Deforestación de parques naturales, un mal que ha ido creciendo tras la firma del acuerdo de paz

La biodiversidad en Tinigua, Los Picachos, Chiribiquete y La Macarena está siendo reemplazada por pastizales para engorde de ganado y cultivos de coca.

“Había grupos de las FARC que estaban preocupados por la pesca ilegal con dinamita en la zona y por la deforestación, y esos grupos de las FARC estaban ejerciendo algún tipo de autoridad ambiental en esas zonas”, afirma el ambientalista Julio Carrizosa Umaña.

Detalla que la guerrilla se refugió en estas montañas en 1964.

Y fue este grupo, según él, el que ejercía “autoridad ambiental”, pero mucha gente “se indigna y dice eso no es posible porque la autoridad tiene un carácter moral elevado”.

Édgar Medina Araújo, colono en el parque nacional Los Picachos, cuenta que las FARC “tenían restringidas las tumbas” de árboles, y si alguien se excedía era multado con un millón de pesos por hectárea talada.

Ante el aumento de colonos con la salida de la guerrilla, se dio la operación Picacho, que tomó por sorpresa, incluso, a las autoridades en San Vicente del Caguán.

Los resultados de esta acción dejaron cinco sindicados por deforestar, el decomiso de 731 cabezas de ganado avaluadas en $1.200 millones y varias crías de levante huérfanas.

Los colonos, por su parte, defienden la legalidad de sus tierras. Reconocen que los parques deben ser recuperados, pero no a las malas.

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