Confieso que me equivoqué

Siempre he dicho que en la situación que estamos en Colombia vamos para lo que padece Venezuela. Debo reconocer que me equivoqué. Ya estamos o lo hemos sobrepasado.

Empecemos por lo más insignificante. Maduro sueña, ve y habla con pájaros. Juanpa (como le gusta que le digamos) lo mantiene en la solapa del saco.

En Venezuela hay presos políticos que le han prestado grandes servicios a la Patria, como el alcalde de Caracas Antonio Ledezma; aquí está en la cárcel Luis Alfredo Ramos alcalde, gobernador, senador, embajador y ministro. Allá el militar que conoce más de lo que debía saber, Leamsy Salazar, tuvo que fugarse, aquí tenemos por fuera a Andrés Felipe Arias. El coronel Alfonso Plazas Vega, que salvó la justicia colombiana, está pagando una pena injusta.

Sigamos la lista sin ahondar en títulos: allá el líder Leopoldo López, aquí el general Arias Cabrales. Allá Lorent Enrique Gómez Saleh, aquí el general Rito Alejo del Río. Allá el alcalde de San Cristóbal Daniel Ceballos, aquí un hombre bueno como Óscar Arboleda. Allá el líder de la oposición Leopoldo López y los jóvenes Gómez Saleh y Gabriel Valles enviados por Juanpa (como le gusta que le digamos), a quienes los tienen a 15 metros bajo tierra. Aquí tuvieron que refugiarse en otros países Luis Carlos Restrepo y Sandra Morelli.

Sigamos con otros exfuncionarios venezolanos: el dos veces alcalde de San Diego, Carabobo, Vincenso Scarano preso por apoyar las protestas y el ex director de la policía en la misma ciudad, Salvatore Lucechese, por apoyar las protestas.

Allá está en espera María Corina Machado, aquí le ganamos a Maduro pues están María del Pilar Hurtado, David Zuluaga, Óscar Iván Zuluaga, Bernardo Moreno, Luis Alfonso Hoyos, que denunció la presencia de la guerrilla en cómodos campamentos en Venezuela y que la debilidad de la OEA no dejó que se verificara la denuncia.

Gracias a los llamados Patriotas Cooperantes venezolanos están en la cárcel los líderes de aquel país. En Colombia es peor, los que están en la cárcel están por las declaraciones de los falsos testigos.

La situación económica de Venezuela es caótica, mientras la colombiana ha hecho que los inversionistas se alejen de nuestro país, que las exportaciones caigan dramáticamente, que la producción industrial muestre índices preocupantes, que la producción agrícola, como el arroz, baje notoriamente, que el petróleo ya no sea el gran apoyo para las finanza colombianas y que el dólar siga subiendo.

Y qué decir de la seguridad. En Venezuela aumentaron los crímenes en las ciudades, mientras en Colombia reversamos ochos años en los campos, en las carreteras y en las ciudades.

Definitivamente no vamos para Venezuela, y llegamos y nos estamos pasando.

Otra cosa: tema que me duele y me llega al alma; murió en Mérida, España, Pepe Blanco. José María Blanco Sanmiguel partió hace cuatro días para gozar en la presencia de Dios. Merecido premio para una persona buena, honesta y justa como Pepe. Lo conocí como abogado de las firmas del consorcio constructor del Metro de Medellín. Justo y de gran honestidad jurídica, tanto que lo alejaron del consorcio cuando no permitía las excesivas ambiciones de los constructores. Tan colombiano, que fue nuestro cónsul honorario en Mérida hasta su muerte. Que Dios le premie su bondad y honestidad.

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