El nítido triunfo de Duque

El esquema Gobierno-Oposición
Nuevas tendencias de la política colombiana

Ante todo, con casi 20 millones de votos y una derrota de la abstención, en ambas vueltas presidenciales, la democracia colombiana dio en la jornada de ayer un ejemplo de vigor y de entereza. La diferencia de alternativas y de ideas pudo tramitarse debidamente, enriqueciendo electoralmente las dos posturas sobre el tapete. Y ese es, sin duda, el primer elemento sustancial, corroborado por lo demás con una actividad a todas luces exitosa de la Registraduría Nacional.

En ese escenario Colombia eligió nítidamente a Iván Duque, quien se posesionará en la Presidencia a los 42 años, el próximo 7 de agosto, constituyéndose en el Jefe de Estado más joven de los tiempos recientes. En sus más de 10 millones de votos logró ayer concitar, con respecto a lo que había pasado en la primera vuelta, a buena parte de quienes habían acompañado a otros candidatos. El tiquete, con la nueva vicepresidenta Marta Lucía Ramírez, tiene un mandato ampliamente definido, puesto que se impuso por más de 12 por ciento sobre su contendor. Nunca, en la historia colombiana, una coalición soportada en el “Pacto por Colombia” había logrado un registro de semejantes características. Y ello muestra, a su vez, el renovado mandato de la centro-derecha en el país, más allá de los partidos políticos, pero evidentemente pendiente de formalización en el Congreso de la República, a fin de tramitar, en el término de la distancia, las reformas y las políticas públicas que con apremio requiere la Nación.

De otra parte la votación de poco más de 8 millones de Gustavo Petro lo pone como el líder de izquierda por antonomasia, cuyos registros nunca se habían conseguido en Colombia. La coalición de la llamada “Colombia Humana”, compuesta de diferentes partidos y expresiones, es una manifestación totalmente ajena al dogmatismo y la antropofagia partidista que siempre caracterizó a esta tendencia en la historia nacional. Quedaría Petro automáticamente erigido como jefe de la bancada opositora en el Senado de la República, así como su fórmula vicepresidencial, Ángela María Robledo, en la Cámara de Representantes.

Así las cosas, el resultado electoral confirma que en Colombia se han abierto dos tendencias claramente definidas y diferenciadas, ambas de carácter suprapartidista, y por medio de las cuales el pueblo ha notificado la canalización de la política. En esa dirección, el voto en blanco tuvo una magnitud mucho menor a la que auguraban las encuestas y en este sentido fallaron de manera evidente. Lo cual reconfirma, así mismo, que las dos vertientes contienen una estructura bastante poderosa.

Falta ver, en todo caso y bajo la óptica del nuevo Estatuto de la Oposición, cómo se comportarán los líderes y senadores que prohijaron el voto en blanco y cuyo resultado apenas si llegó al cuatro por ciento. Sea lo que sea, parecería evidente que en Colombia tendrá que darse inicio al esquema Gobierno-Oposición, tal cual ocurre con las democracias maduras.

Siendo así, quedan sin embargo algunas incógnitas por despejar. El país tuvo un desempeño claramente delimitado por regiones. Y en ese sentido es claro que Duque ganó particularmente en Antioquia y el Eje Cafetero, así como en zonas del interior y los santanderes. Al mismo tiempo, Petro triunfó en Bogotá y la zona Pacífica. En la costa Atlántica la votación resultó bastante reñida en varios departamentos. Frente a ello, en manos del nuevo Presidente estará fomentar la división o, por el contrario, crear la unidad nacional constitucional.

El esquema Gobierno-Oposición, del mismo modo y como está dicho, tendrá de epicentro el Congreso de la República, siendo Duque un candidato avalado por el Centro Democrático seguramente, como se pudo avizorar en la segunda vuelta, tendrá de interlocutores válidos a los partidos allí representados de tendencia centro derechista. Pero tampoco podrán ser los partidos los que se interpongan en el mandato de la juventud y ello conlleva básicamente un mensaje claro contra la corrupción.

Nadie podría negar, en la misma dirección, que el gran triunfador de la jornada es el expresidente Álvaro Uribe, cuya presencia efectiva en el Senado será garantía de que se saquen adelante las leyes que se necesitan en el inmediato plazo.

Mucha de la política se desarrollará, pues, al interior del hemiciclo, incluso sin intermediaciones directoristas, por cuanto las discusiones y los consensos son fácilmente logrables en el propio Parlamento, tanto para el Gobierno como para la oposición.

Colombia entra en una nueva fase democrática, que venía avizorándose de algunos años atrás. Ahora, escuchada la voz del pueblo, en sus dirigentes está el compromiso de seguir fortaleciéndola dentro de los debidos cauces institucionales.

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