Ajuste y riesgos económicos

La economía viene ajustándose a un menor ritmo de crecimiento. Ello ha implicado reacomodos entre sectores y actores. Sin embargo, se tienen riesgos que la coyuntura política puede exacerbar.

Como era de esperarse y lo ratifican las proyecciones realizadas por las principales entidades internacionales y los diversos analistas nacionales, en materia económica los años 2015 y 2016 son de desaceleración y ajuste.

Esto se expresa en un pronóstico de crecimiento para este año entre 3,0 y 3,5 por ciento. Para 2016, las cosas pueden ser muy parecidas, aunque se considera que, si durante los próximos meses las autoridades económicas hacen un manejo adecuado, hacia finales del mismo comenzará la recuperación del crecimiento.

Frente a un ajuste de poco más de un punto porcentual del producto nacional, el cual ha ido acompañado de un alza significativa en la tasa de cambio y de una mayor inflación, no es extraño que se impacten los bolsillos y las expectativas de los ciudadanos.

Según Fedesarrollo, en marzo, el Índice de Confianza del Consumidor (ICC) mostró un notable retroceso respecto a febrero y frente al mismo mes del año anterior, ubicándose en el nivel más bajo desde junio de 2009. Además, el indicador se redujo en las cinco ciudades encuestadas y en todos los niveles socioeconómicos.

Esta situación influyó en la confianza de los comerciantes, pues la misma registró una reducción respecto a febrero y frente al mismo mes de 2014, completando así dos meses consecutivos de descenso.

Aún así, según el Dane, en febrero pasado las ventas minoristas aumentaron 4,3 por ciento. Por su parte, Fenalco reportó que durante el primer trimestre del año las ventas de vehículos se incrementaron 1,2 por ciento con respecto a igual período de 2014.

De otra parte, hay indicios de que en otros sectores, como el industrial, las cosas comienzan a presentar perspectivas más favorables.

En particular, la encuesta industrial de Fedesarrollo indica que, en marzo, la confianza del sector se ubicó por encima del registro del mismo mes de los dos últimos años y, durante el primer trimestre de 2015, las expectativas de empleo manufacturero mostraron un notable incremento respecto al trimestre anterior.

De igual manera, y como lo reporta el Dane, a febrero de 2015 la producción de cemento se incrementó en 13,3 por ciento y los despachos nacionales en 6,1 por ciento.

Finalmente, vale la pena señalar que en febrero pasado las importaciones totales del país tuvieron una caída de 8,3 por ciento, reduciendo así la presión sobre la balanza comercial.

La economía entonces se está acomodando a una nueva realidad y en este proceso se revela cómo los diferentes sectores y agentes se ajustan a ella.

De allí que reconocidos economistas hayan hecho un llamado a la calma y la cautela, al tiempo que han mostrado cómo, aunque las cosas no son fáciles, los diversos mecanismos de ajuste vienen operando de manera adecuada.

Lo anterior no significa que se esté exento de riesgos. Basta señalar que la situación fiscal no está despejada y que la misma continúa siendo crítica. De igual forma, el déficit comercial, antes que cerrarse, crece.

Estos riegos se acrecientan ante situaciones como la presión que sobre el gasto público vienen ejerciendo ciertos sectores sociales y por el interés político que el Gobierno pueda tener frente a la realización de las próximas elecciones regionales.

Frente a las fragilidades existentes, las actuales circunstancias exigen del Gobierno un manejo responsable y cuidadoso de la economía, pues si se vulnera su estabilidad, todos los colombianos pagaremos un alto precio.

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