Colombia: ¿el país de las maravillas?

En los últimos días ha habido muchos actos de las guerrillas, la mayoría de ellos violatorios del Derecho Internacional Humanitario, DIH. Delitos de lesa humanidad que no acepta la Corte Penal Internacional, CPI, de la que Colombia es parte signataria. Recordemos que firmar estos tratados hace que sus normas estén por encima de la Constitución Nacional.

Las Farc derribaron un helicóptero y mataron a cuatro miembros del Ejército en Teorama, Norte de Santander.

En Chocó se robaron otro helicóptero quién sabe para qué: ¿trasladar guerrilleros, armas, alimentos, negociadores? La nave fue desviada de su ruta entre Cali y Buenaventura. ¿Tendremos que agradecerles a los guerrilleros porque no mataron al piloto?

El petróleo derramado por ellos de varios carro tanques en Putumayo ya llegó al Océano Pacífico agravando el daño ecológico que ha dejado a miles de campesinos sin alimentos porque acabó con los cultivos y mató a toda la fauna fluvial y marina.

Son varias las torres de energía derribadas. Por este motivo Tumaco está sin agua y sin luz.

Según la ONU, los cultivos ilícitos en el país pasaron de 48 mil hectáreas en 2013 a 69 mil en 2014. El Procurador Ordóñez había advertido que el desmonte de la erradicación manual, el debilitamiento de la política de sustitución de cultivos y la prohibición de asperjar con glifosato llevarían al país a nadar en cocaína. Lo curioso es que las zonas con más cultivos están en áreas estratégicas para las Farc, el Eln y las Bacrim.

El Plan Pistola ya deja varios miembros de la Fuerza Pública muertos: 44 aproximadamente y 164 heridos. Cómo duele que los informes hablen de “aproximadamente”, cuando detrás de cada persona asesinada o herida hay una tragedia familiar.

En Huila fueron asesinados con ráfagas de fusil el Comandante de la estación de Policía de Baraya, el subteniente Jorge Eliécer Alzate y el patrullero Óscar Iván Córdoba. Al Plan Pistola le hacen frente en especial en Córdoba, Arauca, Putumayo, Huila, Norte de Santander y Antioquia, dice el Gobierno.

Ni las peluquerías se salvan: en Tibú, Norte de Santander se atribuye a las Farc la muerte del policía José Suelta Navarro y de la estilista Fabiola Acosta Albarracín. En estado grave quedó el agente Deifan Angarita García.

El oleoducto Caño Limón-Coveñas ha sufrido varios atentados. Por eso no se está transportando crudo por estos días.

Todo esto y mucho más ha pasado mientras el presidente Santos viajaba por Europa y ni se le ocurrió devolverse. Seguramente era más importante vender la idea de que estamos en “El País de las Maravillas”.

Pero por los petardos que estallaron en Bogotá el jueves 2 del mes en curso sí se devolvió de la Cumbre del Pacífico en Chile. Es que Bogotá es Bogotá y lo demás es simplemente provincia. Hasta en esto se ve cuán centralista es Santos y cómo se ha vuelto de indolente la mayoría del pueblo colombiano.

Cuándo será que dejamos la indiferencia y empezamos a sentir dolor y a ayudar con hechos a nuestros compatriotas. En ese momento Colombia empezará a tener futuro. Mientras tanto corremos el peligro de dejar de ser un Estado Social de Derecho en el que todo el mundo pueda vivir dignamente en un marco de solidaridad, diálogo permanente, justicia proba, confianza en las instituciones y defensa de la verdadera democracia con acciones para perfeccionarla.

Recordemos el duro poema de Martin Niemöller que dice: “Cuando los nazis vinieron a llevarse a los comunistas, guardé silencio, porque yo no era comunista. Cuando encarcelaron a los socialdemócratas, guardé silencio, porque yo no era socialdemócrata. Cuando vinieron a buscar a los sindicalistas, no protesté, porque yo no era sindicalista. Cuando vinieron a llevarse a los judíos, no protesté, porque yo no era judío. Cuando vinieron a buscarme, no había nadie más que pudiera protestar.”

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