos que los ayudan o respaldan, las Farc aceptan un tipo especial de juzgamiento al cual deben comparecer todos los dirigentes políticos, gremiales y militares que hayan tenido que ver con el conflicto. Para un mejor equilibrio del proceso judicial, en el Tribunal especial de Paz estarán varios magistrados extranjeros.
4. Cualesquiera que sean las sentencias para los dirigentes farianos, no habrá pena que implique estar intramuros, es decir una cárcel. Todavía no sabemos cuántos años de condena máxima o mínima quedarán pactados en leyes nuevas, pues la única que rige en la actualidad es la Ley de Justicia y Paz, 975 de 2005, cuyas penas aplicadas van de cinco a ocho años intramurales.
5.- Las Farc exigen la extinción de lo que ellos llaman paramilitarismo y que el gobierno denomina Grupos Armados Organizados –GAO-. Aquí existe una grave contradicción puesto que las Farc, que no han suspendido las hostilidades, sino el fuego contra la Fuerza Pública, continúan extorsionando a los propietarios y empresarios agrícolas, a las empresas mineras etc. Estos delitos alientan la “legítima defensa” allí donde no volvió la autoridad competente y siguen controlados por los frentes guerrilleros. Esto es un germen latente de violencia que mina el porvenir de la paz santista. Es tal la fuga de confianza ante la pasividad gubernamental que los francotiradores de las Farc continúan dando de baja a policías, sin que tenga efectos en La Habana ni en Bogotá.
6.- Del tema tierras es difícil hablar. Es un tierrero lo que muestra el escenario, pues el solo aspecto de la restitución es un volcán de intereses justos y de tramposos a la vez.

El asuntomás notable es el cambio de las Farc que apuntaron siempre hacia una Asamblea Nacional Constituyente, donde obtendrían por generosidad de Santos y De La Calle una tercera parte de los constituyentes. El objetivo de esta Constituyente era darle efectividad y consolidación a los acuerdos de paz que se lograran en La Habana. Pero ahora su apoyo es a la herencia judicial del Fiscal saliente, cuyo nombre asusta a los demócratas, y que consiste darle al acuerdo que se firme con Santos la calidad de Tratado especial, según la arbitraria interpretación de las normas de Ginebra 1949, que incorporarían el acuerdo automáticamente al bloque constitucional. Como la ley tiene la hermenéutica de los jueces, el Magistrado ponente de la inspirada,  nunca bien alabada demanda del magister de magísteres montealegrinos, el docto Jorge Iván Palacio, egresado de la Universidad Autónoma Latinoamericana de Medallo, convocó a las Farc para que den su opinión acerca del tema.

Con esta salida no habrá necesidad del plebiscito ni de Constituyente ni de nada. La Corte hará su corte de faena y se llevará de cachos la Constitución y la participación ciudadana en el remate final de la paz santista. Dios los cría, la demanda los junta y el pueblo les queda debiendo su apostasía.

Share on facebook
Facebook
Share on google
Google+
Share on twitter
Twitter
Share on linkedin
LinkedIn

Buscar

Facebook

Ingresar