Complejidad del Cauca

La violencia cerca a ese departamento

Más allá de lo estrictamente militar

Sin duda uno de los departamentos con mayor nivel de perturbación en los últimos años en el país ha sido el Cauca, especialmente porque allí se ha escenificado una especie de “laboratorio” del conflicto armado en Colombia y sus profundas raíces en materia política, social, económica e institucional. Desde tiempos ancestrales la región ha sido objeto de un culto muy intenso entre las poblaciones indígenas y campesinas, que aún hoy, después de muchas décadas, se mantiene, y prueba de ello es el continuo desencuentro entre los resguardos  y los grandes hacendados por la propiedad individual y colectiva de la tierra. De igual manera en el Cauca la brecha de desarrollo entre los centros urbanos, y las zonas rurales, es una de las más marcadas en el país, como lo prueba el hecho de que muchos  de sus municipios, sumidos en la pobreza, no cuentan con infraestructura de servicios públicos, malla vial moderna y sobreviven con una economía de subsistencia, sin que la agroindustria se haya consolidado, pese a la reconocida productividad de su suelo. También es evidente que otro de los flagelos que azotan a esta región tiene que ver con la penetración del narcotráfico y los cultivos ilícitos, que han sido muy difíciles de erradicar por la accidentada geografía en la mayor parte de ese territorio. Tanto Cauca como Nariño son hoy por hoy, al lado de Chocó, las zonas de menor dinamismo económico del suroccidente del país, y no son pocos los estudios que reiteran que las potencialidades en materia de recursos naturales, no renovables y de capital humano, se cuentan entre las más desaprovechadas del país.

Todo este diagnóstico, al que obviamente le faltan muchos elementos por tener en cuenta, termina explicando por qué lamentablemente el Cauca se convirtió en un caldo de cultivo propicio para el surgimiento de grupos armados ilegales, que como la guerrilla y el paramilitarismo, aliados por igual al narcotráfico, han desangrado a ese departamento, a tal punto que no pocos analistas de lo que se llama la “ecuación del conflicto armado” sostienen que es allí en donde está una de las columnas vertebrales de la guerra interna, incluso por encima de zonas del suroriente del país que, en los últimos años,  funcionan más como retaguardia estratégica de la subversión que como escenario de las grandes batallas y movimientos tácticos. No es casualidad, por tanto, que Cauca haya sido en la última década una de las zonas donde más ataques de las Farc se han registrado, e incluso el departamento en el que se dieron situaciones de amplio impacto en la confrontación armada, como lo fue el abatimiento de alias ‘Alfonso Cano’ hace cuatro años, o del reciente ataque a una patrulla militar en zona rural de Buenos Aires en el que fueron asesinados once militares dando lugar a una ofensiva de la fuerza pública que produjo más de una treintena de insurgentes muertos, tras lo cual la facción ilegal levantó la inédita tregua unilateral que había declarado en diciembre pasado en el marco del accidentado proceso de paz. Asimismo, fue en esta región en donde se han presentado con mayor frecuencia casos en los que las comunidades indígenas y campesinas han tratado de, bajo una inaceptable tesis de neutralidad, forzar el retiro de la fuerza pública e incluso se han enfrentado a las cuadrillas subversivas para obligarlas a devolver secuestrados o salir de sus territorios.

Visto todo lo anterior es claro que la superación de la crisis de orden público en el Cauca no solo exige el aumento sustancial del pie de fuerza militar y policial en todos sus rincones, sino que también debe activarse un plan integral, que desde los flancos político, económico, social e institucional, permita empezar a erradicar el atraso y abandono estatal que se han mantenido por tantas décadas. Si no se actúa en ambos frentes, puede que en el inmediato futuro la mayor presencia de la fuerza pública disminuya el accionar violento y terrorista de la guerrilla pero con el pasar del tiempo la densidad en materia de tropas ya no será tan alta y las Farc volverán a hostigar a sangre y fuego. Queda en evidencia que el Cauca no urge una solución estrictamente militar y que quienes así lo sugieren, desconocen la complejidad de una región tan convulsa.

Share on facebook
Facebook
Share on google
Google+
Share on twitter
Twitter
Share on linkedin
LinkedIn

Buscar

Facebook

Ingresar