Carta al Centro Democrático

Amigos del Centro Democrático:

La puesta en marcha por parte de las farc del cese al fuego y las hostilidades unilateral e indefinido, deja en claro la debilidad del gobierno en la mesa de diálogo. Las farc tienen la iniciativa política y marcan la pauta en el proceso. Han dicho que sigue el armisticio y después la constituyente. Y hay que creerles. El gobierno ya concedió el armisticio, cuando habla de un acuerdo de cese al fuego y las hostilidades bilateral y definitivo al final del proceso. Y cederá en la constituyente, pues no tiene forma de levantarse de la mesa.

Con la decisión tomada, las farc desbordan el marco de los acuerdos con el gobierno, para colocar asuntos concernientes al proceso de paz en una discusión pública de cara al país. Eso justifica que podamos entrar al debate público como interlocutores válidos. Criticar su decisión de cese unilateral como una trampa, o advertir de su intento por inmovilizar a la fuerza pública, no cambia la realidad de los hechos. El proceso con este grupo armado ilegal ha tomado una dinámica que puede desembocar en cambios profundos en la estructura política de Colombia.

Sugiero asumir frente al proceso de paz con las farc, y el que se anuncia con el eln, una posición activa que vaya más allá de la simple crítica. Si hemos pedido como condición básica para apoyar el diálogo con los grupos armados ilegales el cese de acciones violentas, no es sensato quedarse al margen cuando las farc lo anuncian. Lo adecuado es participar desde el espacio ciudadano en el monitoreo y verificación de lo prometido, denunciando incumplimientos y proponiendo correctivos cuando sea necesario.

Para que los hechos políticos que se avecinan no nos desborden, debemos propiciar la discusión sobre la conveniencia o no de una eventual constituyente. El gobierno no toca el tema y prefiere mirar para otro lado, pero moverá sus mayorías en el Congreso para convocarla, si como es de esperar las farc la exigen como requisito para una terminación exitosa del diálogo. Se nos dirá entonces que la paz del país lo amerita, exponiéndonos al peligro de una constituyente poco democrática.

En su carta a Álvaro Leyva del pasado 9 de noviembre, el expresidente Uribe abrió la puerta a la discusión, señalando que podría corresponder a un organismo de esta naturaleza aprobar, improbar o modificar los acuerdos alcanzados en la mesa de diálogo. Señaló además dos criterios para valorar la pertinencia de los cambios propuestos: que aseguren la no repetición de la violencia, y el pleno respeto a los derechos y libertades democráticas. Debemos agregar que una eventual constituyente sólo se puede convocar después del desarme, y tener un origen trasparente nacido del voto ciudadano. Cualquier intento por definir su conformación de manera desequilibrada para favorecer a las farc o a otro grupo político o social, se puede convertir en origen de nuevas violencias.

El Centro Democrático es un partido con vocación de permanencia que tiene una agenda plural, relacionada con su organización interna, las elecciones departamentales y municipales del año próximo, y sus tareas legislativas. Sugiero conformar además un equipo permanente para intervenir en el tema de la paz, sin descartar la posibilidad de entrar en conversaciones con el gobierno sobre el tema, sin que ello implique abandonar la posición crítica. Es preferible intentar corregir el rumbo de lo que está sucediendo apoyados en una fuerza ciudadana, que lamentarnos después por haber sido incapaces de modificar el curso de los acontecimientos que se avecinan.

Cordialmente,

Luis Carlos Restrepo R.
Diciembre 20 de 2014
 

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