Chikungunya económico

Al igual que lo que está sucediendo con el virus del Chikungunya, cuya primera alerta se anunció hace seis meses, los efectos perversos de la caída en el precio del petróleo se sentirán bien entrado este año, solo que no habrá droga que aminore sus perversos efectos, ni ciudad fría que se salve de su contagio.

En el frente externo, durante 2014 fue más lo que importamos que lo que exportamos, dejando un hueco comercial de US$ 5.300 millones en el año. El Gobierno estima en su Plan Financiero para 2015 un precio por de barril de petróleo US$ 40 inferior al promedio visto en el año 2014 y si somos menos pesimistas y se da una reducción en ese promedio de apenas US$30 por barril, considerando el millón de barriles exportados diariamente por Colombia, esto equivaldría a recibir US$ 11.000 millones menos este año por venta de crudo, abriendo más el boquete comercial y llevado el déficit en cuenta corriente a niveles insostenibles, muy superiores a los US$ 7.800 de hueco sufrido en 2014.

Si el precio del dólar promedia por encima de $2.100 durante un lapso superior a seis meses la inflación podría superar el 5% anual al cierre del año, mermando el exiguo incremento del salario mínimo decretado antidemocráticamente por el Gobierno. Cuando la inflación supere el rango superior de la meta, establecido en 4% por el Emisor, las presiones para que su política monetaria deje la actual neutralidad y de desplace hacia el campo de la represión del crédito y consumo aumentarán, entrando en abierta contradicción con las necesidades de una política monetaria de estímulo, que se necesitará en momentos que el crecimiento empiece a frenarse como al fin lo reconoció el propio Gobierno, que bajó su expectativa para este año que empieza, creando un gran dilema para el Banco.

En materia fiscal el propio Gobierno estima un déficit del 2,8% del PIB en su balance de ingresos y gastos, disminuyendo su emisión de TES o deuda interna pero aumentando el uso del crédito externo, algo óptimo en las actuales circunstancias, sin embargo, debido a su propia reducción de meta de crecimiento para el próximo año, espera recaudar $ 1,2 billones menos de impuestos por el enfriamiento económico. Muy optimista, pues ante el anterior panorama el golpe al recaudo podría ser bastante mayor, afectando también al empleo y obviamente las decrecientes expectativas que pueden acentuar el deterioro. Ojala me equivoque. Feliz año.

Share on facebook
Facebook
Share on google
Google+
Share on twitter
Twitter
Share on linkedin
LinkedIn

Buscar

Facebook

Ingresar