¿BORRÓN Y CUENTA NUEVA?

En las épocas escolares, especialmente en los primeros años, acostumbrábamos una solicitud a los maestros encargados de la disciplina, para eludir los castigos a los que nos hacíamos merecedores por nuestras pilatunas, acompañado de la promesa de no volverlo a hacer, decíamos: "Borrón y cuenta nueva". Nunca cumplíamos lo prometido y creíamos que esos, en ese tiempo bondadosos maestros, no se acordarían de esas fallidas intenciones de comportamiento ejemplar.

Ahora para estas elecciones tenemos protagonistas similares en cuanto a las promesas y en ocasiones hasta pienso que no están muy lejos de creérselas, pues parece que se quedaron en esa edad sicológica de mentira frecuente por miedo al castigo.

Quien quiere ser reelegido manifiesta, en medio de sus dificultades para expresar las escasas ideas que se le ocurren, que ahora sí empezará a cumplir con todo lo prometido y sigue hablando de los muchos billones de pesos que destinará a vías, educación, vivienda, salud, seguridad, mermelada a los congresistas, primas a los policías, aunque antes se las había quitado y ahora les promete que se las volverá a dar.

En campaña llega con regalos ¡personales… pero pagados con el dinero de todos los colombianos, apropiándose del mérito como el ventajoso perenne, que siempre quiere quedarse con el mejor pedazo de torta.

Esos personajes de nuestra infancia querían quedar bien con todo el mundo y su personalidad nunca mostraba carácter suficiente para asumir sus responsabilidades, por el contrario, pedían siempre una segunda oportunidad.

Curiosamente hoy sucede lo mismo con quien quiere ser de nuevo el detentador del poder de repartición de la mermelada y en su campaña se atreve a mentir cuando dice que han hecho mucho pero falta mucho por hacer.

Esto último es cierto, pues perdimos 4 años de progreso, ya que se dedicaron a preparar la reelección y la instauración de un régimen castro-chavista.

De resto las ejecuciones fueron promesas de inversión de billones inagotables en el papel.

Y como él, actúan los narco-terroristas ofreciendo lo incumplible para ellos, y es que mientras no los persigan, harán su tregua unilateral y por ende no harán atentados ni utilizarán niños bomba ni secuestrarán ni volarán los oleoductos ni atacarán la fuerza pública a mansalva y con alevosía, desactivarán todas las minas antipersonal, tampoco asesinarán civiles y, lo más importante, suspenderán todas las actividades relacionadas con el narcotráfico.

Esta última promesa me dejó turulato. Tenía entendido que ellos nunca habían aceptado que eran narcotraficantes y de ser así, no entiendo por qué prometen no hacer lo que supuestamente no hacían.

¿Son o no narcotraficantes? De serlo, el señor Santos está negociando con narcotraficantes en La Habana y al hacerlo contradice, a ojos vistas, su argumento para no haber aceptado lo de su amiguito J. J. Rendón de que para ellos, los narcotraficantes, lo que procede es la entrega sin condiciones a las autoridades.

Mentirositos todos y así, con esas comprobaciones, son capaces de solicitar un borrón y cuenta nueva.

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