Más impuestos bajo chantajes

Sorprende que el Gobierno proponga usar la política de impuestos y de gasto público, no para ayudarle al crecimiento de la economía, sino para deprimirla aún más.

Es frustrante que, después de haber sido beneficiado por cinco años de la más extraordinaria bonanza petrolera, nunca vista antes en la historia, el Gobierno les salga ahora a sus electores y demás ciudadanos con el cuento de que, por no haber guardado nada para paliar el actual y predecible ciclo de vacas flacas, es necesario que los consumidores se metan la mano al bolsillo por cuenta de un aumento del IVA y de su ampliación a los alimentos de la canasta familiar básica.

Pero lo peor es usar el chantaje para impulsar una necesaria pero inoportuna carga tributaria, al afirmar que, si no se sube el IVA para tapar su hueco fiscal, las calificadoras de riesgo internacionales quitarían al país el grado de inversión, provocando una salida de capitales del país, debilitando aún más nuestra castigada moneda y tumbando el precio de los bonos del Gobierno, encareciendo por esa vía el crédito para la nación.

Sin embargo, lo anterior contradice el hecho de que actualmente esos inversionistas extranjeros han comprado como nunca los bonos de deuda pública en pesos emitidos por Colombia, logrando actualmente ser dueños de la cuarta parte de los mismos. Y aunque estas inversiones con capital foráneo son de carácter especulativo, volátiles y no crean empleo, están lejos de irse o renunciar a las rentabilidades del 7 % al año que ofrecen los bonos colombianos, a cambio de invertir al 0 % o a tasas negativas en bonos japoneses, alemanes o suizos.

Además, las calificadoras de riesgo están viendo mal a Colombia no sólo por su injustificado descuadre fiscal, sino principalmente por un débil crecimiento económico que apenas compensa el crecimiento de la población, porque sus mayores tasas de interés y elevados niveles de endeudamiento de hogares y empresas auguran moratorias crediticias y menores ventas, induciendo mayor desempleo, y porque el Gobierno fue derrochón con la bonanza petrolera y sólo aplica un inconveniente lastre: más impuestos, que merman el ingreso disponible del consumidor, ya disminuido por el desbordado impuesto inflacionario. ¿A quién están reprochando las calificadoras? ¿Cuál austeridad inteligente? ¿Sólo queda repetir la política de al caído caerle, ministro?

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