Maleducados

La ministra de Educación, Gina María Parody, y sus funcionarios están mintiendo. Y lo peor es que ellos lo saben. Acá van las pruebas.

La bancada de senadores del Partido Liberal presentó en agosto de 2014 el proyecto de ley 54 de 2014 de Senado y 250 de 2015 en Cámara, por el cual se propone crear el Sistema Nacional para la Seguridad Alimentaria y Nutricional (SINSAN), y la Agencia Nacional de Seguridad Alimentaria, entre otras disposiciones.

Un valioso proyecto.

Por su parte, la semana pasada, el ministerio de Educación propuso al Congreso de la República otro proyecto de ley “por el cual se regula el Programa de Alimentación Escolar, se crea la Agencia Nacional para la Alimentación Escolar, y se modifican disposiciones orgánicas referentes a la utilización de recursos destinados a la alimentación escolar” (Ver Proyecto de Ley del Ministerio de Educación).

Inmediatamente, la senadora liberal Sofía Gaviria envió una carta a la ministra Parody estableciendo que el proyecto de ley propuesto por ella “presentaba coincidencias textuales en la mayoría de su articulado con el contenido y sentido de las disposiciones del proyecto de ley 54 de 2014” (Ver Carta de la bancada liberal).

Gravísimo.

Rápidamente y sin mucho análisis a profundidad, el Ministerio emitió un comunicado rechazando las acusaciones de un supuesto plagio en el proyecto de ley para alimentación escolar argumentando que son dos proyectos diferentes.

Según el Ministerio, no existe plagio porque el objeto del proyecto de ley de la senadora Gaviria apunta a crear un sistema que garantice la seguridad alimentaria y nutricional de la población, en particular de las mujeres en estado de embarazo, los desplazados, las víctimas de violencia y del conflicto armado, mientras que el proyecto del Ministerio de Educación está orientado a regular el Programa de Alimentación Escolar–PAE, focalizado en los estudiantes de transición, primaria y bachillerato. (Ver Comunicado Mineducación).

Además, en un bonito video realizado exclusivamente para despejar cualquier duda, el viceministro de Educación, Víctor Saavedra, explicó que no hay plagio porque ambos proyectos se basan en el artículo 50 de la Ley 489 de 1998 que señala los aspectos que debe contener un proyecto con el que se pretende crear una agencia. (Ver Minuto 1:47 de ¿Dónde está el plagio?, pregunta el Ministerio de Educación).

Y aunque el Ministerio admite que en algunos apartes de ambos proyectos hay coincidencias de redacción, justifican que esto se debe a que la estructura de la agencia de la senadora y la del Ministerio tienen como referencia la de la Agencia Nacional de Minería que fue creada por el decreto 4134 de 2011”.

No nos crean tan pendejos.

El artículo 50 de la ley que cita el viceministro para justificarse tiene nueve párrafos de los cuales seis hacen parte de un listado con títulos o aspectos que debe tener la estructura orgánica de un organismo o entidad de administrativa. Nada más. (Ver página 12 de la Ley 489 de 1998).

Por su parte, el decreto 4134 de 2011 no tiene ninguna similitud en redacción o estructura con ninguno de los dos proyectos de ley mencionados. Aunque el decreto plantea la estructura de una agencia de control, no se puede concluir que el proyecto de ley de la bancada liberal, o el del ministerio, sean basados en ese documento. (Ver Decreto 4134 del 3 de noviembre de 2011).

Finalmente, que tengan objetos distintos es irrelevante para determinar si existe plagio o no. Según la Real Academia Española, el plagio posee dos características: 1. la copia total o parcial no autorizada de una obra ajena y 2. la presentación de la copia como obra original propia, suplantando al autor verdadero. Acá se dan los dos elementos.

Una lectura de los dos documentos deja ver que sí existió el plagio y que hay más de 60 fragmentos que son apartados transcritos de manera literal o con pequeños cambios. Por ejemplo, los nombres de las agencias o los modos y tiempos verbales de algunas palabras.

Pero esto no es sólo mi opinión. Es también la conclusión del grupo de juristas del Senado de la sección de Leyes, que después de examen estableció que “no solamente existen coincidencias de redacción, sino que existe identidad de causa” (Ver Sí hay plagio de Mineducación en proyecto de ley).

Y el análisis no es solo subjetivo. Una herramienta tecnológica permite hoy en día comparar dos textos y determinar cuántas palabras diferentes hay y qué porcentaje de similitud tienen los textos. Este es un estudio cuantitativo y el resultado fue contundente: más del 87 por ciento del contenido de estos documentos es idéntico.

Vergonzoso.

Principalmente porque seguir dando excusas regulares de cómo pasó esto en vez de enfocarse en cómo no va a volver a pasar, deja a todo el Ministerio en una situación muy débil y vulnerable.

La educación no blinda a nadie de cometer un error. No. Pero sí obliga a las personas a que se hagan las correcciones pertinentes y, sobre todo, se pidan las disculpas necesarias cuando se demuestra la equivocación. Ese es el ejemplo que debería dar la ministra de Educación.

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