Análisis de la estrategia política del terrorismo colombiano

La cortina de hierro no es una cortina ni es de hierro. Es una barrera de palo pintada de rojo y blanco como los anuncios de las peluquerías. Después de haber permanecido tres meses dentro de ella me doy cuenta de que era una falta de sentido común esperar que la cortina de hierro fuera realmente una cortina de hierro. Pero doce años de propaganda tenaz tienen más fuerza de convicción que todo un sistema filosófico. Veinticuatro horas diarias de literatura periodística terminan por derrotar el sentido común hasta el extremo de que uno tome las metáforas al pie de la letra.

De viaje por los países socialistas – 90 días en la ‘Cortina de Hierro’
Gabriel García Márquez, Nobel 82
Editorial La Oveja Negra, 1982

Como sabemos el terrorismo de las disidencias de las Farc, el ELN y grupos similares es una forma violenta de lucha política, mediante la cual se persigue la destrucción del orden establecido o la creación de un clima de terror e inseguridad susceptible de intimidar a los adversarios o a la población en general para obtener sus fines políticos.

La negociación con las Farc la planteó Santos de manera folclórica como ‘parar un baño de sangre’ y su obligación constitucional de buscar la paz; pero se olvidó de la obligación de detener a los criminales y proteger a las víctimas, mediante el uso de la fuerza o el castigo de la ley. El principio constitucional de legalidad impone la persecución del criminal y evitar el peligro de las personas; pero la tentativa de negociar con los terroristas que obran dentro de la sociedad como escudo humano, supone un peligro para todos. Entonces si para proteger a las víctimas posibles se recurre a una negociación, se expone el gobernante a violar el principio de legalidad que implicaría algo superior a la JEP, pues: “Nadie podrá ser juzgado sino conforme a las leyes preexistentes al acto que se le imputa, ante juez o tribunal competente y con observancia de la plenitud de las formas propias de cada juicio.” (Artículo 29 de la Constitución Política de Colombia)

El haber olvidado el postulado anterior explica que las normas penales de la JEP no sean claras y equívocas lo que ha permitido que personas como Timochenko y los miembros imputados de las Farc ejerzan ilegalmente un derecho que no les corresponde. No es el juez (la JEP) el que a su arbitrio imponga las sanciones, sino que debe ser el legislador. Al desconocer Santos la trascendental importancia de la legalidad en la ley penal colombiana al manipular los parámetros en cualquiera de las etapas procesales, la indagación, investigación o juzgamiento, conlleva que lo actuado sea ilegal resultando en su nulidad.

Por ese motivo si durante 50 años les hemos gritado: ¡Terroristas, asesinos, bandidos! y no los afecta, pues la cosa seguirá igual. ¿Por qué? Sencillamente porque además de la impunidad que facilita la JEP creen tener una razón de estado para combatir; razón que se refuerza cuando el estado los llama a dialogar. Por otra parte, de manera ingenua hemos creído poder apelar a un llamado de conciencia, pero no funciona. ¿Por qué? Porque la conciencia moral de los terroristas ha sido remplazada por el partido, las órdenes de un colectivo, la causa, las ofensas imaginadas, la propaganda del partido, el dinero del narcotráfico, etc.; de esa forma se sienten libres de culpa. Por eso Timochenko dice que no se arrepiente. Entonces el gobierno pretende lavarles el cerebro a las víctimas con prédicas de derechos humanos, reconciliación y tolerancia porque sabe que con una guerrilla alebrestada por diálogos, pierde su tiempo. Se perpetúa así el círculo vicioso del terror.

Al sentirse la guerrilla con una razón de estado para actuar, ejercen su terrorismo con un sentido de heroísmo porque la respalda el anonimato. Sin embargo, al Timochenko enfrentarse a los huevos podridos dice que está acostumbrado a las bombas. Pero hay una diferencia; el que tira el huevo podría estar abierto al diálogo, si Timochenko lo enfrentara; pero corre, porque tiene que afrontar la legitimidad de la que él carece. En una situación similar de abucheo y confrontación, Uribe los llama al debate porque está dentro de la legalidad y legitimidad. Es decir, don Timo, la legalidad y legitimidad de la democracia tienen más poder que las bombas. ¿Lo entiende ahora?

El terrorista vive en una falsa fraternidad colectiva para no enfrentar los posibles cuestionamientos de conciencia; por ello renuncian a su voz interior. Esa ‘liberación’ para matar a nombre de un falso ideal les hace renunciar a sus mínimos derechos como persona, por lo que aceptan ser sojuzgados por sus jefes. Esa es su ‘comodidad’ como terrorista. Ser libres y esclavos. Y la sociedad les hace el juego sin saberlo. Los denomina colectivamente terroristas. De esa forma la personalidad individual se oculta a la opinión pública detrás de la máscara del grupo que preserva el incógnito de cada cual. Así vivía Timochenko hasta cuando salió a la plaza pública. Ahí comprobó que se ha vuelto desechable como líder político. Por eso es fácilmente reemplazable por otro. Ese es el estilo de los camaradas. Así como matan sin conciencia, de la misma forma son remplazados.

¿Pero cuál era el objetivo del terrorismo colombiano y cómo comenzó? Buscaba alarmar a la opinión para, supuestamente, llamar la atención sobre problemas que no habían sido atendidos. Pero al convertirse el método en algo ‘normal,’ un paisaje de la cotidianidad, esa condición lo neutralizó como arma política y lo convirtió en enfermedad social. Vemos entonces que al ser el Acuerdo de Paz el resultado de una metodología terrorista, al invalidar o desarmar la causa, desaparece la efectividad del método. De esa forma la eficacia se transfiere a una cuestión de honor democrático respaldado por una espuria legalidad. ¿Pero por qué no funciona el asunto?

Porque la justificación de la violencia terrorista de las Farc partía del supuesto de poner en evidencia la impune violencia del estado. Pero la prueba de que no es así, es que tanto miembros de las FF. AA. como de la guerrilla están en las cárceles. Al fallar esa estrategia ante la opinión pública colombiana, buscaron en un escenario internacional remplazar ese statu quo por el de la paz, con la esperanza de incitar medidas de opinión contra Colombia, en caso de que las cosas no marchen como a ellos les conviene. Pero la comunidad internacional no es tonta, pues tiene como referente la Corte Penal Internacional. Sinembargo en Colombia se distrae el meollo penal del asunto promoviendo dos escenarios diferentes que producen un inmenso conflicto.

EL ESCENARIO DE LOS ESPECIALISTAS VIOLENTÓLOGOS QUE DISCUTE:

1. ORIGEN Y MOTIVO DEL TERROR: las causas políticas, psicológicas, históricas, económicas, de las Farc, el ELN, las BACRIM, los clanes, el crimen organizado, etc. pueden multiplicarse hasta el infinito y ocultar el foco criminal del asunto, distrayendo con ello la acción de la justicia. Por eso se inventaron la JEP.
2. LOS TERRORISTAS: En nuestro escenario el Secretariado de las Farc y su partido conformado por los mismos, han sabido mantener la estrategia mediática y política de contar con diferentes actores: los exponentes de su ideología comunista, los apologistas de la izquierda, los atacantes abiertos y encubiertos, la infiltración mediática y en la estructura judicial. Al ir adquiriendo medios económicos, algunos atacantes se convirtieron en directivos y con ello han pretendido separarse de los ejecutores. Esgrimen entonces, de manera consciente o inconsciente, a través de sus cajas de resonancia, los diferentes argumentos políticos, espontáneos, estratégicos, psicopatológicos, criminales, idealistas de las ignorantes bases para convertirse la élite en ‘impolutos’ negociadores. Por si les falla el asunto, tienen multitud de ‘guacas’ en Colombia y el exterior.
3. VICTIMAS. En el 2009 identifiqué 50 organizaciones creadas por víctimas con oficinas de apoyo y coordinación, direcciones y teléfonos de contacto, sostenidas por el gobierno, en los diferentes departamentos y regiones. (Fuente: Organizaciones creadas por víctimas – Verdad Abierta) En el 2018 oye usted hablar de ‘víctimas’, pero no tiene idea de cómo están organizados; sus líderes son desconocidos. Y cuando el proceso de paz dizque tuvo como razón de ser a las víctimas, no tuvieron representación en La Habana; además, las curules en el congreso son para los victimarios. Esa diferencia de escenarios me ha hecho ver que las víctimas del terrorismo pueden ser utilizadas como instrumentos en el juego político de la Farc.
4. EL PERDÓN. El escenario de las familias y grupos que pretende establecer un diálogo social alrededor del perdón y la convivencia, más o menos siguen el siguiente guión: PREMISA CUESTIONADORA: ¿Qué debe hacer una persona cuando se enfrenta a los males de su prójimo?
5. LA NARRATIVA ADECUADA: Se promueve entonces un escenario ideal en el que no se considera mal al prójimo porque tenga un punto de vista político diferente. Para ello se propone considerar los antecedentes del otro, su educación, estilo de vida, cualquier cantidad de factores y luego, con compasión y paciencia, se induce a comenzar un diálogo que no cambiaría la forma de pensar del otro, pero al menos se llegaría a un entendimiento mutuo de opiniones de los demás. Las semillas se habrían sembrado para una mayor comprensión, forjándose así un compromiso para trabajar por el bien común. Eso ocurre en un escenario, digamos, de un supuesto diálogo de un asesino desmovilizado con un sobreviviente del conflicto; ambos saben quiénes son; están dispuestos a perdonarse y convivir. SE HA DESCUBIERTO ALGO FUNDAMENTAL: las bases de la convivencia.
6. EL ESCENARIO POLÍTICO. Pero existe la política, un escenario en el que dividir y vencer, de miedo y exclusión, el de "Nosotros" versus "Ellos", contradice las buenas intenciones de los dialogantes. Y el partido de la Farc hace parte de ese escenario. Al remplazar la lucha armada por la lucha política no desaparece el miedo de lo que el comunismo representa. Así los días de trabajar juntos por el bien común quedan fuera; la política del éxito político por todos los medios sienta sus reales, incluida la Farc. A lo anterior se agrega que algo sucede en el camino QUE DESTRUYE LO FUNDAMENTAL: el idealismo de la comunidad que busca la paz. ¿Qué es lo que lo destruye? EL CINISMO DE POLÍTICAMENTEPRETENDER HACERSE EL PENDEJO DE QUE AQUÍ NO PASÓ NADA NI HAY PELIGROS. ¿Cómo descubrí ese embuchado sicológico de la política santista y de las Farc con la opinión pública colombiana? En la página 98 de “Mi Confesión” de Carlos Castaño, usted lee:
“¿Comandante, saliéndome del tema ¿qué es para usted el perdón?

“Se lo contesto en una sola frase. Es no tener intención de retaliación contra alguien y no reaccionar de manera violenta contra esa persona. Sin embargo, el perdón para mí tiene un límite: cuando la persona sigue representando un riesgo para otros, ahí es castigable. Pero si usted quiere saber si me atormentan esas muertes, le puedo decir esto: a mí también me martilla la conciencia por cosas que hice y no pude impedir, unas por acción y otras porque fue imposible hacerlo. CON LA CONCIENCIA, QUE ES EL ESPEJO DEL ALMA, UNO NO PUEDE HACERSE EL PENDEJO; ese examen que me hago no es fácil. Pero aún me desahogo al concluir: la culpa no la tengo yo, la tienen esos que secuestraron a mi papá.” Y Santos y la Farc se hacen los pendejos AL SOSLAYAR LA CONCIENCIA MORAL QUE NO SE PUEDE ENGAÑAR. Veamos por qué lo hacen.

¿Por qué le era difícil a Carlos Castaño, siendo católico, emprender un examen de conciencia? Porque es muy exigente. Si seguimos la guía de Catholic Net habría tenido que confrontar algo como lo que sigue, en relación con el quinto mandamiento: no matar. No hablemos de no robar o mentir. Por eso les echaba la culpa a los otros. Desde luego que este examen tampoco lo pasan Timochenko & Co. Y ese examen, y las decisiones que se desprenderían al respecto, son necesarias para que haya un cambio radical; lo que los católicos llamamos propósito de enmienda. Tendríamos que cuestionarnos sobre lo siguiente:

1. La vida humana es sagrada. ¿He matado? ¿Me he atribuido el derecho de matar de modo directo y voluntario a un ser humano; sea el que sea?
2. ¿Le he hecho a alguna persona, algo, con intención de provocar indirectamente su muerte?
3. ¿Le he negado la asistencia a cualquier persona en estado de peligro?
4. ¿He llegado a herir a alguien? ¿He conducido irresponsablemente cualquier vehículo, colocando en riesgo mi vida y la de los acompañantes?
5. ¿He participado indirectamente y con conocimiento previo en cualquier acto donde se asesine alguna persona, y no he puesto mi total empeño para prevenirlo?
6. ¿He participado directa o indirectamente en algún aborto provocado? (Jr. 1,5). (Se incurre en excomunión ipsofacto reservada al Obispo; o sea que es una forma como la Iglesia, manifiesta la gravedad de este crimen.)
7. ¿He practicado la eutanasia, o sea, que he puesto fin a la vida de personas disminuidas, enfermas o moribundas, o he consentido o ayudado a ello por acción o por omisión?
8. Somos administradores y no propietarios de la vida que Dios nos ha confiado….. ¿He intentado suicidarme? ¿He colaborado voluntariamente en el suicidio de alguien?
9. El escándalo es la actitud o el comportamiento que induce a otro a hacer el mal. El que escandaliza se convierte en tentador de su prójimo; y puede ocasionarle la muerte espiritual….. Por acción o por omisión… ¿He escandalizado a alguien arrastrándolo a una falta grave, o sea, haciéndolo pecar? (Tm 18,6)
10. ¿Considero mi cuerpo como un "valor absoluto", llegando a sacrificar todo a él, o he llegado a idolatrar la perfección física y el éxito deportivo en un relativo "culto al cuerpo"?
11. ¿He abusado de la comida, del alcohol o licores, del tabaco o del cigarrillo, o de las medicinas?
12. ¿He usado drogas o sustancias alucinógenas? ¿He producido, o traficado o negociado con sustancias que incitan a prácticas graves, contrarias a la ley moral?
13. ¿He utilizado mensajes subliminales para dominar la voluntad de las personas?
14. ¿He puesto en peligro mi salud mental y espiritual, al querer distraerme con música que contiene mensajes subliminales que incitan a prácticas de violencia, rebeldía, y otras contrarias al verdadero amor que invita a practicar Jesucristo?
15. ¿He participado directa o indirectamente en secuestros, actos de terrorismo o torturas?
16. ¿He participado en amputaciones, mutilaciones, o esterilizaciones forzosas a personas inocentes?
17. ¿He ayudado a los moribundos a permanecer dignamente sus últimos momentos, acompañándolos en oración, y cuidando que reciban a tiempo los sacramentos?
18. ¿Tengo en mi corazón un deseo de venganza por el mal que me han causado? (Mt 5,22)
19. ¿Siento odio, rencor o resentimiento por alguien; le he deseado el mal? ¿Quiero sanarme de esos sentimientos? (Mt 5, 44 – 45)
20. ¿He evitado todo conflicto, pelea o guerra, en la medida de mis capacidades?

Esa conciencia de responsabilidad católica o cristiana es la que les ata las manos a las personas de bien. Por contraste, si pensáramos en el examen de conciencia de un marxista, nos encontraríamos con un discurso sobre la utilidad o inutilidad de un crimen o un delito en relación con la revolución, la estrategia, la situación del país que ellos llamarían autocrítica marxista, ya olvidada. Utilizarían la lógica falaz de considerarnos culpables porque somos burgueses; de tener que entregarles el país porque lo piden a nombre de una redención social no solicitada; pretenderían llevarnos a reconocer el crimen de la intolerancia democrática, cuando, en nuestro derecho, los abucheamos. Utilizarían el ‘catecismo’ del padrecito Stalin.

Esa ‘pequeña diferencia’ representa un riesgo que hace imposible el perdón. Por eso muchos izquierdistas cómplices de esa lógica inquisitorial se hacen los pendejos al chantajear a la sociedad con la prueba diabólica: Nos exigen para nuestra defensa una prueba a favor de la gratuita acusación de que no polaricemos el país; la prueba sería quedarnos callados y someternos. Esas dos clases de conciencia, una humana y la otra depredadora, es la que no se puede soslayar porque siempre termina manifestándose; es decir, no solamente tenemos un problema político, sino espiritual. Desde esos dos tipos de conciencia como debemos entender y neutralizar la actuación del terrorismo.

1. EL TERRORISMO COMO CASTIGO NATURAL. Ante las catástrofes sociales, los grupos primitivos reaccionan como si estas fueran hechos naturales e irremediables a los que hay que resignarse. El terrorismo ha llegado a ser parte del paisaje y los marxistas pretenden que así se tomen sus actividades. Uno ve al conductor de una tractomula incendiada, callado, resignado. Ni siquiera hay un madrazo para los terroristas. De ahí que la imposición terrorista remeda la intimidación que ejercen los fenómenos naturales, pues son al azar y arbitrarios, acaban con buenos y malos. Por el contrario, cuando el terrorismo se convierte en gobierno, a la buena conducta, por ‘ley natural’ del régimen, se le premia; y al mal comportamiento, se le castiga. Sin embargo, para los terroristas, la ‘ley natural’ es el marxismo, el nacionalismo, la Sharia, la ideología mafiosa.
2. EL CASTIGO LEGAL. En los estados de derecho todo mundo es inocente mientras no se demuestre lo contrario. La amenaza reglamentada del castigo legal, conocido por todos, es lo que impide los actos no deseados.
3. EL CASTIGO TERRORISTA CÍNICO. Por el contrario, el terrorismo cínico funciona fundamentalmente de modo claro, arrollador. Deliberadamente, o no se define la prohibición o se hace de forma muy imprecisa, a posteriori, según la conveniencia del jefe de turno.
4. Ejemplo colombiano. La Masacre de Tacueyó fue una matanza ocurrida entre noviembre de 1985 y enero de 1986 en el corregimiento de Tacueyó, municipio de Toribío en el departamento del Cauca, y perpetrada por la guerrilla “Comando Ricardo Franco Frente-Sur”, supuesta disidencia de las Farc. La masacre fue descubierta el 13 de diciembre de 1985 y fue ejecutada por los guerrilleros Hernando Pizarro León Gómez y José Fedor Rey (alias Javier Delgado) alegando que los 164 guerrilleros asesinados de su propio grupo, según ellos, eran infiltrados o informantes del Ejército Nacional de Colombia o la CIA.(Fuente: Masacre de Tacueyó / Wikipedia)
5. EL CASTIGO POLÍTICO TERRORISTA. Ejemplo soviético. A lo largo de la historia soviética, millones de personas se convirtieron en víctimas de la represión política de la Unión Soviética,? que fue en varios grados un instrumento de política interna de la URSS desde los primeros días posteriores a la Revolución de octubre. Tuvo su punto más alto durante la era estalinista, pero todavía existió durante el período de "deshielo" (relajamiento de la censura) de Nikita Jrushchov, seguido por un incremento de la persecución de los disidentes soviéticos durante el estancamiento brezhneviano y no dejó de existir incluso durante la perestroika ("reestructuración" político-económica) y la glásnost ("transparencia" informativa) lanzadas por Mijaíl Gorbachov. La herencia derivada de la represión política todavía influye en la vida de la actual Rusia post-comunista. (Fuente: Represión política en la Unión Soviética – Wikipedia)
6. EL CASTIGO POLÍTICO A LA COLOMBIANA. Se urden tramoyas jurídicas para encarcelar; se empapela para mantener en la cárcel a un inocente; se recurre al desprestigio personal con acusaciones falsas; se lincha políticamente en los medios; se obliga a la población a aceptar un acuerdo de paz ilegítimo, se retira la pauta publicitaria, se demoniza a un grupo (los ganaderos), a un partido, CD, etc.
7. CONSECUENCIAS PARA LA CONVIVENCIA DEMOCRÁTICA QUE SE VEN, POR EJEMPLO, EN VENEZUELA. Con todo lo anterior la simple sospecha de pensamientos subversivos para el régimen, o cualquier otra actividad inofensiva que, no obstante, sea considerada como resistencia, le basta al terror para castigar a sus víctimas. Cualquiera puede ser inculpado. Es un régimen de terror total, todos viven en perpetuo estado de alarma por causas desconocidas. La arbitrariedad del terror es premeditada; cualquiera, cuando menos lo espera, puede ser la víctima: enemigo de la paz es cualquiera que piense diferente a Santos. Pero el peor terror de todos es el que se disfraza de democracia, de falso ideal social, de redención espiritual a nombre de diversas organizaciones.

AHORA BIEN ¿CÓMO PODRÍA EL TERRORISMO COMUNISTA DESTRUIRLO FUNDAMENTAL DE LA VIDA DEMOCRÁTICA?

1. Primordialmente mediante el engaño. Hugo Chávez invocó a Bolívar; en Bolivia el comunismo apeló al sentimiento étnico; en China se hacen llamar capitalistas, pero nada dicen de los derechos humanos; en Ecuador se llamó ‘Revolución ciudadana,’ decía no ser comunista, pero simpatizaba con esa corriente; asume la máscara de cualquier movimiento social; promueven el ‘independentismo’; se proclaman los avatares de los derechos humanos, etc. Lea el excelente artículo de Alberto Bernal “Sobre el programa económico de Petro.”
2. Mediante manipulación de las necesidades humanas. Comida, techo, sexo (libertad sexual); salud, empleo, señuelo de propiedad; amistad del partido, afecto de los camaradas, apoyo; el respeto y el éxito que significa ser parte del régimen; el lavado de cerebro de que se pertenece a una sociedad de avanzada, libre de prejuicios, progresista; ajena a los tabúes religiosos, libre para hacer lo que le dé la gana. Pero los socialistas no entiende cómo es posible que la sociedad ‘retrógrada’ de los EE. UU viva mejor que ellos; defienden esa frustración con denuestos. Por ese motivo durante 60 años los soviéticos no supieron lo qué era la sociedad occidental; vivían prisioneros detrás de la ‘cortina de hierro’. Léase “De viaje por los países socialistas – 90 días en la Cortina de Hierro” de nuestro insigne Nobel Gabriel García Márquez y sabrá lo que es el socialismo. Si no le gusta Gabo, vaya a Venezuela.
3. Por ignorar la realidad de la izquierda latinoamericana expuesta por los que sí la conocen. Si usted quiere saber por qué la izquierda no funciona, léase la Conferencia celebrada en el Ateneu Barcelonès el 7/4/2004, organizada por Defensem Cuba “La izquierda y sus intelectuales” o “Entre Topos y Gallinas, revisitando – La bancarrota de la “izquierda” y sus intelectuales” por Heinz Dieterich Steffens, (Fundador del Socialismo del Siglo XXI) publicado en Rebelión, La Habana, el 31 de enero de 2004. (Fuente: Rebelión La página de Heinz Dieterich)
4. Con el planteamiento de falsas hipótesis. "Es impensable que Colombia se vuelva comunista" decía la revista Arcadia en el 2016, burlándose de Álvaro Uribe. En el 2018 hay un candidato comunista legal, un acuerdo que los favorece ampliamente, y empieza a organizarse una resistencia ciudadana contra esa amenaza. Nadie en su sano juicio se vuelve comunista, si no es por un interés de supervivencia. Los intelectuales de Arcadia olvidan cómo llegó Chávez al poder. Explico la fórmula.
5. Enfóquese en varias falencias del sistema, critíquelas; usted se vuelve entonces creíble, como lo fue el difunto. Ofrézcale al pueblo que es parte de la solución; suena lógico. Pero la realidad social del siglo 21 es muy compleja y los izquierdistas no la entienden. (Lea a Dieterich que lo decía de Chávez.)Venezuela como régimen comunista fracasado está ahí. El ‘pueblo’ no puso a Chávez en el poder, ni lo mantiene, sino una camarilla de interesados en el billete del narcotráfico y la ceguera de sus dirigentes.
6. El comunismo puede cooptar al estado mediante la corrupción, sin que usted se dé cuenta. Infiltra todas las instituciones y ataca desde dentro. Se disfraza de creyente mediante ‘La teología de la liberación’, al convertir a Jesús en revolucionario para utilizar la autoridad espiritual de la iglesia.
7. Cuando usted menos lo piensa de repente destruye su vida mediante el miedo terrorista, no la muerte. Nos ‘ahorramos’ tres mil vidas, es cierto; pero 49 millones de vivos son destruidos lentamente por el terrorismo; y los dolientes por el rencor. Entonces la solución no es que haya menos muertos, sino que no haya terrorismo de ninguna clase. ¿Se puede acabar el terrorismo negociando con los terroristas? En situaciones puntuales en las que los terroristas tienen rehenes, sí. Pero cuando el rehén es un país, no, porque hay muchas maneras de infundir miedo.
CONCLUSIONES PARA ALERTAR. Con todo lo anterior pienso que el peor de los miedos que puede infundir un gobernante no es que sea de izquierda o de derecha y que cada quien gobierne para los suyos, sino que ese favoritismo se parezca a la venganza. ¿Fue el Club El Nogal bombardeado por un ‘error’ de las Farc o lo fue para que los ricos experimentaran la guerra como alguna vez lo dijo el olvidado Mono Jojoy? Y si Petro ahora se esfuerza para parecer como un líder presidenciable ¿por qué no logró convencer al electorado bogotano desde la Plaza de Bolívar con su innegable buena oratoria? Porque la gente no podía evitar asociarlo con el problema de las basuras, su desgreño administrativo y el hecho de que muchos de sus colaboradores no se lo aguantaran. En ese momento fue el pequeño Trump capitalino. Ese rechazo de la alcaldía que profundamente hirió su ego, bien puede inspirar el dulce sabor de la venganza presidencial como ocurre en Venezuela.

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