Cesación Unilateral

De acciones de las Farc

Los secuestros que cometieron las Farc durante la semana que termina hicieron tambalear las conversaciones con el Gobierno en La Habana. Nadie puede extrañarse de que se haya presentado una reacción masiva en contra de ese nuevo acto terrorista.

Eso ocurre siempre, pues los colombianos apoyan los esfuerzos en busca de la paz pero castigan la violencia y la falta de voluntad de las organizaciones terroristas para hacerla posible.

Teniendo en cuenta lo que acaba de ocurrir,  no sobra recordar que nuestra historia enseña que las conversaciones que se han adelantado previa cesación de acciones violentas del grupo armado ilegal correspondiente, han concluido con éxito. Por el contrario, aquellas que se realizaron en medio de las balas y las bombas terminaron con fracasos y frustraciones. Estas son las lecciones concretas.

Infortunadamente, en lugar de continuar haciendo los esfuerzos que se requerían para iniciar diálogos con las Farc en condiciones que podían haberle dado mayor viabilidad al proceso, el Gobierno escogió el camino que no registra ninguna experiencia exitosa en nuestro país.

También es útil, en este momento, refrescar la memoria sobre episodios de la vida nacional que es aconsejable tener en cuenta.

El hoy expresidente César Gaviria se vio obligado a ponerles fin a las conversaciones que adelantó con la coordinadora guerrillera en Tlaxcala, México, a raíz del secuestro y muerte del exministro Argelino Durán Quintero.

En aquel entonces fue de tal magnitud la indignación de los ciudadanos, que el Jefe de Estado no tuvo alternativa distinta a ordenar a los negociadores que se pararan de la mesa.

Lo mismo sucedió durante el Gobierno de Andrés Pastrana. A pesar de la decisión política y audacia con las cuales abocó la tarea de lograr la paz por la vía política, tuvo que terminar los diálogos cuando las Farc secuestraron, en una acción espectacular y desafiante, al senador Jorge Eduardo Gechem, presidente de la comisión de paz de la Cámara alta.

La gente no soportó más, en los dos casos, que las Farc hablaran de paz, sin resultados concretos, al mismo tiempo que se fortalecían y seguían haciendo terrorismo.

En las condiciones actuales puede suceder lo mismo.

No por falta de voluntad del Gobierno, como tampoco faltó en los dos casos mencionados.

Si se llega a presentar una circunstancia similar, la responsabilidad será, otra vez, de esa organización terrorista. Es por estas razones que resulta, a todas luces, conveniente que se les exija a las Farc la cesación unilateral de sus acciones criminales.

Esta es una posición que busca facilitar el desarrollo de las conversaciones, no sabotearlas. Pretende que sea posible que exista el nivel de apoyo de opinión necesario para llevar a buen término los diálogos.

Si las cosas siguen como van y las Farc continúan reclutando niños, secuestrando, asesinando compatriotas, destruyendo la infraestructura civil, en fin, cometiendo todo tipo de crímenes, llegará el momento en el que los colombianos, cansados del engaño y el terrorismo, le exigirán al Gobierno que diga no más y ordene al equipo negociador que no regrese a Cuba.

Es urgente repetir lo siguiente: para que sea posible mantener las conversaciones y buscar acuerdos aceptables, las Farc deben cesar unilateralmente sus acciones violentas.

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