Chávez también dijo sí

Nada mejor para comprender lo que ha sido el fracaso del Socialismo del siglo XXI en Venezuela que leer a la misma izquierda, a los zurdos, como Teodoro Petkoff quien en su libro El Chavismo al banquillo sostuvo que: Chávez ganó las elecciones presidenciales de diciembre de 1999. El centro de su campaña fue la vigorosa -e incluso brutal– denuncia de AD y Copei. Prometía, en comerciales de televisión y en sus discursos, freír en aceite las cabezas de adecos y copeyanos; en otras salvajadas retóricas que dieron a su campaña un tono agresivo y camorrero, inusual en los procesos electorales venezolanos, pero que obviamente sintonizaba con un ánimo popular ya muy contrario a las dos antiguas formaciones políticas (Petkoff, 2011).

El mentor de Chávez fue un argentino, barbudo, gordo, Norberto Ceresole, quien le entregó las armas verbales. A su lado se encontró un tal Luis Miquelena, tan silencioso como Sergio Jaramillo, amnistiado en el primer armisticio a las guerrillas comunistas venezolanas en la década de los setenta, alimentando su ideología socialista, totalitaria.

Chávez, durante su primera campaña levantó la bandera de una Asamblea Constituyente con el fin de aprobar una nueva Constitución y refundar la república.

Según Petkoff, la idea no fue suya, como todo lo de Chávez. Al fin y al cabo Chávez nunca tuvo una idea propia. Esta idea, la de la Constituyente, ya estaba en el ambiente desde Álvaro Paz hasta Jorge Olavarría, quien en un comienzo lo apoyó pero luego, al ver los desmanes en que comenzaba a caer se apartó, cayendo en ese grupo de personas arrepentidas de votar Sí.

Para 1999 las causas objetivas para el Caracazo estaban dadas. A Chávez solamente le bastó de una elección, la de 1999, para luego jurar sobre la moribunda Constitución venezolana ante la mirada de Caldera, quien lo amnistió.

Con una vigorosa capacidad verbal, Chávez promulgó difusas promesas para salir de la paupérrima situación económica y social teniendo en cuenta que la pobreza alcanzó niveles superiores al 60% ofreciendo vivienda de interés social, becas para los más pobres, frontera productiva venezolana para asegurar la alimentación de los más pobres.

Mientras tanto, los colombianos hacían, y hacen, la del avestruz metiendo la cabeza en el hueco para no ver la realidad venezolana de tal manera que bajo la era de huanpa Stalin Kerenski se han creado lo que Iván Márquez llama las condiciones objetivas.

Por un lado, persigue a sus opositores de una manera implacable, sobre todo a los conservadores y el Partido Conservador prestándose para ello. Por el otro, le entrega todas las condiciones favorables a los niños de Iván quienes ahora libres e impunes circulan por San Vicente del Caguán haciendo lo que se les viene en gana.

Lo que los colombianos no saben es que en el 2008 las Farc promulgaron su Plan Renacer, consistente en: buscar apoyo con los elenos, crear un Frente Amplio por la Paz, crear los cuadros directivos del Partido Popular, buscar la independencia definitiva, unir a la familia comunista, organizaciones y movilizaciones, buscar espacios en los medios de comunicación, generar la solidaridad internacional, crear alianzas con el poder económico, político y social.

Hay que reconocer que desde el punto de vista estratégico, el comunismo nos lleva ventaja.

El caso venezolano con el adornamiento del stalinismo cubano dentro de la sociedad es el más burdo ejemplo del populismo que domina a nuestra región gracias al Socialismo del Siglo XXI.

Puntilla: Chávez también dijo Sí y así está Venezuela. Mientras tanto, huanpa creando las condiciones objetivas con una economía al garete…

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