Se hartaron de mermelada

Es tanta la mermelada que se han tragado Serpa y su corte, que ya cualquier dosis que se les dé, resulta insuficiente para su glotonería. No les llena Santos el estómago de basilisco dándoles potes de toda clase de sabores. Y de contera se enfurecen con el presidente por su larvada inclinación de favorecer las ambiciones de Vargas Lleras, en contra de otras aspiraciones, salidas del eje Gaviria-Serpa.

Serpa dice que la Unidad Nacional está haciendo agua. Y desafía a Vargas Lleras para que abandone la Vicepresidencia y se lance a la campaña sin tocar más el presupuesto nacional. “Patos al agua”, exclama, repitiendo la frase del expresidente Lleras Restrepo. No quiere más a Vargas poniendo ladrillos y primeras piedras para dar comienzo a las llamadas Autopistas de la Prosperidad. Adivina Serpa que con cemento y acero se llevan más votos a las urnas que aplicando una justicia y un orden público en un país que poco tiene de lo uno y de lo otro.

En medio de esta rebeldía por la dosis de mermelada que se les da a los tragones de la burocracia nacional, se olvida lo que puede pasar en el Ministerio de Trabajo con la designación de la izquierdista del Chicó, Clara López, nombrada sin el apoyo político de su partido, el Polo. Al negárselo, la dejan en el limbo al notificar que esa colectividad no abandonará la oposición. Claro que la historia política colombiana está plagada de estos ejemplos, pero que dado el desprestigio de los partidos, su falta de jerarquías y de coherencia, la ausencia de sanciones disciplinarias, se acomodan en los gabinetes como simples lentejos.

El nombramiento de Clara López nos trae a la memoria el de María Elena de Crovo, en época de López Michelsen. La una como la otra en el Ministerio de Trabajo. Más preparada sí aquella que esta. Pero el populismo sigue vigente en tan difícil cartera.

La Crovo tuvo la osadía de promover en el Congreso una reforma laboral que contemplaba la huelga indefinida y remunerada. Y ahí fue Troya. La Andi, cuando tenía personalidad y valor, glosó con abundancia de argumentos la inconveniencia de este proyecto demagógico. López montó en cólera. Rompió relaciones con la Andi, presidida entonces por Fabio Echeverri, y abrió hostilidades. El país nacional acompañó a Echeverri y el proyecto se hundió. Había conciencia y carácter, y unos gremios sólidos y respetables, cualidades bastante escasas hoy en día.

¿Qué hará Clara López, del mismo corte populista de la señora De Crovo, con la reforma pensional, el regreso a las horas extras y el cumplimiento de una de las muchas promesas ignoradas por Santos de bajar del 12 al 4 % el aporte a la salud de los pensionados? ¿Tendrá el apoyo franco del presidente para cumplir estas justas propuestas? ¿Qué dirán estos gremios débiles y vacilantes? ¿De dónde se sacarán los recursos para proveer esos gastos y tapar esos faltantes en medio de una situación fiscal de penuria?

Creemos que cuando el sol va cayendo sobre las espaldas del gobernante, sus rayos pueden ser tan ardientes que terminen por quemarlo.

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