Al rescate del estado social de derecho

Los lectores habrán advertido el carácter monotemático de mis columnas. Pero lo que pretendo es rescatar el Derecho y mostrar a los lectores el grave peligro que, en un país corrupto y politiquero como el nuestro, supone el incumplimiento de las leyes por parte de quienes, con fallos acomodados, buscan imponer una ideología política o proteger los intereses de los corruptos.

Es indispensable mostrar la necesidad de respetar las leyes, ya que dadas las injusticias de nuestro establecimiento político a lo largo de las décadas, la sociedad, con cierta dosis de razón, se ha rebelado contra los jueces de mármol que se pegan del tenor literal de la ley para fallar a veces injustamente.

Es cierto que de pronto los jueces, en cumplimiento de la Ley, omiten buscar soluciones lo más justas posibles sin salirse del orden jurídico, como sería, por ejemplo, acudir a la finalidad de la Ley. Habrá ocasiones también en las que excepcionalmente la aplicación de la Ley conduce a una injusticia descomunal, y entonces el juez se puede salir de ella acudiendo a la equidad, como cuando se demanda a un secuestrado en la ruina por el no pago de impuestos. Pero habrá oportunidades en que una ley general cause perjuicios a una persona, y que por tal motivo parezca injusta. Allí el juez no tiene más remedio que aplicarla, debido a las nefastas consecuencias que tendría fallar cada caso concreto tratando de ser justos. Históricamente, los jueces o gobernantes que así fallan terminan convertidos en déspotas porque conciben como justas sus ideas políticas, con lo cual terminan convertidos en dictadores y oprimiendo a las minorías.

El Estado social de derecho resuelve el problema, creando leyes aplicables a todos por igual, y con una división de poderes sometidos a ellas. Si una Ley es injusta en general, el Parlamento la cambia. Y si las instituciones no sirven, para eso existe el pluralismo partidista que permite que se elija a los mejores. Solo así subsisten la tolerancia, la democracia y la seguridad jurídica. Pero eso no lo hacen los jueces.

En Alemania, en el auge del nazismo, durante los años 20, surgió el llamado Nuevo derecho, pero de extrema derecha. Para proteger al pueblo alemán, la Corte fallaba sin sujeción a la Ley, absolviendo a los nazis y condenando a los socialdemócratas. Así se apropiaron del poder, con maquillaje pluralista, y el pueblo aplaudía.

Con esa misma lógica de la libre decisión de los jueces, se introdujo en Colombia, en medio de aplausos, el Nuevo derecho, de orientación marxista, pese a que la mayoría de los jueces no lo hayan advertido. La idea consiste en realizar el Estado social de derecho, para proteger al proletariado, así sea desconociendo la Ley.

Pero en realidad lo que se buscaba en ambos casos era exterminar el Estado de derecho, para que los falladores realizaran sus ideas políticas o defendieran intereses bastardos.

Próximamente explicaré cómo la filosofía de ambas tendencias busca convertir el Derecho en una lucha para imponer una ideología política autoritaria.

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