Compromiso con la patria

Después de la gran marcha por la dignidad el 7 de agosto, nos fuimos a disfrutar de un descanso al embalse de El Peñol–Guatapé. En ese lugar paradisíaco estábamos mi esposa, nuestra hija y algunos de los once nietos.

La marcha fue todo un éxito a pesar de algunos medios de comunicación que trataron de minimizarla y otros de ignorarla. El descontento y la indignación con el gobierno de Juanpa (como le gusta que le digamos) es un hecho real y justificado. Las consignas fueron muchas, algunas salidas de tono como resultado del peligro que soportamos los colombianos por este gobierno indigno y entregado a la subversión. Una señora amiga tenía una pancarta que decía la verdad. Una verdad tan clara y delicada que sus hijas no la dejaron llevar en la marcha. Decía: “Para qué las Farc quieren el poder si ya tienen presidente”.

Vuelvo a mi descanso; estaba allí cuando recibí una llamada para acompañar al candidato a la alcaldía de Santa Fe de Antioquia, Felipe Pardo, a una vereda de esta ciudad colonial. Acepté complacido por la necesidad de tener un buen alcalde en ciudad tan golpeada por las malas administraciones. Allí estuve.

Llego tarde en la noche a mi descanso y recibo la razón para que acompañe al presidente Uribe al Carmen de Viboral y luego al barrio El Porvenir en Rionegro. Pienso en la compañía de mis nietos, cómo no disfruto unos momentos agradables con ellos. Reflexiono en el futuro, en el de ellos porque el mío lo vivo hace años por la bondad del Señor. Ya estoy ahí, en ese futuro, pero el de ellos lo veo oscuro, no veo el futuro para los niños y jóvenes. Hay que hacer algo, ese algo es trabajar para que las cosas cambien en este país golpeado por la injusticia, por la inseguridad, por el desgobierno, por la entrega a los grupos narcoterroristas y violentos, por la debilidad de un gobierno indigno resultado del fraude y de la corrupción.

Mi deber es seguir trabajando por una verdadera democracia justa y digna, no es hora de descansar, eso lo dejamos para cuando Dios nos llame y poder ver desde el lugar que merezcamos tener, unos nietos, jóvenes y niños viviendo en una Colombia en paz, con educación, con oportunidades, con un verdadero desarrollo y progreso.

Todos tenemos que trabajar por este país, esa es nuestra misión para corregir el error que se cometió al elegir a quien menos merecía contar con el favor del pueblo colombiano.

Otra cosa: sigue la controversia por los recientes y numerosos accidentes de aeronaves de las Fuerzas Armadas y de Policía de Colombia. De los anteriores nunca se conocieron los contenidos de las cajas negras ni las últimas conversaciones con los controladores. Seguramente con estos últimos será igual. Dicen una cosa hoy, mañana otra y nunca la verdad. Tengo deseos de ponerle un candado a Juanpa (como le gusta que le digamos) y a varios de sus colaboradores como a Papageno en la ópera La Flauta Mágica.

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