Ganó Montealegre

Mientras tanto, en la Fiscalía interina el vicefiscal encargado nombra y desnombra.

Tengo gran respeto por la presidenta de la Corte Suprema, la magistrada Margarita Cabello Blanco. Vimos por la TV sus esfuerzos por hacer unas audiencias ordenadas con los candidatos a Fiscal. Pero el procedimiento de la votación no fue claro, y cuando las cosas son complicadas tienden a volverse sospechosas.

¿Por qué la Corte no pudo elegir Fiscal el jueves? O porque no tenían ninguna intención de elegir el jueves. O porque el reglamento contiene una fórmula engorrosa de votación que dificulta mucho las mayorías posibles. O porque había algunos interesados en dilatar esa elección hasta lo máximo.

Total, de las 8 votaciones de la Corte para elegir Fiscal el jueves pasado solo hubo un ganador: el exfiscal Montealegre, y seguirá ganando mientras prolongue la interinidad de su pupilo.

Porque en todas las modalidades de votación (juntos, revueltos, separados) ganó siempre Néstor Humberto Martínez, pero no logró sin embargo los 16 votos necesarios para ser elegido. Llegó a 13, mientras los votos en blanco, que llegaron en una de las votaciones a 15, se pasearon como quisieron de candidato en candidato, o regresaban a su blancura si se corría “el riesgo” de que se juntaran 16.

El sistema de votación, establecido por el reglamento interno de la Corte, ha permitido cosas institucionalmente delicadas. Que Margarita Cabello no pudiera ser Fiscal con 14 votos, pero Vivian Morales sí, con los mismos 14 votos. Y que Colombia tuviera un fiscal interino durante un año y medio, a punta de utilizar el sistema de bloquear la votación.

Me da miedo que aquí quieran hacer lo mismo. Los magistrados, imbuidos de unas funciones electorales que son más propias de los políticos, hacen pura politiquería de pueblo y aplazan 15 días más –ya llevamos 3 meses en el proceso– la votación que no lograron hacer el jueves.

Pero su deber no es solo votar, es elegir. Es una obligación constitucional que tienen y no un favor que nos hacen. Hay tres candidatos muy buenos, todos elegibles, unos más que otros por la seguridad de que no perpetuarán la fiscalía de Montealegre, llena de contratos, sacadas de clavos, venganzas personales, roscas y burocracia. Hasta embajadas y aviones privados que el Fiscal, que viajaba tanto, no usaba porque prefería que le pagaran un vuelo comercial, que le da menos miedo.

Lo lógico, doctora Margarita, habría sido que los magistrados hubieran tenido la nobleza de ponerse de acuerdo alrededor del nombre que más votos sacó en todas las rondas, deponiendo sus intereses particulares y respetando esa regla sagrada de la democracia que son las mayorías. Porque el sistema de elección que contiene el reglamento perfectamente puede conducir, así no haya mala fe de ningún magistrado, a que dentro de 15 días se repita la votación y vuelva a haber el baile de los de blanco. Si alguien saca 13 votos de los 16 necesarios, es porque la mayoría lo prefiere. ¿Por qué no actuar en consecuencia?

Mientras tanto, en la Fiscalía interina el Vicefiscal encargado nombra y desnombra. Y quince días son muchos para hacer favores y comprar conciencias, aunque aspiro a que por lo menos la del 99 por ciento de los magistrados de la Corte Suprema sea incomprable y el otro 1 por ciento se lo dejamos a alguno descarriladito.

Más aún: los votos por Fiscal en la Corte no deberían ser secretos, sino nominales y públicos, mediante un simple cambio de reglamento. Si necesariamente tendremos a los magistrados ejerciendo funciones electorales, es mejor que estas sean públicas para volverlas totalmente transparentes y la opinión pueda captar cómo actúan los grupúsculos políticos enquistados en la justicia. ¿Por qué debería tener vergüenza o temor un magistrado del que se sepa que votó por Mónica Cifuentes y no por Néstor Humberto Martínez? ¿O uno que votó por Martínez y no por Reyes?

Magistrada Margarita Cabello: lidere usted la modernización de ese reglamento de la Corte, que está igual desde el 2002; el país ha cambiado mucho en 14 años. Ahora la opinión no pide, exige, que lo que sea transparente parezca transparente.

Entre tanto… Por favor, no arreglen el paro agrario con retazos, o si no en 6 meses estaremos en lo mismo.

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