Cuba, mucho ruido y pocas nueces

Las negociaciones del presidente Barack Obama con Cuba para normalizar las relaciones entre ambos países han generado gran entusiasmo en círculos empresariales, y casi no pasa día sin noticias sobre grupos de inversionistas, abogados y emprendedores estadounidenses que llegan a la isla. Sin embargo, me temo que muchos de ellos van a perder hasta la camisa.

Una mirada desapasionada a la realidad de Cuba muestra que, a pesar de la excitación causada por la decisión de Obama de retirar a Cuba de la lista de países promotores del terrorismo, que abrirá el camino para que la isla pueda obtener préstamos internacionales, Cuba es — y seguirá siendo por un buen tiempo — uno de los países más atrasados ​​de América Latina.

Es cierto que la apertura de Obama hacia Cuba es, en general, una buena idea. Y también es cierto que habrá algunas oportunidades de negocios en la industria del turismo. Pero el alcance de estas oportunidades será mucho más limitado de lo que Obama nos quiere hacer creer en su afán por convertir a Cuba en una victoria política que ayude a eclipsar los fracasos de su gobierno en Iraq, Siria, y Ucrania. Fíjese en los hechos:

En primer lugar, el ingreso nacional per cápita de Cuba es de $5,800 al año, casi tres veces menos que el ingreso per cápita de Chile, y muy por debajo de la media de $9,500 anuales de América Latina, según cifras del Banco Mundial.

El salario promedio de Cuba es de alrededor de $20 al mes (sí, ha leído bien, al mes). Eso hace muy difícil que los cubanos puedan comprar bienes importados, vengan de donde vengan.

En segundo lugar, la población de Cuba tiene una edad promedio de 40 años, lo que la convierte en una de las más viejas del mundo en desarrollo. Esto se debe a los pocos nacimientos y la emigración masiva de jóvenes, que dificultará mucho que Cuba se convierta en un centro manufacturero o de servicios.

Peor aún, la situación demografica de Cuba empeorará en los próximos años, contrariamente a lo que ocurrirá en el resto de Latinoamérica.

Según John Price, director de la consultora Americas Market Intelligence, si lo que ocurrió en Alemania Oriental es un indicio de lo que ocurrirá en Cuba, “otros dos millones de cubanos se irán de la isla en los próximos cinco años tras el fin de las restricciones a los viajes al exterior”.

Price añadió: “La mayoría de los que están ansiosos por irse del país son los adultos con buena educación, que pueden ganar sueldos más altos y tener más oportunidades en el extranjero. Cuba se convertirá en un país de viejos, con pocas perspectivas de crecimiento”.

En tercer lugar, a pesar de la orden ejecutiva de Obama de abrir el turismo y algunas inversiones en Cuba, la dura realidad es que solo el Congreso de Estados Unidos puede levantar el embargo comercial de Estados Unidos a la isla, y no es probable que eso ocurra en el corto plazo.

Aunque algunos políticos republicanos de los estados agrícolas estadounidenses quieren el levantamiento del embargo para poder exportar a Cuba, el sentimiento mayoritario de los republicanos en el Congreso será negarle a Obama una victoria política que le permitiría pasar a la historia como el hombre que “abrió” Cuba, así como Nixon “abrió” China.

“No veo que el embargo estadounidense pueda ser levantado durante el mandato de Obama”, me dijo Price. “No creo que pase nada en los próximos dos o tres años”.

En cuarto lugar, aunque entrarán más dólares del turismo y las remesas de familiares a Cuba, este ingreso podría ser neutralizado por una caída de los subsidios petroleros de Venezuela, el gran benefactor de Cuba en los últimos años, cuya economía ha caído en picada.

En quinto lugar, como lo han aprendido tantos empresarios españoles y canadienses cuyas empresas fueron confiscadas, Cuba no tiene un sistema judicial independiente que le de garantías a los inversionistas. Y el propio mandatario cubano, el general Raúl Castro, está diciendo que nada de eso cambiará.

Mi opinión: En el futuro próximo, creo que va a pasar lo que está pronosticando el profesor de negocios de la Universidad Internacional de la Florida, Jerry Haar, quien dice \— solo medio en broma— que los únicos que van a ganar dinero haciendo negocios en Cuba son quienes organizan conferencias y seminarios sobre oportunidades de negocios en la isla.

Obama ha hecho bien en ofrecer negociar una normalización de relaciones con la dictadura militar cubana, aunque debería haber puesto más condiciones en materia de derechos civiles y humanos. Pero el gobierno estadounidense, ávido de una victoria en política exterior, debería evitar levantar demasiadas expectativas sobre las oportunidades económicas en Cuba. Por varios años, éstas serán muy limitadas.

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