Ataques a oposición

¿La paz se consigue eliminando?

Que estoy loca, que echo espuma y que insulto. Que incito al odio y la violencia. Que destilo no sé cuáles infecciones. Eso dicen. Sin embargo, no pueden encontrar en mis palabras ni un solo improperio. Ellos se imaginan o descontextualizan lo que digo. Ellos me vilipendian, denigran y estigmatizan. Los dueños de la paz se inventan lo que digo y hago para caricaturizarme. Ellos, llenos de amor, me tratan de loca y rabiosa. Ellos, los de la reconciliación con los terroristas, jamás han tenido ni un quinto de los adjetivos descalificativos que usan contra mí, para referirse a los violentos; tampoco sobre los corruptos, cuando estos están con sus ideas. Ellos van contra mí, no contra mis ideas.

Esos amigos de la paz tienen corazón para perdonar asesinos, secuestradores, reclutadores de menores… en cambio, con los que pensamos distinto son inflexibles, intolerantes y aplican la metodología del bullying.

Rechazo tantas mentiras y ataques. Me lastiman, pero las recibo con estoicismo porque creo en lo que digo y no en lo que ellos dicen que yo digo. Me afectan las palabras hirientes, las descalificaciones sobre asuntos que jamás he sugerido, y el oportunismo de medios que -como no comparten mis posturas- titulan con la intención de vender más, siendo falaz, por incompleto, lo que me ponen a decir. Me duele porque entiendo que este país no quiere oír. Los absuelvo porque puedo verlos, unos ahogados en sus propias pasiones y solo ven lo que quieren, otros tan de mala fe que tergiversan con sevicia.

He sido vehemente en la defensa de mis ideas, dura en las posiciones, pero siempre respetuosa con las personas. He denunciado la corrupción porque la detesto. Me he opuesto a lo que considero injusto porque jamás seré cómplice de injusticias y el silencio es la peor forma de complicidad. Rechazo impunidad y premio para criminales de lesa humanidad porque aleja la paz. He pedido la renuncia del Presidente porque no me parece que gobierne y ante un país lleno de problemas usa la palabra paz para encubrir problemas y pecados.

Paz no es que el partido del presidente enardezca porque sacan un ladrón de la gerencia de CafeSalud, ni que los ministros tengan familiares cercanos con contratos multimillonarios. Paz no es usar la justicia en las luchas políticas, ni surge de premiar criminales o transar con ellos el futuro. No son niños muertos de hambre, ni apagones, ni más impuestos para dilapidar en corrupción. Debato todo esto con pasión e invito a discutir con reglas básicas de hermenéutica y decencia.

Yo sí anhelo la paz. La paz empieza por ser capaz de reconocer al otro, hacer del otro la mejor versión posible, lo que no significa dejar de ver sus crímenes. La paz no es ceguera. A los colombianos dueños de la paz les queda fácil simpatizar con criminales e imposible hacerlo con opositores ideológicos. Sus debates políticos son para destruir personas; pretenden ganar los debates por W. Les quedará difícil; sigo a tiro para sus ataques con las alas desplegadas, con ganas de defender el futuro de Colombia y con el alma llena de fe. Muchos colombianos seguiremos en la resistencia pacífica #Abril2ALaCalle

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