Congelados

¿De qué se aterran? Si aquí casi siempre se ha legislado haciendo que prevalezca el bien de los privados sobre el bien común, extrañarse no tiene sentido. Casi siempre nuestros funcionarios han favorecido a unos pocos, no se asombre, lo dijo esta semana el senador Alfredo Rangel “el Congreso no representa al pueblo”. Ni a casi nadie, agregaría yo, cada uno de nuestros senadores representa sus propios intereses, los de su círculo de afectos, o los de sus patrocinadores, Colombia vive en un eterno “mannequin challenge” (“el reto del mannequin challenge consiste en grabar un video con todos los protagonistas inmóviles, como en medio de una escena congelada, igual que maniquíes (de ahí su nombre), para que sea más impactante, los participantes tendrán que valerse de su ingenio para quedarse quietos”).

Aquí casi nada se mueve a menos que los mismos de siempre lo permitan, la nuestra es una realidad congelada y fétida, si es no, es no y punto. Y si es sí también, aunque existan argumentos para el cambio, no cabe la duda, cada cual quiere que prevalezca y se privilegien sus certezas sobre los intereses colectivos. Los ejemplos abundan.

Según organizaciones como la OMS en el mundo hay 42.000.000 de niños obesos; un intelectual tan respetable como Yuval Noah Harari afirma en “Homo Deus”, su último libro, que “en 2012 murieron en todo el mundo unos 56.000.000 de personas, 620.000 a consecuencia de la violencia humana (la guerra acabó con la vida de 120.000 personas, y el crimen con la de otras 500.000).

En cambio, 800.000 se suicidaron y 1.500.000 murieron de diabetes. El azúcar es ahora más peligroso que la pólvora… mientras que en 2010 la obesidad y las enfermedades asociadas a ella mataron a cerca de tres millones de personas, los terroristas mataron a un total de 7.697 personas en todo el planeta, la mayoría de ellos en países en desarrollo.

Para el norteamericano o el europeo promedio la Coca Cola supone una amenaza mucho más letal que al -Qaeda, pero según nuestros legisladores el azúcar es elixir, aunque el ministro de Salud desea crear un impuesto a las bebidas azucaradas para prevenir y ahorrar millones de pesos a un ya deteriorado y empobrecido sistema de salud, nuestros senadores se mantendrán en su mannequin challenge, gracias a la mermelada de esos sectores.

El ejemplo más visible de inmovilidad para legislar en el plano nacional es el del azúcar, pero localmente tampoco nos plantean soluciones a temas como el de unas vías que poco se mueven, gracias a un tráfico que no fluye y que también parece congelado.

Aunque nos dicen que el pico y placa cumplió su ciclo, no se afanan en plantear alternativas creativas, las obras viales poco avanzan o hay que repetirlas, deberían demoler algunas, nos faltan 700.000 árboles en el Valle de Aburrá que ayudarían en algo a mitigar los niveles de contaminación, que resultan intolerables y altamente tóxicos para cualquier ser humano, este aire, al menos aquí, poco se mueve… ¿Y los responsables de tomar medidas? Congelados, en su mannequin challenge.

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