Desaprobación del 64% ¿Y ahora cuántas casas irán a regalar?

“Repartió al pueblo diez modios de trigo por cabeza y otras tantas libras de aceite, con trescientos sestercios que había ofrecido antes, añadiendo otros cien en compensación de la tardanza. Perdonó los alquileres de un año en Roma hasta la cantidad de dos mil sestercios, y hasta la de quinientos en el resto de Italia. Agregó a todo esto distribución de carnes, y después del triunfo sobre España, dos festines públicos, y no considerando el primero bastante digno de su magnificencia, ofreció cinco días después otro más abundante”. De “La vida de César” de Suetonio.

A pesar de los billones adjudicados en publicidad a algunos medios de comunicación y en contratos a algunos empresarios a quienes les encantan los gobiernos débiles por ser fácilmente extorsionables, la encuesta de la semana anterior demostró la debacle del gobierno que infructuosamente ha intentado ocultar, insistiendo con patéticas disculpas que estamos oyendo desde hace más de 6 años: que es un problema de “no saber comunicar los resultados”, que son mentiras de la “mano negra” que está viuda de poder y de los “buitres guerreristas” que han señalado la perversidad e inconveniencia del “proceso de impunipaz”.

Aunque más angustiado que el “siempre leal” Benedetti y el Presidente, que oye silbidos hasta cuando se mira en el espejo, debe estar el Ministro de Hacienda que tendrá que devanarse la cabeza para encontrar la plata que su jefe le va a pedir para repartir más casas gratis, que se sumarán a las miles que no han entregado, como la megalópolis transparente de Gramalote, o las que entregaron a medias o sin agua, como las de Santa Marta; o para más becas para estudiantes que tendrán que ser autodidactas porque los profesores están “parados”, y no precisamente al frente del tablero; o para aumentar el saldo de lo prometido pero no cumplido a los caficultores y a todos los demás gremios que en otro de estos bajonazos de aceptación a su gestión en vísperas de elecciones, fueron tranquilizados temporalmente con ofrecimientos.

¿De dónde va a salir la plata para las nuevas casas gratis estilo “Juampa” para intentar recuperarse artificialmente en la próxima encuesta si ya no pueden contar con más recursos, como los que se tomaron cuando bajó el precio del petróleo y se quedaron con el diferencial de precio de la gasolina que no bajó?

¿Y si ponen otro impuesto al patrimonio? Pues como en este país la carga tributaria a las empresas es “tan bajita” que todos los inversionistas del mundo están dándose codazos para ver quién invierte primero. Otro impuesto más y ni las ballenas jorobadas volverán a ingresar a territorio colombiano.

¿Y si vendemos a Ecopetrol, Isagén y hasta de pronto haya alguien interesado en comprar a San Andrés y Providencia para poder pagarle a las agencias de publicidad la próxima campaña publicitaria que reemplazará a las fracasadas: “mi aporte es creer” o “soy capaz”?

Pero no hay problema, al final si nada de esto es posible, para eso está la clase media que siempre resulta siendo el donante de sangre sin escapatoria.

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