Aprendiendo el odio estratégico del Che Guevara y Lenín. Seguimiento a un debate planteado por José Obdulio Gaviria

“Mi pueblo fue destruido porque le faltó conocimiento. Porque tú desechaste el conocimiento”. Oseas 4:6

Hay cierto conocimiento esotérico del comunismo que se le esconde a las masas ingenuas. En “10 frases del Che Guevara (no tan grandiosas)” el periodista ecuatoriano Richard Salvatierra Ube nos enseña estas ‘perlitas’ del médico argentino, el héroe de muchos adolescentes latinoamericanos que merece plaza en nuestro mayor centro educativo.

“Tengo que confesarte, papá, que en ese momento descubrí que realmente me gusta matar.” “¡El odio es el elemento central de nuestra lucha! El odio tan violento que impulsa al ser humano más allá de sus limitaciones naturales, convirtiéndolo en una máquina de matar violenta y de sangre fría. Nuestros soldados tienen que ser así.” “Para enviar hombres al pelotón de fusilamiento, la prueba judicial es innecesaria. Estos procedimientos son un detalle burgués arcaico. ¡Esta es una revolución! Y un revolucionario debe convertirse en una fría máquina de matar motivado por odio puro.” “Hay que acabar con todos los periódicos. Una revolución no se puede lograr con la libertad de prensa.”

Por otra parte, al final de su nota editorial (FCPPC, 01.29.15) “Enseñanza de una entrevista” (Me referiré con el acrónimo EDUE) relacionada con las declaraciones dadas por Luis Carlos Restrepo en relación con el proceso de paz, plantea José Obdulio Gaviria nuestra necesaria participación como críticos y observadores de los movimientos de las Farc y sus aliados. Intentaré jugar el papel de un ‘evaluador’ de lo que las Farc dicen que quieren y lo que pueden hacer, basándome en el pensamiento de líderes como el Che, Lenín, Dieterich, Chávez o Maduro, inspiradores de las Farc.

¿Qué quieren las Farc? Respuesta insoslayable: el poder para gobernar a Colombia. De la respuesta se derivaría, en sana lógica, la elaboración de una estrategia eficaz contra el terrorismo. ¿Pero… qué define a las Farc, además de sus actuaciones antisociales? Es un grupo ‘potencializador,’ al máximo, de la utilidad política de las oportunidades; es decir, ‘no pierde papaya.’ Lo vimos en El Caguán y JOG nos da el siguiente ejemplo hablando de La Habana: “Nuestro criterio es que más que proceso de paz, parece una celada tendida por las FARC. En esa celada cayó inicialmente un sector de empecinados partidarios de la llamada “solución política negociada” con las FARC encabezados por el hermano del presidente, Enrique Santos (él mismo lo asegura en su libro “Así empezó todo”), que terminaron arrastrando a Juan Manuel Santos, un presidente débil de carácter y sumamente veleidoso. “(EDUE)
¿Por qué actúan así? Porque las ’matemáticas” de las Farc dictan: Cuando el terrorismo produce beneficios políticos mayores que los costos de formas alternativas de protesta, se recurre a esa moneda de intercambio político; contra esa estrategia Lenín indicará cuándo hay que dejar el terrorismo. ¿Por qué? Porque una de las ganancias que se puede esperar a su favor es el apaciguamiento estratégico al que se someterían a cambio de la hipotética entrega de armas o promesas de beneficios políticos potenciales: quizá vayan al congreso, o paguen cárcel sustitutiva o restituyan a las víctimas, o prometan portarse bien,…etc. O su promesa de la no violencia a través de una democracia, a su medida, en las regiones que se les adjudiquen. Así que el abandono del terrorismo es un paso estratégico, no una convicción moral.

Esta estrategia viene de Lenín que veía al terrorismo como estratégicamente “inconveniente” en determinados momentos, pero no como algo moralmente execrable: “El Congreso rechaza decididamente el terrorismo, es decir, el sistema de los asesinatos políticos individuales, como un método de lucha política que es lo más inoportuno en el momento actual, el desvío de las mejores fuerzas del trabajo y la urgente e imperiosa necesidad de organización y agitación, la destrucción de contacto entre los revolucionarios y las masas de las clases revolucionarias de la población, y la difusión tanto entre los propios revolucionarios y la población en general de las ideas completamente distorsionadas de los objetivos y métodos de lucha contra la autocracia. Lenin, Vladimir Ilich (julio-agosto) [1903], "II Congreso del POSDR”.

Por otra parte, hasta la fecha, la estrategia política más común del estado colombiano en su lucha contra las Farc ha sido la disminución de los beneficios políticos que la ley les aplica a los delincuentes y que a la cúpula del Secretariado, el promotor de la guerra, le resbala. Además, la opinión pública se enfoca en una estricta política de no aplicar concesiones. ¿Pero contra qué luchamos en la versión marxista latinoamericana del siglo XXI? Contra una “fraternidad de camaradas” ineficiente, representada por el ‘sueño de amor socialista’ como tradujo Chávez el Socialismo del Siglo XXI.

Nadie entendió ese planteamiento comenzando por el Comandante mismo. Lo confirma, Heinz Dieterich Steffan el creador del modelo quien dijo de Chávez: (…) “él nunca trató de crear las instituciones que venían en ese paradigma científico y nunca usó esas nuevas instituciones que se necesitaban crear para transformar la sociedad gradual y pacíficamente. Él se quedó con el eslogan, con lo novedoso y que fascinaba a la gente. A mediados del 2006 decía Chávez: “Hemos asumido el compromiso de dirigir la Revolución Bolivariana hacia el socialismo y contribuir a la senda del socialismo, un socialismo del siglo XXI que se basa en la solidaridad, en la fraternidad, en el amor, en la libertad y en la igualdad”, pero no dio el paso de aplicación científica del modelo. En el fondo nunca trató de hacerlo, y por tanto el fracaso en Venezuela del chavismo en nada refuta el paradigma porque nunca trató de aplicarlo realmente." Así mismo, atribuye el fracaso de Maduro, además de la falta de carisma y preparación del actual mandatario, a la terquedad en la continuidad de un modelo insostenible porque no da cabida a la empresa privada: (…) "El gran error del gobierno de Maduro es seguir con la idea de Chávez, insostenible, de que el gobierno puede sustituir a la empresa privada. El gobierno usará su monopolio de importaciones y exportaciones para repartir las atribuciones en las empresas." Ya vemos los resultados.

Tenemos entonces que la evidencia empírica y teórica es que los terroristas de las Farc siendo personas racionales utilizan el riesgo del terrorismo principalmente para desarrollar fuertes lazos afectivos con sus compañeros del Secretariado y sus socios externos en el negocio del narcotráfico solamente; no vemos esos ‘afectos’ con el pueblo al que bombardean con tatucos, con los niños que reclutan, las mujeres que obligan a abortar, los fusilamientos por cualquier tontería, los asesinatos selectivos, ‘altruistas’ o descarados en nombre de su lucha, la masacre de los ‘oligarcas’ en El Nogal, o los diputados de El Valle, los secuestros, etc. No vemos el círculo de influencia afectiva, o ‘amor socialista’, necesario en el triunfo de cualquier revolución, para formar un movimiento de masas, partido o estado, como una cohesión que garantice una transformación moral durable, supuestamente superior al capitalismo.
Además, no tienen la preparación para demostrar la funcionalidad de su cacareado modelo que sería el factor sostenedor de cualquier nueva estructura socioeconómica socialista que se llamaría ECONOMÍA DE EQUIVALENCIAS y que pretendería sustituir la ECONOMÍA DE MERCADO. Las equivalencias se manejarían a través de un instrumento que Heinz Dieterich denomina la Rosa de Peters y que solo él entiende.

¿Qué hacen entonces las Farc frente a su propia incapacidad de liderazgo para el cambio, confrontando además el fracaso de un modelo económico? Utilizan la desorientación para alienar a los negociadores del Estado, o a líderes representativos, de sus ciudadanos, reduciendo el gobierno a la impotencia a los ojos de la población, mediante las críticas a través de Anncol y sus comunicados. Hay que “desmontar las causas de su insubordinación contra el Estado” (EDUE); “Claves para leer ‘Así empezó todo’ “(Pablo Catatumbo, El Tiempo, 01.31.15); orientando su respuesta para inducir el objetivo de responder de una manera que sea favorable a la causa insurgente; “Las FARC acaban de publicar un largo y argumentado manifiesto contra la justicia transicional (http://farc-ep.co/?p=4214). Dicen, en síntesis, que esa es la última coca cola jurídica del imperialismo y que a ellos ni les va ni les viene el tema.” (EDUE). Tratan de ganar legitimidad mediante la explotación del impacto emocional de la violencia para insertar un mensaje político alternativo.

En ese escenario ¿Cuál es el engaño del pacifismo? Mide solamente los elementos tangibles del poder militar y sus logros en el terreno; y si no son estratégicamente significativos en un corto plazo, porque no se puede utilizar toda la fuerza de la superioridad militar, la estrategia de la guerrilla, acogiendo el apoyo pacifista, se basará exclusivamente en la explotación de los efectos psicológicos de la guerra asimétrica (persecución jurídica, minas anti persona, terrorismo, corrupción, narcotráfico, ZRC, etc.) adjudicándole a sus críticos la falacia emocional del guerrerismo que ellos predican como ‘solo un enemigo arrasado es uno derrotado’, lo cual nunca ocurre en términos militares.
Recordemos que una de las condiciones que Tirofijo le ponía a Pastrana para firmar la paz era el desmonte del paramilitarismo; Uribe lo hizo y nada pasó. Entonces las quejas de las Farc son apenas excusas para prolongar una matanza innecesaria, pero estratégica para sus fines.

Así, un poder político alcanzado en las urnas no nos va a llevar a un ‘nuevo modelo económico’, sino a un discurso permanente de “solidaridad, fraternidad, amor, libertad e igualdad”, quizá con papel higiénico y comida solo para los camaradas como en la URSS. Es decir, a una lucha contra una fraternidad ineficiente, convertida en una máquina de guerra para defender su fracaso estratégico revolucionario, en la que el sentido común que puede salvar a un país será el enemigo.

Por lo tanto, no es un enemigo de la paz quien neutraliza el oportunismo político de las Farc; identifica el apaciguamiento ineficiente; desarma sus estrategias de argumentación, poniendo ejemplos del fracaso de su pretendido modelo, sus actuaciones antidemocráticas y la médula moral de sus líderes. No soy un enemigo de la paz al señalar las contradicciones comunistas sobre el terrorismo, tan evidentes y oportunistas, que han expuesto Lenín, el Che Guevara, Heinz Dieterich y Maduro que ha autorizado al ejército a disparar contra manifestantes indefensos. No soy un enemigo de la paz si les digo a los interesados en este debate que lean, si lo pueden conseguir: “FARC, el país que proponemos construir”. Editorial Oveja Negra, diciembre 2001 y verán allí como serán las ZRC; cómo se conseguiría la plata para hacer la ‘revolución’ de las Farc, cómo se convertiría a Colombia en un paria internacional. El problema no es la discusión de los acuerdos o la ‘firma’ de la paz, sino un paraestado con los engendros del Che y Lenín, con mando político-militar, dinero y tropa disponible. No es delirio; es el análisis de una realidad dura y los acontecimientos que nos agobian para que no se cumpla la profecía de Oseas.

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