“Cabuyo” se esconde hasta debajo de la tierra

Hace una semana las autoridades suspendieron una operación lanzada en Briceño para ubicar al máximo líder de las disidencias del frente 36 de las Farc, Ricardo Abel Ayala, alias Cabuyo. Aunque tropas de las Fuerzas Especiales del Ejército y Comandos de la Policía llevaban varios días en terreno, guiados con una sólida información de inteligencia, al momento de los asaltos el exguerrillero simplemente desaparecía.

Sin respuestas, y ante una nueva frustración en la “cacería” del líder disidente, el Ejército continuó en la zona y en medio de la búsqueda, soldados del Batallón de Infantería N°10, Atanasio Girardot, ubicaron en la vereda Cucurucho un establo que, a primera vista, se veía sospechoso.

“Estaba cerca de la escuela de esa vereda, a unos 100 metros. Era raro porque había una casa en ese sector pero deshabitada y el establo parecía recién construido, no tenía animales”, afirmó una fuente judicial a EL COLOMBIANO.

Tras asegurar la zona, los soldados empezaron a inspeccionar y en el momento que llegaron al comedero, hecho en cemento, uno de los militares removió la hierba que allí había y encontró una entrada.

Al remover una placa de concreto, observó una escalera que guiaba a una especie de búnker.

—¿Será que ese man está ahí? dijo uno de los soldados.

—Se alcanza a ver como un baño, respondió otro.

—“Cabuyo”, si usted está ahí, salga con las manos en alto, somos tropas del Ejército, gritó un soldado.

Al no percibir ninguna respuesta, uno de los soldados se llenó de valor y saltó al interior de la estructura. “A la de Dios. Ojo ahí mi cabo, me cubre”, dijo el militar.

Segundos después afirmó que todo estaba despejado, que lograba ver un túnel por donde al parecer “Cabuyo”, considerado objetivo de alto valor por el Gobierno y por quien se ofrece una recompensa de hasta $280 millones, había escapado una vez más.

Con todos los lujos

Ya en el interior del búnker, los soldados no lo podían creer. “Cabuyo” tenía un apartamento bajo tierra en el que podía pasar semanas enteras sin pasar afugias.

No faltaba ningún detalle: tenía piso con baldosas, una cama de madera, las paredes enchapadas, tenía una pequeña cocina con una estufa a gas de dos puestos, lavadero y un baño con una ducha eléctrica.

“Tenía agua, luz y hasta televisor de pantalla plana. Cuando ingresó la tropa encontró una caja con víveres frescos, el hombre había estado ahí”, agregó uno de los investigadores que le sigue la pista a Abel Ayala y quien afirmó que habían encontrado la respuesta del por qué le perdían el rastro, especialmente por las noches.

A parte de las comodidades, las autoridades encontraron diferentes elementos utilizados por el cabecilla: explosivos, un changón con marcas exclusivas del Ejército colombiano, teléfonos celulares, memorias y flechas con las que al parecer salía a cazar animales en esa zona de Briceño.

Luego de realizar las respectivas incautaciones e inspeccionar la zona, el Ejército procedió a destruir la estructura subterránea e incluso el establo que servía como fachada para camuflarlo.

“Creemos que después de esto ‘Cabuyo’ inició una cacería de brujas porque cree que alguien avisó sobre el búnker. El pasado sábado se registró el homicidio de una mujer en la vereda Travesías e investigamos si tiene alguna relación”, agregó una de las fuentes consultadas para este artículo.

Aunque se desconoce la fecha en la que fue construido el búnker, las autoridades creen que no tenía mucho tiempo, pues la estructura “se notaba relativamente nueva”, por lo que se descartaría que fuera un viejo escondite utilizado por los guerrilleros del frente 36 de la extinta guerrilla de las Farc, el cual, antes de la dejación de armas, tenía a Briceño como uno de los municipios de mayor actividad delictiva.

Le respiran en la nuca

Desde que las Fuerzas Armadas bombardearon uno de los campamentos de “Cabuyo” en octubre del año pasado, EL COLOMBIANO conoció que han sido por lo menos ocho acciones directas (una por mes) que se le han hecho al cabecilla de las disidencias desde ese entonces, y aunque no se ha logrado ubicar al objetivo principal, sí se ha golpeado la estructura que maneja.

Según datos de la Séptima División del Ejército, en lo corrido de este año se han capturado 11 presuntos integrantes de esa estructura ilegal. A esto se le suma lo que se logró durante todo el año pasado, que fueron 39 detenciones y ocho muertes en medio de operaciones militares.

Además, a las disidencias de “Cabuyo” se les ha incautado un total de 30 armas de corto alcance, 14 fusiles, 2 ametralladoras y más de 6 mil 700 cartuchos de diferentes municiones.

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