Avispas del Sí

Avispados resultaron los del Sí. Hablan de la democracia pero no ven límites para desconocer sus decisiones. Saben que si el acuerdo no hace modificaciones de fondo volverá a ser derrotado en las urnas y ya preparan mecanismos que “no polaricen”, es decir que excluyan a las mayorías. Ahora les gusta la refrendación por el Congreso, porque ahí está sobre presentado el No, y las mayorías del gobierno podrían -sin resquemores- hundir el resultado democrático.

Volvimos otra vez a la técnica de que lo que importa es el acuerdo y no su contenido. Volvimos al tema de correr a implementar sin que sepamos qué. Volvimos a la falsa promesa de la paz, cuando de lo que se trata es saber cuáles son las garantías que dan las Farc para su completo desarme y reinserción, así como los costos que tendría para la sociedad y la democracia colombiana. Volvimos a las mañas y los discursos vacuos, a la prosopopeya del engaño y la forma sobre el fondo.

Insistiré nuevamente en que lo importante no es el acuerdo, son sus contendidos. Lo fundamental no son la agilidad para cumplirlos, sino su conveniencia para la Nación. Lo importante es lograr la desmovilización de las Farc, sin que ello suponga la destrucción del principio de justicia, el debilitamiento de la democracia y las instituciones, las trabas y limitaciones al desarrollo económico.

Había propuesto en el Congreso un debate para que los partidarios del Sí conocieran de primera mano las propuestas del No. La idea era buscar un acercamiento que sirviera para defender el resultado democrático e instara al Gobierno a buscar el acuerdo nacional, basado en uno alcanzado en el Senado. Avanzaríamos en la renegociación con las Farc. Según me dicen, ya la intención es bien distinta. Pretenden una discusión sobre los mecanismos de refrendación de los acuerdos que aún no existen. Pretenden comprometer al No con otra refrendación doblemente amañada. Digo doble, porque no contentos con todas las trampas del plebiscito, ahora ni siquiera eso aceptan, buscan algo 100% seguro.

Mientras no haya acuerdos no habrá alianza sobre el mecanismo de refrendación. Si las modificaciones son de fondo, la refrendación y la implementación será fácil. Sin embargo, si como se prevé, se trata de un maquillaje; la refrendación debería ser un referendo, como lo pidió el CD desde el principio. Para que los colombianos puedan expresarse asunto por asunto, y el Gobierno entienda de una buena vez, aquello que rechazan los colombianos. Y debería tener al mismo tiempo el compromiso del Gobierno y las Farc de acatar la voluntad popular.

La paz vale tanto que no me opondría a pagar lo que fuera necesario; pero por la paz, no por un anuncio. Las Farc no son las dueñas de la paz, ni ésta surge de la voluntad de los terroristas. De ellos lo único a esperar es que entiendan que ninguna idea justifica el crimen, el terrorismo, ni el narcotráfico. La paz surge de las instituciones, que no se fortalecen con el premio al crimen. Aquellas se fortifican de la coherencia en la defensa de lo que es justo, del trabajo permanente de un Estado que está del lado del ciudadano para servirle y protegerlo del crimen y el abuso.

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