Cría cuervos y te sacarán los ojos

Con esta expresión se identifica a las personas ingratas a las que generosamente se les ayuda, y terminan por usar los beneficios entregados como instrumentos para pagar el bien con el mal. No es de extrañar en esta jauría política, ya que este comportamiento se puso en evidencia en el recinto del Congreso de la República, con ocasión del debate hecho contra el expresidente Uribe, por la bancada “santista”, utilizando en cuerpo ajeno, al senador del Polo, Iván Cepeda, sobre el paramilitarismo en Colombia, sobre todo en Antioquia. Más allá del debate político, normal en una democracia como la nuestra, pero extraño entre congresistas, cierto o no, todo lo dicho por el senador Cepeda merece investigación por la justicia, igual, la vehemente defensa del expresidente, cargada de denuncias señalando a tirios y troyanos, personajes de la fauna política nacional.

Fue un debate lleno de odios. Iván Cepeda y Álvaro Uribe, dos hijos de la violencia, las Farc, y paramilitares, enfrentados en un escenario contaminado de complicidades y corrupción, bajo la mirada inquisidora de congresistas con rabos de paja, convertidos en hienas, aves carroñeras prestas a devorar el chivo expiatorio colocado sobre la pira incendiaria política. Acusaciones más que aclaraciones sobre la violencia colombiana.

Fue un lamentable espectáculo de revanchismo político, con sed de venganza, con intereses inocultables de linchamiento y juicio público a Uribe, haciéndolo ver como el único responsable de los hechos de sangre de los últimos 30 años. Se advirtió la confabulación de las fuerzas “santistas” sumadas a las del Polo y Alianza Verde, para acallar a Uribe, humillarlo y sacarlo a sombrerazos del Congreso. No lo lograron, porque encontraron a un hombre que respondió a su honor, con firmeza sobre la historia de su vida. Encontraron en él, un combatiente decidido que dio dobles y mandobles a sus verdugos, dejando en el recinto su cadáver para que las aves carroñeras que acechaban lo devoraran.

Senadores del Partido Liberal, responsables de la historia violenta de Colombia, con sus mayorías parlamentarias, que por poco hace añicos al país, desde 1970 al 2000, lavándose las manos como Pilatos. ¿Dónde queda su responsabilidad política, lo de la Catedral, lo de los Rodríguez Orejuela? Olvidando cínicamente, pero el país no. En ellos se vio el maniqueísmo político, para quienes un gobernante es bueno cuando da favores así sea malo, y es malo, cuando no lo puede hacer, así sea bueno. Son senadores sin escrúpulo, aves de satrapía, como Horacio Serpa, nombrado embajador en la OEA, después de ser derrotado en el 2002 por Uribe.

Juan Manuel Galán le pidió lo nombrara en un cargo diplomático, enviándolo a Londres, Juan Fernando Cristo, pidió y recibió ayuda para su seguridad, que temía ser asesinado por el exalcalde de Cúcuta Ramiro Suárez condenado por parapolítica, siendo posterior su aliado político, al respaldar a su hermano Darío Cristo a la Alcaldía de Cúcuta. El expresidente Samper, nombrado embajador en Francia, no posesionado por reparos hechos, por el expresidente Andrés Pastrana, por sus nexos con el cartel de Cali, le retiraron su visa a USA, Gabriel Silva Luján, llevado a la Federación de Cafeteros, y posterior al ministerio de la defensa. Jimmy Chamorro, Uribista “triple A”, Hoy “santista” converso. Todos le dieron la espalda a Uribe, como el judas Iscariote.

Con este estilo vengativo, difícil lograr la paz. Santos utiliza sus mayorías para imponer un estilo de garrote, como Maduro en Venezuela. Una reforma tributaria para tapar el hueco presupuestal por encima de $12,5 billones gastados en su campaña reeleccionista, para comprar la costa atlántica. Una reforma política para quitarle funciones a la procuraduría como si fuera la responsable de la corrupción de palacio. Unas reformas a la justicia y educación, sin claridad para su ruta, es lo que se avizora en el firmamento político “santista”.

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