BANANA REPUBLIC

"Entregar o regalar este nuevo producto que se llama castropetrosantismo."

Mi exmujer me previno al final de un mensaje en el que se mostraba muy contenta con los resultados de las elecciones: “Por lo demás te pediría por ti mismo prudencia de aquí en adelante en lo que publiques en KienyKe”. Confundido sin entender bien a qué se refería con eso de la prudencia me fui a caminar por la peatonal de la séptima para irme haciendo a la idea de cómo se verá este país en unos años después del colosal fraude.

¿Si así está la carrera séptima tan querida por los bogotanos, llena de historia y tradición, cómo se verá la ciudad entera con lo que se nos viene encima? Muy atontado por los resultados de las elecciones me paré junto a otros curiosos a escuchar a un culebrero que cargaba en una caja una gorda culebra pacificadora, que se había tragado la paloma, la esperanza y la fe, de la que extraía la serpentolidia para curarnos de la democracia. Esta era su perorata:

“Señores y señoras, viejas y viejitos, señoritas viudas y casadas solteras y arrejuntadas. He llegado venido o arribado a esta ciudad pueblo o caserío para ofrecer ya enterita la Banana Republic y entregar o regalar este nuevo producto que se llama castropetrosantismo. Se toman unas elecciones, en un país de esos democráticos, y con nailon hilo piola pita o cabuya, se enhebra se ensarta un político de esos de la oligarquía para no despertar sospechas. Lo digo de diferentes maneras para que me entienda el intelectual el hombre de mediana cultura el ignorante o el curioso como mi amigo el político que por ganas de conseguir plata o mirar cosas de brujería y santería vino a quedarse aquí cuatro añitos más y de pronto más larguitos para alegría de ustedes señoritas y señoritos. Con mucho contento les cuento que tan sólo nos faltaba esta esquiva Colombia que llevamos sesenta años tratando de engatuzar. En unos años atrás estuvimos muy cerca pero siempre nos ponía zancadilla un botija con cauchera que ponía a temblar hasta a Goliath. Imagínense ustedes, con poncho y carriel se entrometía y nuestros muchachos se metieron en madrigueras, imagínense señoras y señores, o esconderse en Venezuela. ¿Qué como así que nos humilló? No se le ocurra ni mencionarlo mi señor es que el botija ese era muy empecinado y quisimos sacarlo del camino con atentados y calumnias, pero parecía ayudao. No se preocupen, ya conseguimos a la pispa Colombia para nuestra Banana Republic con dos mares y mucha coca y recursos naturales.

Vengo voliando quimba desde la tierra del sol poniente, pasando por Venezuela sin dar descanso a mis patas en dónde hablé con don Maduro, el cacique sabihondo, que me dio el secreto para curarlos de la tan mentada democracia y me obsequió este libro que se entitula ‘La paz se negocia, no se conquista’ que sirvió para sacar a los muchachos de las madrigueras y llevar a los más chachos a parrandear a Cuba. Allá está el comandante y allá murió el berraco de la Republica Bananera de Venezuela. Lo mandamos embalsamao pero nadie se percató. Festejemos, la retrechera Colombia es nuestra para dicha de nuestro cacique mayor que más sabe por viejo que por diablo.

Los veo medio preocupados pero no se preocupe mi don, señora o señorita, viejos y viejitas que les tengo la solución. Si se le infla la oposición o le duele la democracia, con una mermeladita bien untada sobre pan recién horneado por godos e izquierdistas, cómala usted y en diez días de diarrea le salen hasta los furibistas y queda bueno otra vez.

Para los goditos descarriados y para cazar idiotas útiles les tengo un caldo surtido de puestos y ministerios que para todos hay, no por nada don Juanpa se gana fama de botaratas.

Hay hombres que se atortolan con la economía caída, no deje la cosa fría como gelatina vieja y métale empresarios en ayunas y coca y coltan, oro y  petróleo y hasta se vuelve a parar un muerto de cuatro años de derroches sin visión.

Usted señorita o señorito no se deje meter miedo que acá como en Venezuela no saldrán a protestar, ya les tenemos de tres a cinco añitos en la guandoca si no les quedó lavadito el cerebro con estropajo cubano. No se me preocupen, acá no hay tal siglo veintiuno, nos quedamos en comenzando el veinte que fue tan bueno para quitarnos a la señora Democracia.

Si ese montañero de carriel, sombrero y ruana viene de nuevo a molestar les tengo la solución, darle miel de calumnias con un poquito de munición. ¿Que ni con esas? entonces llévenlo a un manicomio y díganle que está deschavetado hablando de un tal fraude con otro bien deschavetado al que le dicen Pachito que ha estado pregonándolo hasta por eneteene. Y si insisten en que están muy cuerdos díganles que si acaso no escucharon a ese amigo de mi señor Santos de la OEA. ¿Quieren que les cuente lo que dijo de la señora Registraduría? Pues aquí les va aunque no lo crean: “Esta eficiencia no existe en ninguna parte del mundo”. No se me ría mi señora que esos burócratas son ejemplo de eficiencia para todita la tierrita.

Y no olviden agradecer a Tibisay y a otros venecos que nos dieron una mano en esa faena. Que si allá en Venezuela la oposición jodió y jodió por darles papaya al demorar el conteo pues vinieron y les dijeron, “háganlo rapidito que queden atontados”, como si yo les hubiera dado burundanga de esa que usaba mi viejo para quitar la voluntad. El domingo los vi tan mancitos que hasta el señor Zuluaga felicitó al emperadorcito. ¿Qué le da risa mi señora? Tranquila ríase no más, si hasta le enseñamos a don Juanpa como hacer un buen sancocho revolviendo de la derecha con los de la izquierda y hasta a don Antanas que se le olvidó que a su abuelo y a su tía les fue muy requetemal con los sovieticos y hasta le metimos una buena porción de Petros, Cepedas, Claras y Cordobas que para todos hay en nuestra Banana Republic. Vean lo fácil que es ganarles a estos ultraderechistas fascistas.

Y para los que no se deciden, los incrédulos o herejes es sólo hablarles de paz al buen estilo hippie con marihuana de la mejor del viejito de Uruguay y les hace usted mi señora una buena torta que los deje más atontados de lo que quedaron con el conteo. Ni contamos los votos para decirles a todos que ganó el señor Santos sin dar tiempo ni de llenar el ecatorce y menos de reflexionar. El registrador muy en su modestia se felicitó después de estar bien calladito desde esa primera vuelta hasta la segunda tragándose su impaciencia por anotarle el doble de voticos con los que el zorro aventajó a nuestro cacique Santos que sirvieron para hacerles creer a los ingenuos que se había vuelto disque imparcial, mermándole la labor al pobre señor fiscal que va a estar muy atareado persiguiendo los Leopoldos y las María Corinas de aquí que también los hay.

Y les traigo unos menjurgues que me enseñaron los taitas que aprendieron de sus ancestros y que siempre tienen efectos sobre los que vienen a creerse que esto es a la europea o algo medio civilizao. Mire, pa’ usted borrar esas manchas que le va a dejar la democracia hay una receta rara que yo solo la he vendido, coja un manotao de mentiras junto a una pizca de viejas acusaciones que brillan de tanto uso y apachúrreme ligero unos cuantos calumnistas y se me unta esta pomada y si no sirve pa’nada, tiene que cambiarse el cuero por uno a prueba de verdades. Mire lo contentos y animados que están los catires que ahora parecen pielrojas de tanto untarse mi pomada milagrosa.

Que mi Dios y la virgen los acompañen y hasta que vuelva.”

(Retahíla basada en El culebrero o yerbatero paisa tomado de Internet)

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