Cámaras y flashes inflan el ego pero no sirven para la gloria

Cuando una persona se prepara con vocación para ejercer justicia, ha escogido una brillante profesión. La justicia es una cualidad positiva, alguien justo que cumple con la ley, que entiende, es un mandato divino. No se le puede acusar de descuidar sus obligaciones. Es imparcial, honesto y recto. No comete actos deshonestos, malos, ni inmorales. Más bien, es una persona de principios, que seguramente se gane nuestra admiración y respeto.

Pero en Colombia, es, nada más ni nada menos, el colapso total del Estado, gracias a la corrupción y al presidente Santos que con esa sonrisa zalamera; ese silencio cómplice deja ver cómo actúa el régimen de la “prosperidad para todos”…los amigos del presidente, como algunos magistrados y jueces que violan los códigos como les viene en gana, absolutamente nadie puede oponerse, porque según ellos, son intocables, son las vacas “sagradas” del presidente; régimen completamente indiferente con los demás servidores de la patria, que los mira como un objeto!. Sí, todos los que le creyeron y votaron por él, ahora arrepentidos, pero se dejaron seducir por un plato de lentejuelas, son los culpables de la tragedia que se avecina, entre ellos la gran prensa!

Ya es hora, que la justicia se desligue del foco de corrupción que implica la justicia espectáculo, donde la fiscalía crea una burbuja criminal en contra de una persona con la ayuda de ciertos periodistas o medios masivos de comunicación; captura sin pruebas, pide medida de aseguramiento, la cual, por temor a investigaciones disciplinarias son concedidas por jueces temerosos, y una vez capturada la víctima se le ofrecen beneficios jurídicos, para que implique o salpique falsamente a determinada persona, que generalmente ni siquiera conoce, requisito indispensable, que sea uribista y en este caso, Oscar Iván Zuluaga, María del Pilar Hurtado; próximas víctimas perfectas para el holocausto que persigue la justicia espectáculo impartida por Montealegre y así ocultar los gravísimos errores en su pésima administración, por eso ha tenido que recurrir a dar cuotas burocráticas a familiares de personalidades de los principales medios periodísticos; la idea es, la de callar y callar, no permitir que la corrupción se note dentro y fuera de la Fiscalía.”Puro avestruz”.

La responsabilidad histórica de Santos con los colombianos es incalculable, teniendo en cuenta que recibió un país mejorado, con unos narcoterroristas aniquilados, pero en lugar de darle continuidad al empuje de Álvaro Uribe Vélez, decidió darles respiración boca boca a los verdugos de Colombia hasta el punto de revivirlos, contradiciendo los mandatos constitucionales de proteger la soberanía y seguridad de todos sus ciudadanos. Estamos frente a un desplome: estado fallido, la paz es guerra, el amor es odio, y la libertad es esclavitud, eso es lo que ofrecen Santos y narcoterroristas al pueblo.

Presidente Santos, sacúdase de su estridencia, si le queda algo de ética y dignidad, recuerde que: luces, cámaras y flashes de periodistas enmermelados, inflan el ego del poder, pero no sirven para la gloria.

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