Cuando el silencio hace daño

Sorprende mucho que el más reciente comunicado de las farc haya recibido como respuesta el silencio del Gobierno y el desinterés de tantos comentaristas, usualmente acuciosos, de la vida nacional.

Que los voceros del Presidente Santos en La Habana hayan hecho mutis por el foro ya no es una sorpresa. El equipo negociador optó por ser fiel al principio de la discreción, que ha tenido tanto valor en procesos exitosos en otras latitudes.

Lo malo, en esta ocasión, es que la delegación oficial sigue creyendo que participa en un proceso discreto porque no habla públicamente de nada. Grave error, toda vez que, al mismo tiempo que se le niega a los ciudadanos el derecho a estar informados por su Gobierno, las farc dan declaraciones a sus anchas, haciendo uso de la tradicional combinación de las distintas formas de lucha que los ha caracterizado.

Cada vez que abren la boca retan al país, insultan la institucionalidad, desconocen los esfuerzos para construir una democracia mejor, y se autoproclaman voceros de amplias capas de la población, cuando ,en realidad, carecen de mandato y apoyo.

Frente a esta actitud agresiva y desconsiderada, la administración Santos prefiere el silencio, amparado en la teoría de que esos son discursos para la tropa, ya que en la mesa lo que dicen es diferente. Creer en dicha tesis sería una ingenuidad imperdonable.

Muchos consideramos que lo que las farc dicen en sus comunicados públicos es exactamente aquello que buscan conseguir en las conversaciones.Cuando se burlan de la perspectiva de pasar un día en la cárcel, es porque pretenden que se los haga beneficiarios de amnistía e indulto, a fin de gozar de impunidad.

Y la mofa que hacen del Gobierno, al preguntar si es ingenua o cínica la creencia de que se puede poner fin al conflicto sin transformar el sistema económico primero, obedece a que ese es uno de los objetivos que tienen al estar sentados en una mesa de diálogo para la paz.

Igual sucede cuando vuelven a insistir en que no hay que ponerle plazos fatales al proceso. Quien crea que ese planteamiento lo hacen solo en público, no está ni tibio.

No olvidemos que las farc pretenden que el documento que firmaron con el Gobierno haga parte del bloque de constitucionalidad, a fin de que los diálogos adquieran el carácter de mandato constitucional.

Es comprensible y aceptable, entonces, que un comunicado de las farc en el que, en resumen, dicen: ni un día de cárcel, cambio del sistema económico primero, como condición para la paz , y diálogos indefinidos y obligatorios, sea cubierto por el manto del silencio en aras de la discreción unilateral del Gobierno. ¡La respuesta es no ¡ En esas condiciones, el silencio hace daño, mucho daño.

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