¿Concentración de poder?

La propuesta de reforma política presentada por el Presidente a través del Parlamento Nacional es el acontecimiento político mayor de sus dos períodos presidenciales. Y se promueve con el estandarte de equilibrar los poderes. ¿Ustedes lo creen? Llama la atención cómo el Gobierno nacional la presenta y cómo difiere lo que designa de manera aparentemente democrática, con los propósitos reales del proyecto de reforma constitucional.

Lo enunciado es de estirpe democrática: convertirnos en un real Estado Social y Democrático de Derecho con separación y equilibrio de poderes. Es plausible en apariencia. Sin embargo, una cosa es lo que se enuncia y anuncia, y a veces, otra cosa es lo que en realidad se promueve. Hay distancia entre la apariencia y la esencia de la reforma política.

La simple lectura del texto confirma que se fortalece el poder presidencial en detrimento de la separación de poderes en una república democrática, en beneficio de la libertad y los derechos. Un país más centralizado se propone con mayor poder presidencial. Ojalá el Gobierno Nacional reflexione.

Prohibir la reelección inmediata del presidente es bienvenida porque empobreció la alternación en el poder, clave de la democracia, creación política griega registrada en ‘Los sietes contra Tebas’ y en ‘Antígona’ de Esquilo y Sófocles en el teatro griego.

Per la propuesta esconde un Caballo de Troya: el presidente de la República puede prolongar su mandato por interpuesta persona de un vicepresidente de la República que tendrá una gran ventaja al hacer campaña desde el ejecutivo.

Fortalecer el poder presidencial y negar el equilibrio de poderes se nota en la reforma política con dos instituciones que serán manejadas por el presidente de la República: la Contraloría General de la Nación y la Procuraduría General de la Nación.

El control fiscal y el poder disciplinario, según el proyecto, estarán bajo la férula presidencial en la medida en que las ternas de las cuales el parlamento escogerá al contralor y al procurador las diseñará y aprobará el presidente de la República.

La filosofía política de las democracias de occidente desde antes del siglo XVIII vio la cuna de la libertad en debilitar la monarquía absolutista y separar los poderes, por lo que el presidente no puede concentrar más poderes.

Asignarle al Presidente la atribución constitucional de entregar las ternas al Parlamento para escoger los responsables del control fiscal y disciplinario que vigilarán entre otros, al propio presidente de la República, es quitarle al control fiscal y disciplinario la independencia necesaria.

La reforma política deja serios temores. En vez de debilitar los excesos del presidencialismo monárquico existente, propone precarizar más la democracia.

ginaaaron2810@gmail.com

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