Demasiados hampones

Por si no fuera bastante dolor para la familia, el de Moncho es el cuarto secuestro de los Cabrales.

Le fascina la política y le encantaría poder votar por sus candidatos. Pero deberá conformarse, si lo dejan, con escuchar los resultados por el radio.

No acudirá a las urnas, está en manos de los criminales de siempre, esas guerrillas que se creen dueñas de la vida y la libertad de los seres humanos.

Moncho Cabrales lleva 53 días secuestrado por el Eln. Más que por él y por lo inhumano de su cautiverio, sufrirá por su familia, sometida a la espantosa tortura de la incertidumbre y el miedo.

He meditado sobre las razones para llevárselo y no hallé nada distinto al interés de los ‘elenos’ por no perder la costumbre de cometer delitos atroces. Sencillamente, les nace y les gusta. No hay otra lógica. A estas alturas del paseo, no necesitan mostrar su fuerza destructora ni mandar el mensaje de que siguen activos. El Gobierno, sus aliados, el Fiscal General y parte de las altas cortes llevan tres años dándoles toda clase de pruebas de que los pondrán al mismo nivel de las Fuerzas Militares y del Estado en cuanto se sienten a la mesa. Negociarán como más les convenga tanto su impunidad como decenas de gabelas a cambio de dejar de matar, secuestrar, extorsionar y destruir progreso, sueños y naturaleza.

Por tanto, ¿para qué mantener a Moncho secuestrado? Además, convendría advertir a esos terroristas que Moncho, en realidad, solo les importa a su entorno íntimo y a sus vecinos de Ocaña, que han marchado y exigido con voz dura que lo devuelvan a su hogar sin condiciones. Pero su grito desesperado llega ahogado, casi imperceptible, a los salones de poder capitalinos.

También la sociedad olvida pronto, ahora estamos concentrados en saber si en Bogotá echamos al Polo y a Petro, y si en Medellín ganan los uribistas, por poner dos ejemplos. ¿Pero Moncho? Humm, ¿quién es ese tipo? Problema de los Cabrales.

Tampoco el Gobierno es que se mate por liberarlo. El Ministro de Defensa, que sufrió el mismo horror con su hija, se limitó a decir de manera timorata, como un mandadero, que el Presidente le ordena que diga al Eln que si no regresa Moncho, no hay negociaciones. No dio una opinión suya, ni hizo una manifestación solidaria a la familia. Aún está preso de sus ansias de ser el mejor escudero. Pinzón ya habría hecho un pronunciamiento duro.

Aunque la verdad es que tampoco al Eln le impresionaría. Tiene presente que Santos negoció con las Farc no obstante que impuso la misma condición y la incumplieron.

Por si no fuera bastante dolor para la familia, el de Moncho es el cuarto secuestro de los Cabrales. Dos acabaron con el cautivo muerto, pese a pagar el rescate, y de Pedro, su tío, ni siquiera devolvieron los restos.

Moncho regresará sano y salvo, pero tendría que ser ya mismo, cada minuto es un martirio para los suyos. Exíjalo con voz tronadora, Ministro.

NOTA: dos apuntes electorales: 1) Bernardo Bent sería una desgracia para Providencia. Los habitantes de la isla paradisíaca no deberían votar por un personaje sobre el que hay serios cuestionamientos de relaciones con el narco. Él dice que solo lo atacan por negro, una estupidez en un territorio donde la inmensa mayoría es de su raza. 2) Si Lucho García gana, Yopal perpetuaría el poder de políticos turbulentos tipo Celemín, Wilches, William Pérez, José Rodolfo Pérez… Aunque esta noche, por todo el país, demasiados hampones celebrarán su triunfo tramposo, aún se puede trancar a muchos.

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