DOLOR DE PATRIA

Al escuchar frases como la del senador Armando Benedetti: "que Francisco Santos se vaya preparando como candidato, porque Zuluaga es el jefe del "hacker" y tendrá responsabilidades penales". O la del director del Partido Liberal, Simón, el senador que no sabe leer: "A mí de verdad me genera dolor de patria ver personas que tienen tanto odio, tanto rencor contra el Presidente…", solo por mencionar un par de esas expresiones destempladas, con las que se han rasgado las vestiduras los personajes más allegados al candidato presidente Juan Manuel Santos, luego de conocerse el episodio de las interceptaciones ilegales, que supuestamente hacía una persona que realizaba trabajos de asesoría para la campaña del señor Óscar Iván Zuluaga, queda uno completamente pasmado.

Tanto aspaviento con lo sucedido con el señor Andrés Sepúlved a (hacker de la firma asesora), conducta repudiable desde luego y que debe ser pronta y diligentemente investigada y castigada, tal como lo dijo el candidato del Centro Democrático, y al mismo tiempo, completo silencio de estas personalidades ante el otro episodio recién destapado, bastante más grave por cierto. El de los dos asesores del presidente Santos, que por servir de mediadores en un proceso en el que los más reconocidos narcotraficantes del país ofrecieron entregarse a la justicia a cambio de la promesa de no extradición, supuestamente recibieron doce millones de dólares.

Silencio cómplice. Eso sí genera dolor de patria.

Que un proceso de tanta envergadura, en el que los capos ofrecieron al parecer de forma muy bien estructurada, no solamente su entrega sino también la de sus rutas, laboratorios, sembrados, armas, etc., hubiera sido puesto en manos de un extranjero cuyo oficio es la asesoría de campañas electorales y de un consejero presidencial de poca monta, y que al llegar a manos de la Fiscal General de ese entonces hubiera sido archivado sin pena ni gloria, merece que el presidente Juan Manuel Santos, cuanto antes, le ponga la cara al país y le explique por qué ese proyecto de tanta significación para el país fue misteriosamente malogrado y qué fue lo que sucedió con sus asesores y con el dinero refundido.

Su falta de gallardía y su indiferencia, esos sí, generan dolor de patria.

Ojalá que ahora, cuando solo faltan quince días para las elecciones, y sabiendo que tendrá que ir a segunda vuelta porque el candidato Óscar Iván Zuluaga ya lo empata o supera en casi todas las encuestas realizadas, no se presenten más cortinas de humo. Cortinas con las que no solamente pretenden distraer al electorado de los graves problemas que está padeciendo el país (paro agrario, inseguridad, desempleo, etc.), sino que sirven también para perjudicar a sus oponentes políticos.

Porque eso de que el problema del hacker, que ahora se viene a saber que también trabajaba para el asesor J. J. Rendón y que le prestó servicios al asesor Chica, reventara a escasas horas de ser destapado el escándalo del proceso con los mafiosos, no deja de llamar la atención.

Es hora también de hacerle un llamado al presidente Santos, para que no siga dividiendo al país entre buenos y malos. Los colombianos tenemos derecho a disentir, a objetar sobre lo que se está negociando en La Habana y por ello no somos malos, ni buitres, ni amantes de la guerra.

Somos simplemente colombianos que nos preocupa la suerte de nuestro país, colombianos que nos rehusamos a entregarles el país a unos narcoterroristas.

Colombianos que de verdad sentimos dolor de patria.

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