Curado del espanto

En Colombia y en el mundo se atraviesa por un momento de desprestigio institucional de los tres poderes: ejecutivo, legislativo y judicial, sumado a la falta de credibilidad ante la opinión pública de los partidos políticos, que están llevando al traste a las débiles democracias occidentales.

Sin mencionar a los medios de comunicación, la gran prensa, arrodillada al régimen.

La pérdida de credibilidad de la opinión pública frente al establecimiento también se ve en los partidos políticos. En la anterior de columna de opinión comentaba que si el Partido Conservador sabía leer el momento presente se convertiría en una alternativa de poder interesante para las elecciones del 2018. Sin embargo, sucedió todo lo contrario.

Sorprende que siendo el Partido Conservador el garante de la libertad y el orden se presentara semejante espectáculo tan bochornoso durante su convención, donde ninguno de los invitados especiales logró presentar sus propuestas. Sorprende ver cómo el Partido Conservador cae a niveles de desprestigio tan bajos ante sus bases tradicionales, quienes ven con dolor y angustia su entrega. Un partido secuestrado por el régimen de JMS gracias a su mermelada, como se leía en una de las vallas puestas en la entrada del recinto de Corferias.

Cuando la dirigencia pierde la vergüenza, el pueblo pierde el respeto. Eso, fue lo que le sucedió a la Dra. Marta Lucía Ramírez. De paso, aprovecho para enviar un mensaje de solidaridad a la Dra. MLR quien merece todo mi respeto y admiración. Cómo sería el desorden que ni siquiera Alvaro Leyva pudo hablar.

Como también habría que analizar si se sometió adecuadamente la lectura del orden del. Eso sí, estuvieron prestos para aprobar las proporciones que fueran en contra de sus intereses.

Con una dirigencia espuria que se salió de los principios doctrinarios que representan al matrimonio azul para vender su alma al mejor postor.

Con unos parlamentarios afines al gobierno de turno, ajenos al sentimiento raso que reclama una independencia política y doctrinaria frente a todos los eventos que están sucediendo.

Lo anterior, corresponde a la radiografía de un Partido Conservador venido a menos. Un partido que siempre promulgó por el respeto y la tolerancia a las ideas ajenas decidió que la manera de imponer su criterio es por medio de los pitos, de la bulla, de la altanería. Deplorable.

Por esa razón mercantilista y denigrante, el Partido Conservador envilecido inclina hoy la cerviz poniendo la rodilla en tierra en forma servil y humillante rindiéndoles honores a los nuevos héroes de la Patria, a los nuevos tiranos de la República representados en el siniestro binomio Santos-Farc.

Una colectividad azul que en episodios cruciales del pasado salvó a la República de su perdición hoy contribuye a su destrucción por unos viles denarios. ¿Esa lectura ajena a las realidades pasará una cuenta de cobro en las elecciones del 2018? Amanecerá y veremos.

Gracias a la convención conservadora quedé curado de los espantos azules. Decía Alvaro Gómez Hurtado que la política comienza el día en que te derrotan. Ya veremos las acciones a seguir. Por lo pronto, creo que a estas alturas hacer algo por una colectividad carente de ideas, de doctrina, carece de validez.

Puntilla: Recordar a Robledo Ortiz: ¡Cuánta miseria estamos observando! Siquiera se murieron los abuelos para no verla.

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