Dolor de patria

El dolor de Álvaro Uribe Vélez, es el sufrimiento de todos los colombianos de bien, que estamos presenciando cómo se van derrumbando los pilares sobre los cuales se erguió una nueva Colombia.

Mientras algunos medios capitalinos se convierten en laudatorios del presidente Santos, (por la pauta)  en la provincia se ha despertado una verdadera sensibilidad sobre la verdad que vive el país en materia de orden público y muy especialmente acá en el Caquetá, donde después de semejantes masacres por parte de los terroristas de las farc, el presidente  y su ministro Vargas Lleras, presentan el sainete de lo mediático, al darse cuenta que están bajando en las encuestas, ya que solo el 52% de los que han sido engatusados  lo siguen respaldando. Por ejemplo, Santos en más de una ocasión  ha salido a decir que está comprometido con proyectos de diversa naturaleza que terminan siendo solo titulares de prensa. Dónde están los 500 millones de dólares de inversión para el programa por el problema que causa en invierno el río Bogotá, donde está el desfalco de la salud de los 4.5 billones, donde está la inversión en el traslado de Gramalote, y para acabar sospechas, como les parece que el Presidente habló de 100 mil viviendas, el ministro Vargas Lleras de 100 mil viviendas anualmente, y el ministro de hacienda dijo que tenía para desembolsar solamente 600 mil millones anuales. ¿Quién tiene la verdad?

La acumulación de escritos por parte de sus áulicos en la radio y presentaciones en TV, no garantizan para el pueblo la calidad y coherencia del pensamiento contenido en ellos, porque el presidente ‘’ engaña’’ por naturaleza; creando en sí, lo que es la afición por el cambio de opiniones, al confabularse con otros, que antes eran sus detractores. Hasta cuando le durará al presidente Santos la cara dura, la desvergüenza y conducta flemática ante un pueblo que no aguanta más esta tiranía traicionera?

Su inteligencia maquiavélica  cuya manifestación es utilizada en la estrategia del disimulo, mentira y engaño tácticos maquillada en la oscuridad, presentado algo en la superficie y haciendo todo lo contrario subterráneamente, por lo cual, cuando los afectados, en este caso, la gran mayoría de colombianos le reprochamos por esa ambivalencia en su proceder, al creerse omnipotente, convertido en una especie de dinosaurio, y, mientras más enlodado se encuentra, no responde, y cuando lo hace, redobla su prepotencia y engreído ego.

Es impresionante la forma como Santos le ha mentido a Colombia. En  educación, salud, en inversiones para elevar la productividad nacional, en corrupción, en seguridad ciudadana, en protección a la niñez, en  despilfarro del erario público, en construcción; y con esta actitud ha degradado la condición ética de la política, desmejorándola y haciéndola poca creíble, además  permitiendo el enquistamiento de “vacas sagradas” en su gobierno, perjudicando al campo y agricultores,  quedado demostrado  que con estos  rasgos de despotismo, más temprano que tarde el pueblo pasará la cuenta:¡Qué dolor de patria!.

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