De vencedores y vencidos

No existe en la historia de la humanidad conflicto perfecto o paz perfecta. La pacificación de un país, de una región o de un continente no se consigue con la entrega de un modelo político-económico a quienes ni siquiera lo entienden. Son múltiples y reconocidos los ejemplos que solo el siglo XX y lo que va del XXI nos han dejado a este respecto, sin ir más lejos ¿se dialogó con Hitler para que éste depusiera las armas? ¿Quién negoció con Bin Laden en las montañas de Afganistán? ¿Acaso no fueron ambos derrotados en su propia persona? ¿Si en Colombia los más importantes terroristas han sido derrotados en su propia persona, porque no continuar ese modelo?

La negación de un gobierno a la necesidad de finalizar un conflicto con vencedores y vencidos así como fueron vencidos los mencionados, trae consigo una división profunda en la sociedad, en el caso colombiano no veo la necesidad de inventarse una brecha social que no debería existir, pues se tiene claro quién es el enemigo del Estado y de la sociedad. Que de repente los malos pasen a ser buenos y convertirnos así en una sociedad “buenista” no ha dado resultado en ningún lugar del mundo, pues este modelo pasa por convertir la historia en un pasquín autocomplaciente con unos pocos, que generalmente son los que han asesinado a la sociedad y que apostilla el adjetivo de enemigo de la paz sobre las víctimas, que son la mayoría.

Para cicatrizar heridas y evitar la división de la sociedad es necesario que el relato declare vencedores y vencidos, es necesario ubicar los actos dentro del contexto de la realidad, redactar una historia a conveniencia de los violentos solo alienta la indignidad de quien ha sufrido el golpe del terrorismo y en quienes lo han visto actuar a lo largo de los años. No habrá una democracia moralmente orgullosa de su existencia mientras no haya motivos que la justifiquen y, si esta es rendida ante el terror su existencia no se justifica. ¿Acaso es lo mismo tener de vecino a personas que respetan la Ley y a personas que han asesinado a otras? Si la vida no es suficiente argumento para respetar los derechos de cada uno, entonces seguimos en la misma pregunta ¿Qué justifica la democracia?

Es una falacia pretender asumir que una vez que los terroristas “dialogan” con un gobierno y se “comprometen” a cumplir la Ley es la democracia la que ha ganado. El objeto de la democracia es el bienestar de todos los asociados, no de unos pocos en detrimento de muchos. La democracia es maltratada cuando se tergiversa, si han existidos dos bandos en conflicto (legal e ilegal) ¿cómo es que al final ambos van a ser lo mismo? Si la democracia se enorgullece de derrotar todo aquello que pretenda derrotarla ¿Cómo es que sus verdugos pasan a ser sus héroes?

Con la derrota del comunismo, la democracia hizo su aparición en regiones del mundo donde ella fue la gran víctima, exiliada y derrotada huyo. Sin embargo cuando regresó lo hizo victoriosa, vencedora y elevada al altar del sistema político como la más representativa del respeto por los derechos de los ciudadanos, entonces, ¿cómo es posible que en un país democrático y que se precia de serlo se pretenda erigir a quienes han levantado las armas contra ella en los nuevos honorables ciudadanos en igualdad de condiciones a quien siempre la han respetado?

Cuando el terrorismo gana la batalla moral por cuenta del perdón gubernamental la democracia se pervierte y justifica todo tipo de actos contrarios a ella misma, el irrespeto por la victima crucifica la paz y fragmenta la moral social. La sociedad necesita irresolublemente ser la vencedora, de tal forma que sienta que ella representa la democracia misma, no hay que humillar a la víctima, saltarse las leyes ni tergiversar el relato para conseguir la paz.

Si el fin del conflicto no reconoce vencedores y vencidos el nuevo escenario será el desplazamiento del mismo de la selva a la calle. Sucumbir al terrorismo no da la paz, solo aplaza por algún tiempo la intensificación del conflicto.

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