La paz, anhelada por todos

La paz debe ser de todos y para todos, la paz no tiene amigos ni enemigos, la paz es de todos, la queremos todos y la merecemos todos, vale decir, la paz no tiene enemigos. La diferencia radica es en la forma de buscarla, más grave cuando por firmar un acuerdo con un grupo narcoguerrillero, que ha utilizado el terrorismo para amedrentar al país por más de 50 años, ahora con el afán de firmar cualquier cosa, pasen de victimarios a víctimas.

Como nunca antes se había visto tan comprometida la Constitución y la institucionalidad, pero más grave aún, escuchar a Juristas, eruditos constitucionalistas y ver cómo se maneja en el Parlamento la aprobación de leyes sin los debates suficientes, sin el estudio riguroso de los acuerdos firmados en La Habana, donde salta a la vista el dominio en las exigencias del señor Márquez y Timochenko, para ser aprobadas por los plenipotenciarios del Gobierno, donde se presume los tienen doblegados.

El Gobierno y sus obsecuentes parlamentarios, apoyan la llamada paz con los violentos que han azotado al país por tantos años “terrorismo, masacres, extorsión, secuestro, violaciones, reclutamiento, narcotráfico, asesinatos, etc.”, y arrancan una guerra publicitaria y verbal con los que no se arrodillan a apoyar algo en la forma en que se está haciendo, que puede traer para el país consecuencias impredecibles que tendremos que lamentar.

Hasta qué punto llega la entrega a este grupo de bandidos, hoy héroes de la patria, por parte del Gobierno y de algunos enmermelados, que a un terrorista lo movilizan en avión desde Cuba a Colombia, al entierro de un ser querido “que en paz descanse” y a un General de la República con muchos años de servicios a la patria, le prohíben, por estar injustamente detenido, para que asista a las honras fúnebres también de un ser querido. Así como la paz es para todos, la igualdad debe ser para todos.

Los señores Márquez, Santrich, Timochenko, Granda, dentro de otros, tienen radio, prensa, televisión, entrevistas en horarios triple A cuando lo quieran, pero no solo a escala nacional, sino pantalla internacional, mientras a los generales de la Patria injustamente hoy detenidos, les prohíben tener contacto con los medios; se repite la desigualdad y toda desigualdad acrecienta los conflictos; como se ven las cosas, saldremos de una guerra de guerrillas y terrorismo, para entrar en una guerra diferente.

El abuso con la publicidad raya en el descaro con el erario público, los costos para el Gobierno son incalculables, en un país que no muestra los mejores índices y con un futuro incierto en tesorería, claro que es la forma de manejar a los medios, hoy absolutamente enmermelados, irrestrictos apoyadores, donde vale más “el amigo don dinero” que la objetividad, los principios y la ética, que debería ser el fiel de la balanza en una profesión tan importante como el periodismo, hoy tan cuestionado.

Como están las cosas y ante los afanes del Gobierno por entregar buena parte de lo que le exigen en La Habana, para congraciarse con la izquierda nacional e internacional y dejar muy débil nuestra Constitución e institucionalidad, pobre el que llegue a ocupar el Solio de Bolívar, mientras llegan los que solo buscan el poder a cualquier costo, ya crecidos con las vacaciones que han tenido en las costas cubanas, de cuenta de todos los colombianos.

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